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Viernes, 16 Agosto 2024 08:00

Olimpiadas paritarias

 

A fines de los años ochenta del siglo pasado, Drude Dahlerup estudió cómo la política escandinava se había transformado conforme más mujeres iban accediendo al parlamento

 

A fines de los años ochenta del siglo pasado, Drude Dahlerup estudió cómo la política escandinava se había transformado conforme más mujeres iban accediendo al parlamento. Sus hallazgos resultaron en la teoría de la “masa crítica”, un parteaguas en la literatura sobre la representación.

 

Ésta postula que cuando la proporción de mujeres en un órgano colegiado alcanza el 30% o superior, se desata una serie de cambios que gradualmente modifican la manera de hacer política y hacen más eficaz la lucha por los intereses de las propias mujeres. Es decir, a partir del umbral detectado por la autora, la representación descriptiva empieza a tener efectos en la dimensión sustantiva.

 

El planteamiento de la masa crítica sirvió de basamento para el diseño de las leyes de cuotas en todo el mundo durante los años noventa. Ello, a su vez, consiguió que algunos congresos lograran la “masa crítica” anhelada y, con ello, cambios favorables para que las mujeres pudieran defender mejor los intereses de sus representadas.

 

La literatura comparada ha documentado los cambios que experimentaron los congresos a partir de la incursión de mujeres. Sin embargo, se conoce todavía poco sobre los efectos del ingreso de mujeres a consejos empresariales y organismos internacionales, entre otros ejemplos. La recientes Olimpiadas de París ofrecen una perspectiva extraordinaria al respecto.

 

Como muchas instancias deportivas, la historia del Comité Olímpico Internacional ha sido altamente masculinizada. Fue hasta el 2023 que la Junta de Gobierno de dicho Comité rebasó el umbral de Dahlerup y las mujeres alcanzaron el 33% de su integración.

 

Esta conformación permitió que ellas lograran cambios en la organización interna, de manera que el 42% de las comisiones de trabajo son –desde entonces– presididas por mujeres. Pero el cambio más significativo estuvo en que esta “masa crítica” consiguió que el Comité se planteara el objetivo de lograr los Juegos Olímpicos más igualitarios en la historia.

 

De manera inédita, en 2024 la ratio de hombres y mujeres fue 1:1. Es decir, por cada atleta hombre hubo una mujer compitiendo. El dato es revelador, si se considera que la primera vez que las mujeres compitieron en los Juegos Olímpicos modernos (1900) sólo representaron el 2%.

 

Los momentos simbólicos alrededor de la llama olímpica fueron siempre paritarios.

 

Quizás el cambio más ilustrativo es la introducción de facilidades en la Villa Olímpica para la convivencia de las atletas con sus hijas e hijos. A partir de esta edición de los Juegos, no solo se eliminó la prohibición a la niñez, sino que se crearon áreas seguras para la convivencia familiar y se instalaron lactarios para que las atletas pudieran amamantar.

 

Por años, en el ámbito deportivo, el ser madre implicaba “arruinar tu carrera”. Volvíamos a esta dicotomía entre la realización profesional de las mujeres y su rol de trabajo doméstico y reproductivo en la sociedad. Aunque hemos dado pasos agigantados hacia la paridad de género en distintos espacios, la realidad invisibilizada de estas atletas de alto nivel que por fin recibió atención, nos enseña cómo todavía hay mucho por hacer.

 

La conclusión es clara. La presencia de mujeres en la toma de decisiones sí genera cambios. Por eso es de celebrar que México haya adoptado el principio paritario para la integración de sus congresos federal y locales. En el Estado de México, por ejemplo, su aplicación estricta consiguió la primera legislatura con mayoría de mujeres, lo que sin duda se traducirá en una mejor calidad para la política de nuestra entidad.

 

Desde París hasta el Estado de México, escuchar y atender las necesidades de las mujeres es una obligación ética y política para garantizar la igualdad de derechos y la equidad de oportunidades. Las mejoras en la representación son indispensables en la construcción de un mundo más justo e igualitario.

 

POR AMALIA PULIDO

PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO

@PULIDO_AMALIA

 
Viernes, 20 Septiembre 2024 08:00

PERIODISMO Y DEMOCRACIA

En un país cuya transición democrática tuvo como eje central la ciudadanización, mejora e independencia de la administración electoral, es natural que la materia comicial se entienda como definitoria de la calidad de la democracia. Lo cierto es que este régimen sólo se desarrolla a plenitud cuando el ejercicio de derechos fundamentales se armoniza con un adecuado estado de derecho y con comicios íntegros.

 

La fórmula no es nueva. Desde los años setenta, Robert Dahl mostró que algunos elementos son condición necesaria para que la poliarquía exista. Es el caso de las libertades de asociación y expresión; del acceso de la ciudadanía a fuentes de información plurales y diversas y de la independencia de las instituciones democrática. Autores y autoras más recientes coinciden en que la calidad de la democracia y la integridad electoral atraviesan, necesariamente, por la satisfacción de derechos civiles, responsabilidad política y, por supuesto, una adecuada acumulación de las preferencias electorales.

 

Por eso no debe extrañarnos que el pasado Día Internacional de la Democracia, el Secretario General de Naciones Unidas llamó a reforzar la libertad de expresión. Guterres explicó que, cuando las libertades civiles son atacadas se reduce el espacio cívico, se intensifica la polarización y crece la desconfianza.

 

Su llamado no es gratuito. Hay dos elementos que hacen indispensable discutir la relación entre democracia y libertades de expresión y prensa en la actualidad.

 

En primer término, es necesario considerar la historia reciente. Hace unos días IDEA Internacional – agencia internacional especializada en elecciones – emitió un Informe sobre el Estado Global de la Democracia. Encontró que la representación política se ha estado erosionando en todo el mundo, derivado de limitaciones a medios de comunicación diversos, plurales y críticos a los poderes en turno. También denunció restricciones que algunos gobiernos han impuesto a quienes expresan opiniones políticas diferentes a las élites dominantes.

 

Si bien estos declives en las libertades de expresión y prensa se han agudizado en países con problemas de violencia e inseguridad, hay datos de preocupación en los cinco continentes.

 

En periodos electorales, el pleno ejercicio de estas libertades es fundamental ya que de ahí pende la información con que cuente la ciudadanía al momento de definir el sentido de su voto, así como para saber las circunstancias en que podrán ejercer su voto. No exageran quienes afirman que el voto libre y auténtico está estrechamente ligado a la existencia de un periodismo profesional y libre.

 

De ahí se desprende una segunda preocupación. Desde hace poco más de una década el debate político se ha visto influenciado por fuentes que deliberadamente buscan confundir a la ciudadanía. El sorprendente resultado del referendo que puso al Reino Unido afuera de la Unión Europea puso de manifiesto la existencia de consultoras que intencionalmente dispersan información falsa en internet. Siembran ideas equivocadas sobre las consecuencias de una eventual decisión electoral.

 

La Inteligencia Artificial ofrece prometedoras herramientas para detectar la desinformación deliberada. Al mismo tiempo, universidades y académicos de todo el planeta han advertido sobre los riesgos de que esta nueva tecnología pueda ser ocupada para generar artificialmente videos y audios y con ello simular situaciones que no ocurrieron en la realidad.

 

La conclusión es clara. Para que el avance democrático continúe, el mundo necesita de un ejercicio de las libertades de expresión y prensa intenso. Se requiere un periodismo plural y con fuentes verificadas.

 

Por eso es de festejar que El Universal abra un nuevo capítulo en su historia, ahora con una edición mexiquense. Sea este esfuerzo la natural consolidación del trabajo realizado para discutir la realidad política de la entidad más poblada del país, así como el inicio de más y mejores opciones de información para la ciudadanía. Enhorabuena.

 

Jueves, 25 Julio 2024 09:00

La Política Harris

Apenas habían pasado unas horas desde que el presidente Biden renunció a su candidatura, cuando iniciaron los ataques misóginos contra la eventual candidata Kamala Harris. El contendiente republicano salió a la escena pública a burlarse de la forma de reír de quien será su oponente femenina, a quien calificó como “loca”.

 

El dicho de Trump no era siquiera producto de su ingenio machista, simplemente reproducía líneas que el periodismo sexista ha dicho sobre la Vicepresidenta desde que asumió el cargo.

 

Es previsible que en los próximos meses la virtual candidata siga enfrentando duros e injustos calificativos en la prensa mundial y estadunidense. Los sesgos de los medios ya han erosionado en el pasado las posibilidades de las mujeres que participan en política. A Hillary Clinton, por ejemplo, se le criticó por su “ambición”, siendo aquel calificativo un atributo que en los hombres se valora positivamente. A Sarah Palin –la republicana que hizo fórmula con John McCain– se le solía cuestionar su guardaropa y su vida familiar. A Elizabeth Warren se le ha juzgado por su falta de simpatía.

 

La historia que vivirá Harris será cruda, pero no es inesperada. Desde 1991 la académica estadunidense Kim Fridkin Kahn advirtió que los hombres candidatos reciben mayor y mejor cobertura durante los procesos electorales. Demostró que esas asimetrías pueden tener impactos en los resultados de los comicios, ya que los medios de comunicación influencian la opinión pública.

 

Esto es así porque, a diferencia de lo que pensarían algunas corrientes teóricas, las y los votantes no cuentan con toda la información al momento de ejercer su sufragio. En realidad, muchas personas sólo acceden a la información que les acercan los medios de comunicación. La desigual manera en que éstos presentan a las candidaturas de hombres y de mujeres es agudizada por la forma en que algunas personas formadoras de opinión lanzan comentarios cargados de estereotipos de género.

 

Según el Global Media Monitoring Project, la presencia de mujeres en los medios ha crecido entre 1995 y 2020 en 120 países. Sin embargo, los incrementos dejan mucho que desear: del 16% al 24% en periódicos; del 15% a 24% en radio, y del 21% a 26% en los informativos de televisión. Además, diversos trabajos académicos han encontrado que las mujeres en campaña reciben cobertura negativa sobre sus competencias en el servicio público, pues los medios siguen destacando atributos relacionados con sus cualidades personales e incluso con su aspecto físico.

 

Más allá de lo injusto de esta problemática, aparecen dos problemas fundamentales. El primero, que los estereotipos de los medios de comunicación se trasladan a sus audiencias y, a la postre, a los votantes. Ello impide que quienes quieran emitir un voto informado y razonado conozcan las propuestas de política pública de las mujeres candidatas con el mismo detalle y precisión de las ofertas que formulan los contendientes varones.

 

Por otra parte, se reduce el desempeño de las reglas de paridad y las cuotas de género. El hecho de aumentar la cantidad de mujeres que compiten en política sólo se puede traducir en una mayor presencia femenina en la medida en que el electorado conozca cómo las mujeres ejercen sus liderazgos y pueda así valorar objetivamente sus capacidades.

 

Por eso son importantes esfuerzos como el realizado por el Instituto Electoral del Estado de México que monitoreó la cobertura mediática que los medios de comunicación hicieron respecto de las candidaturas locales. De la propaganda validada, 59% fue para hombres, 34% para mujeres, 5% no especificó género y en 2% se visualizó a personas de ambos sexos.

 

Todas y todos tenemos el derecho de ser visibilizados/as por nuestras capacidades y aptitudes, y no por el sexo que nos asignaron al momento de nacer.

 

Promovamos un país en el que ser mujer no signifique “nacer en desventaja”.

Jueves, 11 Julio 2024 09:00

Formar Gobierno en Francia

El pasado 30 de junio Francia celebró la primera vuelta de sus elecciones legislativas. La extrema derecha lidereada por Marine Le Pen obtuvo el 33% de la votación y dejó en tercer lugar al partido del presidente Macron, el cual alcanzó apenas el 21%. Frente a esos resultados, algunos análisis se apresuraron a presagiar el inevitable triunfo de la extrema derecha, criticando al mandatario galo por haber convocado anticipadamente a elecciones sin existir una obligación constitucional.

 

En este espacio disentimos de aquel pronóstico fatalista. Además de que todas las elecciones se dan en contextos casi impredecibles, los sistemas de segunda vuelta o balotaje, pueden comprometer cualquier diagnóstico.

 

Los resultados de la segunda vuelta confirmaron el argumento central de esta columna: los sistemas electorales importan tanto en el comportamiento del electorado como en las alianzas estratégicas de los competidores. La elección parlamentaria francesa, a dos vueltas, genera incentivos para generar alianzas en la antesala de la segunda. De ahí que el porcentaje de votos obtenidos por cualquier partido en la primera ronda no puede ser interpretado automáticamente como un predictor del número de escaños que obtendrá en la cámara baja.

 

Los datos son ilustrativos. Se elige una diputación por cada una de las 577 circunscripciones. De ese universo, apenas 76 fueron decididas en la primera ronda. Es decir, aquellas candidaturas que obtuvieron más del 50% en la primera vuelta, no tuvieron que ir a una segunda. La enorme mayoría de los escaños fueron decididos el domingo siguiente, en segundas vueltas en las que compitieron las dos, tres o cuatro candidaturas que obtuvieron arriba del 12.5% en la primera.

 

La amenaza real de que la extrema derecha ganara fue una variable decisiva que posibilitó los acuerdos estratégicos que siguieron a la primera ronda. En efecto, a días que conoció la contundente victoria del “Rally Nacional” de Le Pen en la primera vuelta, su propuesta de Primer Ministro ya empezaba a esbozar su plan de gobierno ante los medios y a referir quiénes podrían ser sus primeras designaciones para el gabinete.

 

Fue en ese punto que la estrategia del centro macronista y la izquierda tomó un eficaz giro estratégico. Unos y otros conformaron un “Frente Republicano” aglutinado para vencer a sus principales opositores: el “Rally Nacional”. En el Frente pactaron la renuncia de aquellas candidaturas distritales con menores probabilidades de triunfo, dejando únicamente a quienes tuvieron mejores resultados. En total renunciaron 311 candidaturas, con lo que en cada demarcación el voto anti-derecha se concentró en una y sólo una candidatura.

 

La estrategia funcionó. Al final de la segunda vuelta el Frente Popular de izquierda obtuvo la bancada más numerosa (180), mientras que la agrupación macronista se alzó con 159 escaños. La extrema derecha tendrá el tercer lugar en cuanto al tamaño de su bancada (142), a pesar de haber obtenido el mayor número de votos en ambas rondas de votación. Los sistemas electorales cuentan.

 

En los próximos días, la alianza centro-izquierda que triunfó deberá resolver una nueva negociación: definir quién será el o la primera Ministra.

 

Sólo si el espíritu cooperativo que tuvieron en la fase electoral permanece al momento de formar gobierno conseguirán la estabilidad democrática que buscan.

Jueves, 27 Junio 2024 21:00

La vuelta al mundo en 20 días

El próximo domingo la política francesa puede dar un giro insospechado. La derecha extrema puede tomar el control del gobierno, sin que siquiera estuviera prevista su renovación este año. Por su importancia política y su trasfondo electoral, la historia es digna de ser observada con detenimiento.

 

El pasado 9 de junio se celebraron elecciones al Parlamento Europeo. El partido de Marine Le Pen obtuvo el 31% de los votos, más del doble de lo que obtuvo Renacimiento, la hasta entonces fuerza mayoritaria del Presidente Emmanuel Macron. Ello afectaría la representación francesa en el organismo regional, pero no tendría implicación alguna en el gobierno interno.

 

Pero el tema dio un giro inesperado. Macron reconoció públicamente el mensaje que el electorado había enviado con una votación adversa a su partido y – sin que haya ley que lo exija – ordenó convocar a nuevas elecciones en la Cámara Baja. La Constitución francesa dicta que en estos casos extremos, se debe convocar a elecciones en un plazo de 20 a 40 días. Se optó por el plazo más corto.

 

La decisión tomada por el Presidente ha sido objeto de numerosos análisis, pues parecería ir contra los intereses de la coalición gobernante. Esto es así no sólo porque llama a elecciones justo en el momento en que la extrema derecha parece tener la mayor fuerza en toda su historia.

 

Reagrupamiento Nacional abandera numerosas propuestas antiinmigrantes, además de ir decisivamente en contra de políticas emblemáticas del partido en el gobierno. A la riesgosa coyuntura política debe añadirse el hecho de que el principal candidato de la coalición de Le Pen tiene apenas 28 años y ha logrado crear en redes sociales un mensaje fresco que cautivó al electorado joven.

 

Pero la elección no será a duplas. Frente al crecimiento de la coalición derechista, los partidos de izquierda también se agruparon en un Nuevo frente Popular, cuya fuerza se estima pueda alcanzar hasta un 28%.

 

Agrupa a socialistas, comunistas, verdes y cuenta con importantes apoyos de intelectuales.

 

Si bien la apuesta del Presidente Macron podría parecer irracional, hay un aspecto del sistema electoral francés que puede resultarle estratégico. En ese país no hay diputaciones por el principio de proporcionalidad. Las y los 577 diputados serán electos por mayoría simple en sus respectivos distritos. La elección es a dos vueltas, de manera que es posible que el centrismo venza a los extremos, en caso de colarse al ballotage.

 

Pero, ¿cómo funciona una elección congresional de dos vueltas? En el caso francés, ganará en primera ronda aquella candidatura que obtengan más del 50% de los votos emitidos y que representen, al menos, el 25% del voto del electorado. Si ninguna de las opciones logra ese umbral, se celebrarán comicios al domingo siguiente, es decir el 7 de julio. Podrán competir en estos últimos todas aquellas opciones que hubieren obtenido el 12.5% de la votación. Resultará electa la persona que obtenga la mayoría simple de los votos. El sistema, entonces, podría ser útil para explicar la arriesgada apuesta de Macron.

 

Más allá del juego estratégico que envuelve la elección francesa del próximo domingo, el proceso tiene méritos por su enorme celeridad. Pasan apenas 20 días entre la convocatoria y la jornada electoral, serán siete los días que transcurren entre una fecha de votación y la segunda ronda.

 

Esta enorme agilidad se logra eliminando etapas que serían impensables para los sistemas electorales latinoamericanos, pero encuentran razonabilidad en contextos europeos. Así, por ejemplo, los funcionarios de casilla son directamente seleccionados por los municipios, sin sorteo o capacitación previa. La justicia electoral puede transcurrir después de que se haya llevado a cabo la elección. Serán campañas de acaso dos semanas.

 

Las elecciones del próximo domingo darán cuenta si hubo racionalidad estratégica en la decisión de convocar a nuevas elecciones o si – parafraseando la aventura del clásico autor francés - la política dará una vuelta completa en apenas 20 días.

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