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En primer lugar, hay que mencionar que Taiwán posee fórmulas similares a las mexicanas para elegir su presidencia y poder legislativo

 

En política comparada existen múltiples estudios que analizan a México y Taiwán como modelos clásicos de transiciones en sistemas con partidos dominantes. Desde su primera alternancia en el 2000, mantienen interesantes paralelismos que siguen reinterpretándose elección tras elección. Hace unas semanas, en Taipei, el candidato Lai Ching-te del Partido Democrático Progresista celebró su victoria en los comicios presidenciales. Por su parte, el Kuomintang (KMT) logró impedirle la mayoría legislativa. Este ejercicio democrático tiene importantes lecciones no sólo en política internacional. Compartiré algunos apuntes hechos desde la arista electoral.

 

En primer lugar, hay que mencionar que Taiwán posee fórmulas similares a las mexicanas para elegir su presidencia y poder legislativo. Esto, sin embargo, no siempre fue así. Luego de su transición, Taiwán optó por un nuevo sistema de repartición de escaños. El esquema de voto único no transferible, implementado hasta 2008, fue sustituido por uno mixto. Dos terceras partes de la cámara son electas por mayoría relativa y el resto a través de listas cerradas de representación proporcional. Esta reforma es un ejemplo clásico de los efectos de la mecánica electoral en la configuración política de los países. Las fórmulas son clave para distribuir el poder entre partidos.

 

Un segundo elemento tiene que ver con la logística electoral durante la jornada. En ambos casos, las personas siguen utilizando papeletas en centros de votación previamente definidos. Las boletas son escrutadas manualmente y son mostradas al público antes de ser computadas. Las autoridades mexicanas han transitado hacia nuevas modalidades de participación. En Taiwán, sigue sin existir el voto anticipado, el postal o el electrónico por internet. Este 2024, las y los mexicanos podrán registrarse para votar de manera anticipada, y quienes residen en el extranjero, de manera digital y por correo.

 

El componente ideológico es el tercer punto que quiero destacar. Hoy sigue prevaleciendo el clivaje entre quienes reivindican la nacionalidad taiwanesa y los que apelan al vínculo con la República Popular. El sistema cuenta con opciones que proclaman la independencia y con otras a favor de que China es ‘una sola’. Partidos como el KMT, habían adoptado posturas ambiguas al respecto. Los resultados de los comicios sugieren mayor apoyo a actitudes ideológicamente bien determinadas.

 

México y Taiwán compartieron similitudes en sus procesos políticos de principios de siglo. Hay, sin embargo, divergencias considerables en materia electoral. El modelo mexicano ha desarrollado valiosas ventajas comparativas. El mundo, desde hace tiempo, voltea hacia nuestra organización comicial para identificar soluciones y mejoras de sus instrumentos. A pesar de todo, hay que reconocer el espíritu democrático de la población taiwanesa: 72% del electorado votó el pasado 13 de enero, sin existir obligatoriedad. Depende de todas y todos nosotros, alcanzar niveles de participación tan altos como esos.

 

POR AMALIA PULIDO GÓMEZ
@PULIDO_AMALIA
PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO

Viernes, 19 Enero 2024 08:00

La vía independiente

La reforma constitucional de 2012 tuvo como propósito reinstalar la posibilidad de que todos pudieran aspirar a un cargo de elección popular

 

La ciudadanización de las elecciones es, quizás, la modificación más importante que vivió nuestro sistema electoral durante el proceso de transición democrática. Ello implicó que los cargos clave en el Instituto Federal Electoral y en los locales fueran ocupados por personas sin dependencias gubernamental o hacia los partidos.

 

A partir de 1996, por ejemplo, el ejecutivo dejó de tener presencia en el órgano de dirección del IFE y las decisiones las tomaron consejerías ciudadanas nombradas por mayoría calificada en el congreso. También se ha consolidado la práctica de que la capacitación y asistencia electoral, así como la integración de las mesas de casilla sean estrictamente ciudadanas.

 

Cambios de gran calado como éste tardaron en llegar a las candidaturas mexicanas. La reforma constitucional de 2012 tuvo como propósito reinstalar la posibilidad de que todas y todos pudieran a aspirar a un ocupar un cargo de elección popular, independientemente de si un partido político los postulaba o no.

 

El derecho político a buscar ejercer la representación adquiría entonces universalidad. Desde entonces, las candidaturas independientes han representado un importante mecanismo para maximizar el derecho a ser votadas y votados.

 

Sin embargo, hay aún áreas de oportunidad para perfeccionar la vía independiente como auténtica herramienta ciudadana de incidencia política. La cantidad de escritos de manifestación que son presentados ante las autoridades hace necesario reflexionar sobre los requisitos actuales que prevé la norma para participar a través de esta figura.

 

La disminución del número de aspirantes y la baja en la cantidad de registros logrados, deben motivarnos a repensar este esquema y reorientar lo necesario para que no pierda su valor e importancia. Debe revisarse si el número de apoyos necesarios para obtener una candidatura es alcanzable y si las normas de financiamiento permiten una competencia equitativa respecto de las candidaturas partidistas.

 

La comunidad interamericana ha establecido que el ejercicio efectivo de los derechos ciudadanos constituye un fin en sí mismo y, a la vez, un medio fundamental para que las sociedades garanticen los demás derechos humanos previstos en el Pacto de San José. Las autoridades públicas deben propiciar las mejores condiciones y mecanismos para que dichas prerrogativas puedan ser ejercidas de forma efectiva.

 

En el Estado de México ya contamos con aspirantes a candidaturas independientes para diputaciones locales y ayuntamientos. Tendrán hasta el 17 de febrero recabar el 3% de la lista nominal de sus demarcaciones en apoyos de la ciudadanía. Luego de ello, podrán solicitar el registro formal de su candidatura.

 

Las constituciones locales de Sonora en 2005 y Yucatán en 2006, fueron pioneras en abrir este derecho político a toda su ciudadanía. Actualmente, desde lo local, tenemos mucho que aportar para perfeccionar la vía independiente. El diálogo y la discusión públicas serán indispensables de cara a los procesos electorales venideros.

 

POR AMALIA PULIDO
@PULIDO_AMALIA 
CONSEJERA PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO

Viernes, 05 Enero 2024 08:00

La entidad de las grandes cifras

Este año se elegirán 1,302 cargos locales en el Edoméx, más del doble que los puestos nacionales que se votarán en todo el país

 

Hoy inicia la elección del Estado de México. El próximo 2 de junio, las y los mexiquenses votarán no sólo por la Presidencia, Senado y Cámara de Diputados; también renovarán su congreso local y ayuntamientos. Por el tamaño de su electorado, extensión territorial, diversidad y potencial económico esta entidad suele despertar alto interés. Casi 13 millones de personas serán llamadas a las urnas, lo que equivale al padrón de 11 estados de la República sumados. Se trata de una elección subnacional de escala país. 

 

Pero no es sólo eso lo que capta de manera creciente la atención pública, sino la manera tan rápida en que sus instituciones se han fortalecido. Apenas hace unas décadas, el comparativismo latinoamericano usaba el caso mexiquense para hablar de disonancias entre el grado de expansión de derechos entre un estado-nación y sus entidades federativas. Hoy el estado más poblado del país cuenta con instituciones modernas que han impulsado el cambio democrático. Compartiré algunas muestras de esta fortaleza institucional. 

 

Este año se elegirán 1,302 cargos locales en el Edoméx, más del doble que los puestos nacionales que se votarán en todo el país. No obstante, esto deberá hacerse en apenas 150 días, pues la ley del estado otorga cuatro meses menos que la elección federal para el desarrollo del proceso. Otras entidades también disponen de tres o cuatro meses adicionales. Llevar a cabo comicios tan grandes en menos tiempo requiere altos niveles de precisión. Tres claves explican cómo se ha fortalecido el IEEM para lograrlo. 

 

Por un lado, la ciudadanización de todos sus órganos de toma de decisión. La próxima semana habrán de instalarse 170 consejos distritales y municipales integrados por vecinas y vecinos de cada municipio o distrito. Si bien su margen de actuación está perfectamente regulado, el IEEM descansa su apuesta por la imparcialidad en estos órganos colegiados. Sólo así es posible mantener una estructura territorial tan amplia que, además, genere confianza en la ciudadanía. 

 

Una segunda clave está dada por los canales de cooperación con el INE Desde 2014 las autoridades nacional y locales actúan conjuntamente para evitar duplicidades. Esta acción conjunta hoy se traduce en convenios de colaboración y planes de trabajo únicos en el mundo. 

 

Pero es la tercera arista la más interesante: la de la mejora continua. Cada elección supera a la anterior. Si bien, en 2023 el Estado de México fue pionero en instrumentar el voto en prisión preventiva en todos sus centros penitenciarios, en 2024 estrenará acciones afirmativas para fortalecer la participación de personas con discapacidad, comunidades indígenas, afromexiquenses y comunidades LGBTTTIQ+. Además, por vez primera en la historia, las y los mexiquenses en el extranjero participarán en la renovación del Congreso local. Las innovaciones no se detienen. 

 

Este año el país evaluará y votará el rumbo político de México. Nuestras instituciones electorales seguirán creciendo para ofrecer cauces al fortalecimiento democrático. El ámbito local está a la altura del reto democratizador. Daremos cuenta de ello en el Estado de México. 

 

POR AMALIA PULIDO
@PULIDO_AMALIA 
CONSEJERA PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO 

Viernes, 22 Diciembre 2023 08:00

2024: Remontar la recesión

Hace unas semanas se emitió el último informe de Latinobarómetro

 

Hace unas semanas se emitió el último informe de Latinobarómetro. Las conclusiones son contundentes: a una década de deterioro continuo de la democracia en la región, podemos afirmar que el subcontinente enfrenta una recesión profunda. En Latinoamérica y el Caribe se ha deteriorado el apoyo a los valores de la democracia, al tiempo que la percepción sobre el desempeño de los gobiernos que resultaron del voto popular se mantiene a la baja.

 

Este declive no debe confundirse con el que ocurre en el plano económico. En aquella materia hay también signos de deterioro, pero se han gestado en el corto plazo y son perfectamente explicables por factores internos y externos. En efecto, después del repunte de 2022, el crecimiento económico de 2023 será de apenas 1.9%, de acuerdo a estimaciones de CEPAL.

 

Si bien en todos los continentes la economía crecerá de manera muy moderada, en Latinoamérica la ralentización de la mejora económica se explica no sólo por la caída de la demanda externa, sino por la magnitud de los niveles de endeudamiento, los  cuales acotan el margen de la política fiscal para dinamizar el crecimiento.

 

Pero la recesión política de la que hablamos es más profunda y no sólo se expresa en indicadores de desempeño. Encuentra cabida en las convicciones de la población. Latinobarómetro ha levantado estudios de opinión sistemáticos en todos los países latinoamericanos desde 1995. En su edición de 2023 advierte de una “ola de recesión democrática” sin precedentes.

 

A su decir, ésta es motivada, entre otros factores, por el desencanto respecto al poder público. A diferencia de las dictaduras que se generaron en los años setenta del siglo pasado, en el presente es posible distinguir dos factores.

 

Por un lado, mandatarios que llegaron al poder por las urnas, pero luego se eternizaron en él, cambiando las reglas electivas. Por el otro, lo generalizado que está la percepción de que las élites políticas en la región son corruptas.

 

Es revelador que veintidós exmandatarios en la región han sido formalmente depuestos por ese delito, o bien enfrentan acusaciones formales en la materia. El impacto de esos indicadores sobre el apoyo de la población a la democracia es ya evidente. 48% de los encuestados consideran que este régimen es “preferible a cualquier otra forma de gobierno”, lo cual genera signos de alarma, si se considera que en 2010 el apoyo llegó a ser de hasta 63%.

 

En algunos países los niveles de apoyo a la democracia han llegado a niveles francamente preocupantes. En Guatemala, por ejemplo, el grado de satisfacción con la democracia llegó al 29%, el más bajo en toda la región. A su vez, Ecuador presentó el nivel de indiferencia entre autoritarismo y democracia más alto, 27%. En México, 33 de cada 100 personas manifiesta preferir opciones autoritarias que democráticas, lo que arroja signos de alarma inusuales. El nuestro es el país con el mayor número de adeptos al autoritarismo.

 

Frente a ese desafío, las elecciones 2024 pueden ser un bálsamo de esperanza. En los tres órdenes de gobierno, la ciudadanía mexicana tendrá la posibilidad de refrendar gobiernos o sustituirlos. La vivencia de tomar por cuenta propia el destino político del país y sus entidades federativas puede estimular nuevamente la convicción democrática de la ciudadanía. De ahí la importancia de que las elecciones sean altamente eficaces, confiables y creíbles. Las instituciones estarán a la altura.

 

POR: AMALIA PULIDO

Consejera Presidenta del Instituto Electoral del Estado de México

@pulido_amalia

Miércoles, 07 Febrero 2024 09:00

OBSERVACIÓN ELECTORAL EN EL ÁMBITO LOCAL

El pasado 4 de febrero la Organización de Estados Americanos celebró el Día de la Observación Electoral. Desde 1962 el organismo interamericano acude a los comicios nacionales que se llevan a cabo en la región, contribuyendo así a dar mayor confianza en sus resultados. Además, al ser una veeduría que se realiza a partir de metodologías rigurosas, genera recomendaciones que suelen ser útiles a congresos y autoridades electorales para la toma de decisiones. A la fecha, 28 países se han visto beneficiados de las más de 300 misiones desplegadas por la OEA.

 

Desde los años 90, en el marco de la transición mexicana, nuestro país abrió las puertas a la observación electoral doméstica e internacional. Este aspecto ha sido fundamental para que actores políticos y ciudadanía puedan constatar que el quehacer electoral se realiza conforme a la norma. Cuando ha habido ventanas de oportunidad, los equipos de trabajo han hecho denuncias o recomendaciones, fortaleciendo así a nuestro sistema electoral.

 

La observación electoral, desempeña un papel esencial en la promoción de elecciones libres y justas. Las y los veedores actúan como vigilantes de la integridad electoral, mirando de cerca cada etapa del proceso, desde el inicio de los comicios hasta el conteo de votos. Su presencia disuade la manipulación y ofrece una capa adicional de transparencia y rendición de cuentas.

 

Esta figura trae consigo impactos beneficiosos en diversas partes del proceso electoral. Por ejemplo, las personas observadoras desempeñan un papel crucial en la detección y prevención de irregularidades durante la campaña electoral. Monitorean la igualdad de acceso a los medios de comunicación, la libertad de expresión y la conducta ética de las candidaturas. Al hacerlo, ayudan a garantizar que todas las partes compitan en igualdad de condiciones y a disuadir prácticas antidemocráticas.

El día de las elecciones las y los observadores desempeñan un papel crítico. La presencia de veedores en la instalación de las casillas, durante el proceso de votación y en los momentos de cierre y escrutinio aseguran de que todo se desarrolle de manera justa y transparente. Registran cualquier irregularidad y ofrecen una visión externa, imparcial e independiente del proceso y sus resultados.

 

Pero, a decir verdad, el caso mexicano requiere múltiples miradas de la observación electoral. Nuestro sistema es único en el mundo en cuanto a la manera en que las autoridades nacional y locales se coordinan para organizar elecciones. Cada una tiene tramos de responsabilidad perfectamente definidos. Hay estándares aplicables a las elecciones de cargos federales, estatales y municipales, pero también un margen importante de innovación que emerge en el ámbito de las entidades federativas. Por eso hay diferencias importantes entre las elecciones que se realizan en el Estado de México y las que se organizan en Oaxaca, Tlaxcala o Campeche, por citar algunos ejemplos.

Esta especificidad del ámbito local obliga a que la observación electoral deba ajustar sus metodologías para revisar los rasgos propios de cada elección estatal. Así, por ejemplo, quienes quisieran hacer veeduría en los comicios mexiquenses podrían centrar su mirada en el desafío que representa administrar elecciones locales en contextos donde el tamaño del padrón electoral y la cantidad de cargos a elegir tienen magnitudes del tamaño de países enteros. Otra alternativa sería revisar el desempeño de las acciones afirmativas que implementará el IEEM este año, o bien en la manera en que, por primera vez en la historia, las y los mexiquenses en el extranjero podrán participar en la elección de diputaciones por el principio de representación proporcional.

 

Por eso es de celebrar que, a lo largo de los años, agrupaciones de la sociedad civil, así como ciudadanas y ciudadanos actuando en forma individual han observado los comicios mexiquenses. Se ha generado un importante capital social, tanto por el grado de organización, como por el alto nivel de especialización de algunas misiones desplegadas. Se tiene aquí uno de los principales activos democráticos para la entidad.

 

En el Estado de México la presencia de observadoras y observadores electorales logra adecuadamente que las distintas fases de un proceso electoral sean vigiladas por personas externas a las autoridades, los partidos y las candidaturas. Con ello, no sólo se aumenta el grado de exigencia para quienes administramos elecciones, sino que además se fortalecen las capacidades ciudadanas. Observar elecciones implica ejercer derechos político – electorales, al tiempo que se involucra en forma directa a la ciudadanía en los asuntos públicos.

 

Es importante destacar que la efectividad de la observación electoral radica en su independencia e imparcialidad. Las y los observadores deben operar sin filiación política o interés personal en el resultado de las elecciones. Esto les permite mantener una perspectiva objetiva y centrada en la protección de los derechos democráticos de todos los ciudadanos.

 

La observación electoral es una herramienta indispensable para garantizar elecciones íntegras y democráticas. Su presencia es un recordatorio constante de que, en última instancia, la voz del pueblo debe ser escuchada y respetada en la arena política. Para el caso del Proceso Electoral 2024 ya está abierta la convocatoria para observar los comicios. Inscríbete, participa y recuerda que la convocatoria cierra el 7 de mayo.

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