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Viernes, 19 Julio 2024 09:00

Financiamiento electoral en EUA

En las últimas semanas, el tema de la recaudación monetaria por parte de quienes aspiran a la Presidencia de los Estados Unidos

 

En las últimas semanas, el tema de la recaudación monetaria por parte de quienes aspiran a la Presidencia de los Estados Unidos se ha puesto en el centro de la conversación. En las 24 horas siguientes a que Donald Trump fue declarado culpable de falsear sus cuentas para ocultar un escándalo, sus donantes aportaron 53 millones de dólares a su campaña. El flujo de ingresos no ha parado.

 

En cuanto a la recaudación de fondos, la campaña del Presidente Biden solía ser exitosa, pero a partir de mayo comenzó a perder eficacia. Ello se ha exacerbado desde su participación en el debate, donde algunos posibles contribuyentes dejaron de aportar, como una forma de presión para la sustitución del candidato Demócrata.

 

Si bien todavía no son formalmente candidatos electos, la Comisión Federal Electoral (FEC por sus siglas en inglés) arroja $232.4 millones de dólares recaudados por el equipo Biden y $199.5 por el equipo Trump.

 

Estos datos nos obligan a reflexionar sobre las condiciones de la competencia en una elección millonaria. A diferencia de la legislación mexicana que establece topes máximos de gasto en las elecciones, en Estados Unidos no hay límites generales a las erogaciones.

 

Las hay, sin embargo, al tamaño de los donativos. Una persona puede donar hasta $3,300 dólares al comité del candidato, $10 mil dólares a un comité partidista ó $123 mil dólares al comité nacional partidista para actividades que no sean  específicamente de campaña.

 

Están prohibidas las donaciones de corporaciones, sindicatos, agencias de gobierno y personas extranjeras. En razón de la prohibición mencionada, algunas corporaciones y sindicatos formaron “comités de acción política” (PAC) que, sin ser formalmente el ente prohibido, recaudan donativos de sus miembros. En la legendaria sentencia Citizens United vs FEC, la Suprema Corte decidió que estos comités pueden gastar directamente en publicidad de manera ilimitada “siempre y cuando sus mensajes no estén coordinados con la campaña”.

 
Nació así una fuente de simulación, a partir de la cual suelen difundirse spots que casualmente ocupan los mismos lemas de campaña de quienes compiten por un cargo. Se ha documentado que los super-PAC emanados de esa ejecutoria han recibido millones de dólares y han tenido clara articulación con las campañas.

 

Los excesos en las finanzas de las campañas en EUA merecen una reflexión en cuanto a las posibilidades de participación para quienes no pertenezcan a las élites más favorecidas. Ponen de relieve la importancia del financiamiento público para garantizar que sean el liderazgo y la política los factores que decidan el éxito de una candidatura.

 

Un segundo tema a revisar es la transparencia con que se divulga la información. Los ingresos y los gastos de las candidaturas estadunidenses son reportados en informes periódicos a la FEC y éstos pueden ser revisados a través de su portal. A diferencia del caso mexicano, las transacciones no son capturadas diariamente por los partidos en el sistema de cómputo de la autoridad, de manera que no se puede visualizar la actividad financiera de las campañas en tiempo real.

 

Open Secrets documentó que muchos de los y las embajadores que no provienen del servicio exterior fueron donantes de las candidaturas.

 

También es conocido que algunas de las contribuciones han servido para estimular políticas públicas acordes a los intereses de sus emisores.

 

La elección está por comenzar. Debe leerse -como todas- en función de las decisiones que adopte la ciudadanía a partir de las promesas de campaña. Pero en Estados Unidos los comicios deben analizarse también en clave financiera. En las próximas semanas se verá el impacto que la recaudación de fondos tenga en el desempeño real de las campañas.

 

POR AMALIA PULIDO

PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO

@PULIDO_AMALIA

 

 

Viernes, 05 Julio 2024 08:00

Westminster: votos y escaños

En primer término, porque pone de relieve la importancia que los sistemas electorales tienen para los resultados

 

Ayer se celebraron elecciones en Reino Unido, una de las más esperadas en el año. Como anticipaban las encuestas, el Partido Laborista obtuvo una enorme cantidad de escaños en la Cámara Baja de su Parlamento (410), suficientes para formar gobierno sin la necesidad de generar alianzas adicionales. Más allá de la importancia que para la geopolítica internacional tienen los comicios de la sexta economía del planeta, los resultados de la elección son interesantes por tres razones.

 

En primer término, porque pone de relieve la importancia que los sistemas electorales tienen para los resultados. La Cámara de los Comunes se compone de 650 escaños, cada uno de los cuales corresponde a una determinada circunscripción. Los partidos postulan una candidatura en cada una de esas demarcaciones. Obtiene la victoria aquel que obtenga la mayoría de los sufragios, independientemente del nivel de votación. Emulando a las carreras de caballos, la literatura especializada ha descrito a este sistema como que gana quien pase primero la meta, first-past-the-post.

 

En su forma más pura este sistema suele generar problemas de desproporcionalidad. Es decir, en muchos casos los partidos obtienen un porcentaje de asientos en el Parlamento distinto de la proporción de votos alcanzada. Los resultados oficiales de las próximas horas permitirán conocer la distancia entre una y ora cifra.

 

La historia es rica en ejemplos. En 2019, por citar alguno, a los conservadores les bastó con el 41% de los votos para obtener el 58% de los escaños. En 2015 ocurrió el ejemplo inverso, con el 13% de la votación al partido independentista le alcanzó apenas para un escaño (0.15%). Se han presentado varias reformas para corregir el problema de desproporcionalidad, pero ninguna ha prosperado porque en la experiencia británica el sesgo siempre ha beneficiado a los partidos mayoritarios.

 

Un segundo aspecto a analizar es el viraje político que dio Reino Unido en su 58ª elección desde que se estableció el voto universal. El resultado pone fin a catorce años de gobiernos emanados del Partido Conservador. De confirmarse los resultados, será la peor derrota para los tories en 200 años.

En el centro de la explicación está, por supuesto, la enorme inestabilidad política que generaron los escándalos políticos (Johnson) y las crisis financieras (Truss) provocadas por primeros ministros/as emanados de sus filas.

 

Pero la hipótesis más extendida señala que el cambio tan estrepitoso en las preferencias políticas obedece a un incremento significativo en el costo de la vivienda, palpable a partir de la guerra entre Rusia y Ucrania. Además, los servicios públicos de salud están siendo insuficientes para atender la demanda, de manera que muchas personas británicas quedan sin atenderse en las salas de emergencia. 

 

En la victoria Laborista cuenta también la historia personal de Keir Starmer. A diferencia de otros políticos profesionales que han liderado su movimiento, el próximo Primer Ministro es un jurista consagrado en otras áreas, principalmente en la defensa de los derechos humanos. Llegó al Parlamento apenas en 2015, por lo que su slogan de campaña “cambio” resultó coherente en la voz de un personaje percibido como externo. Cabe recordar que Jeremy Corbin – ícono del laborismo – obtuvo en la pasada elección poco menos de la mitad de asientos en el Congreso que los alcanzados este año.

 

En tercer término, la victoria de Starmer debe ser entendida en su contexto de cambio. En apenas un ciclo parlamentario el Laborismo pasó de una humillante derrota a mejores números que los alcanzados por Tony Blair en su mejor momento. El candidato no recurrió a extremos ideológicos o propuestas populistas. Fue la necesidad de cambio la que encontró cabida en la propuesta esperanzadora del candidato Laborista y, a la postre, le di la victoria. Quizás es esa misma sed de cambio la que explica el inusitado resultado que hace unos días alcanzó Marine Le Pen a 200 millas de distancia, sin importar que una y otra victoria sean de signos políticos diametralmente opuestos.

 

En política ninguna derrota es permanente. Siempre es posible remontar.

 

POR AMALIA PULIDO

PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO

@PULIDO_AMALIA

Viernes, 21 Junio 2024 08:00

Vida y muerte de los partidos políticos

En 2023 la encuesta sobre percepciones políticas más utilizada en la región – Latinobarómetro

 

En 2023 la encuesta sobre percepciones políticas más utilizada en la región – Latinobarómetro – preguntó si los partidos políticos son indispensables para la democracia. 44% de las y los latinoamericanos encuestados contestaron que sí, el nivel más bajo desde 1997. Para tratar de explicar ese declive en la percepción sobre los partidos, por vez primera en la historia se preguntó si los partidos funcionan bien: 77% de las personas cree que no.

 

Los datos anteriores nos obligan a una reflexión profunda sobre la evolución reciente que han tenido los partidos políticos en América Latina y su contribución a la vida política.

 

Me encuentro entre quienes consideran que los sistemas de partidos son necesarios para la subsistencia de la democracia. El derecho de asociación está consagrado en nuestra Ley Suprema, así como en numerosos tratados internacionales e interamericanos. Éste es la base de la formación de los partidos políticos y asociaciones políticas.

 

Los institutos políticos persiguen objetivos indispensables, como convertirse en la vía de acceso de la ciudadanía al poder. Además, logran convertir las demandas sociales en propuestas concretas de política pública y, cuando obtienen el voto popular, proponen los cuadros que conforman gobiernos. Su contribución también es necesaria para fortalecer las capacidades cívicas de la ciudadanía.

 

El constitucionalismo mexicano va más allá, al reconocer a los partidos como entidades de interés público. Esta categoría vino aparejada, hasta hace pocos años, del monopolio para la postulación de candidaturas. Además, reciben financiamiento público y acceden gratuitamente a tiempos en radio y televisión, entre otras prerrogativas que tienen el propósito de promover su subsistencia.

 

Pero si los institutos políticos han de recibir dinero público y pueden proponer candidaturas sin que éstas tengan que demostrar su representatividad, justo es que la normativa les imponga también obligaciones. La Ley General en la materia enumera varias, incluyendo la necesidad de preservar un padrón mínimo de militantes, conducirse bajo el marco de la ley, aplicar el principio de paridad en la postulación de candidaturas y entregar informes periódicos sobre el origen y destino de sus recursos.

 

Dada la centralidad de los partidos y la importancia de sus derechos y obligaciones, es natural que el entramado constitucional y legal de nuestro país mantenga normas estrictas para la creación y extinción de partidos.

 

Será en el próximo mes de enero que las organizaciones que quieran constituirse como partidos nacionales manifiesten al INE su interés. Presentarán para ello su Declaración de Principios y Estatuto, entre otros documentos. Después tendrán que probar su membresía, ya sea en 20 asambleas estatales o 200 distritales.

 

Requisitos similares deben cumplir quienes aspiren a constituirse en partidos subnacionales. Éstos deben solicitarlo ante el instituto electoral de sus entidades al año siguiente de la elección de gubernatura.

 

La extinción de partidos es más delicada. Sólo pueden perder el derecho a competir aquellas organizaciones a las que se les acredite alguna de las causales especificadas en la Ley. De hecho, al estar involucrado el derecho de asociación, en diversas ejecutorias los tribunales han aplicado el principio pro persona, que lleva a interpretar las normas de la manera que mejor proteja los derechos fundamentales de las personas.

 

La democracia mexicana se verá fortalecida en la medida en que se cuente con un sistema de partidos robusto y competitivo. Son deseables, por tanto, todas las políticas que lleven al fortalecimiento de estos institutos políticos.

 

POR AMALIA PULIDO

PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO

@PULIDO_AMALIA

Viernes, 07 Junio 2024 09:00

Cómputos y recuentos

Un número elevado de reaperturas no significa necesariamente que haya inconsistencias

 

Dice un viejo proverbio ruso que las telas se deben medir siete veces, ya que sólo se pueden cortar una vez. En efecto, cuando las cosas son importantes es necesario hacer todas las pruebas de validez que sean necesarias antes de que los eventos cobren definitividad.

 

Lo mismo pasa con los votos. Antes de que se expidan las constancias de mayoría, es preciso asegurar que las cuentas están bien hechas y reflejen nítidamente la voluntad del electorado. Por eso a nadie debe sorprender que en los últimos días se hayan escuchado anuncios en el sentido de que las autoridades electorales recontarían votos depositados en las urnas. Este mecanismo es una de las mejores salvaguardas de la integridad de los resultados finales y brinda mayor legitimidad a los gobernantes electos.

 

En el nivel federal y en el de las entidades federativas el procedimiento es bastante similar. Al finalizar la jornada de votación
las y los funcionarios de casilla cuentan los sufragios depositados en la urna. Si bien lo hacen frente a las representaciones partidistas, quienes hacen la clasificación (escrutinio) y el conteo (cómputo) son ciudadanos escogidos al azar. Esa misma noche
las actas son capturadas y digitalizadas para poder ser consultadas por la ciudadanía. Sus resultados son muy ágiles, pero no son verificados, por lo que no se les puede dar validez oficial. A pesar de ello, el Programa de Resultados Preliminares suele ofrecer datos bastante confiables. En el caso del Estado de México, por ejemplo, los datos al momento arrojan que el 99% de las candidaturas que ganaron en los cómputos definitivos lo hicieron en el PREP.

 

Los que sí son oficiales son los cómputos distritales y municipales que a nivel federal y en casi todas las entidades federativas inician el miércoles siguiente a la elección. Y es justo aquí donde están los mejores controles de la autenticidad de los resultados. Al establecer un catálogo cierto de causales de recuento, se evita que éstos sean producto de la negociación política y la intimidación. Los paquetes se abren cuando cumplan los requisitos.

 

Un número elevado de reaperturas no significa necesariamente que haya inconsistencias en el proceso. Se puede tratar de errores aritméticos, pero también a problemas comunes como que la copia sea ilegible. En el Estado de México, por ejemplo, se recontó el 17% de las casillas, lo que lejos de incomodarnos nos permite garantizar que se tuvo un doble control para asegurar que su voluntad es fielmente traducida a los resultados finales.

 

Como todos los actos electorales, los cómputos distritales y municipales son susceptibles de ser impugnados. Si, a pesar de la doble revisión, alguno de los actores políticos siente que su derecho ha sido violado, puede recurrir a los tribunales. Como en el proverbio ruso, los resultados electorales en México son confiables porque se les mide tantas veces como sea necesario para garantizar que reflejan debidamente el voto popular.

 

POR AMALIA PULIDO
PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO
@PULIDO_AMALIA

Viernes, 24 Mayo 2024 08:00

Contar hasta cien millones

El cómputo de votos es fundamental para la legitimidad de una elección

 

El cómputo de votos es fundamental para la legitimidad de una elección. No sólo debe ser preciso. Al tratarse de expresiones de la voluntad popular, las actividades que conducen a la sumatoria final de los sufragios obtenidos por cada fuerza política deben darse en apego a principios constitucionales.

 

El reto no es menor, si se considera que el listado nominal federal asciende a 98 millones. Entidades grandes como el Estado de México tienen más de trece millones de votantes registrados.

 

¿Cómo lograr que 1.2 millones de personas funcionarias de casilla agreguen las preferencias que una nación entera expresa en las urnas? La ley electoral mexicana deposita esa responsabilidad en personas que no son cuadros partidistas ni representantes del gobierno.

 
Al cierre de la votación del próximo 2 se abrirá la urna. Se cotejará que el número de papeletas depositadas corresponda con las personas que efectivamente votaron. Los votos se clasificarán según la opción que haya marcado cada elector/a. Cuando se cumplan determinados supuestos, se procederá a la nulidad.
 

Una vez efectuado el escrutinio, se contabilizará el número de votos que corresponde a cada opción política y los datos se asentarán en el acta. Este ejercicio lo realizarán personas seleccionadas al azar y capacitadas para ello. El conteo se hará en presencia de representantes partidistas y observadores en cada una de las 170 mil casillas que se instalarán en el territorio.

El proceso está bien pensado. Hace evidente cualquier error aritmético, de manera que las y los funcionarios de casilla lo detecten y revisen sus cuentas antes de asentar los resultados. De hecho, se les provee de un cuadernillo para hacer las matemáticas en un primer borrador.

 

Una vez que se termina el cómputo de casilla los paquetes son trasladados a cada uno de los 300 distritos federales, o bien el número que corresponda en el ámbito local de cada entidad. Ahí inicia otro proceso que también tiene por objeto transparentar la suma de los resultados obtenidos en las casillas.

 

En efecto, la misma noche de la elección y a la llegada de los paquetes, se leerán en voz alta y en presencia de las representaciones partidistas, los resultados de cada casilla. Esto permitirá que, antes de que inicien los cómputos, se pueda perfilar la cantidad de paquetes que serán objeto de recuento.

 

A diferencia de otros países que trituran o incineran los votos obtenidos en la casilla, en México se guardan para un posible recuento. El miércoles posterior a la elección se sumarán – una a una – las actas de las casillas. Si tuvieren errores aritméticos insubsanables; más votos nulos que la diferencia entre primero y segundo lugares, o bien todos los votos fueran para una misma candidatura, los sufragios se contarán nuevamente. No debe quedar duda alguna sobre la voluntad expresada por los votantes en las urnas.

 

Aún más, si los resultados del distrito arrojaran una situación en que entre primero y segundo lugares haya una diferencia de 1%, la totalidad de las casillas tendrán que ser recontadas.

 

El cómputo distrital es central para la confianza en los resultados de una elección. Toda vez que en esos órganos desconcentrados los votos consignados tienen posibilidad de ser recontados, se erigen como un control ciudadano eficaz para garantizar la calidad de las cifras. Los resultados de las elecciones se conseguirán sumando actas de cómputo distrital o estatal originadas después de este ejercicio abierto, transparente y a prueba de errores.

 

En México los resultados de una elección son seguros y confiables. Podemos ir a votar con la confianza de que nuestra preferencia será reflejada con nitidez en el resultado final. El turno está ahora en las y los ciudadanos que tenemos la oportunidad de dar a nuestro país y a nuestro estado, la representación política que mejor refleje nuestras preferencias.

 

POR AMALIA PULIDO

Presidenta del Instituto Electoral del Estado de México

@pulido_amalia

 

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