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Jueves, 18 Septiembre 2025 08:00

La democracia existe y resiste en el mundo

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La democracia se encuentra en movimiento. Se ha estudiado en diferentes épocas, contextos y desde distintas miradas. Los procesos de democratización han sido entendidos desde contextos individuales, pero con elementos básicos que permiten la comparabilidad. Elecciones libres e incluyentes, protección a libertades civiles y respeto y apego a las normas, son algunos de los componentes mínimos para poder considerar un régimen como democrático.

 

Año con año distintos estudios miden y analizan el estado actual de la democracia desde una perspectiva comparada. Aunque recientemente todos los reportes apuntan a un declive generalizado de la calidad de la democracia, las causas atribuibles son variadas: factores económicos, lejanía con la élite política y desigualdad, entre otras. El ciclo electoral más grande de los últimos años –74 elecciones celebradas en 2024–, se miraba como una oportunidad de renovación, pero el recién publicado informe de IDEA Internacional da cuenta de su fragilidad y apunta a cómo la lógica geopolítica potencia el declive.

 

A partir de 154 indicadores para 174 países, el informe Global State of Democracy 2025 se enfoca en medir el desempeño nacional en cuatro áreas clave de la democracia –representación, derechos, estado de derecho y participación–. En 2024, 94 países, equivalentes al 54% de los analizados, experimentaron un deterioro en al menos uno de los pilares de su desempeño democrático respecto a cinco años atrás. Apenas 55 países, es decir, un 32%, lograron mejorar en alguno de esos factores. La balanza se inclina hacia el debilitamiento.

 

 

La representación fue la dimensión más robusta. Cuarenta y siete países alcanzaron puntajes altos en esta categoría. Sin embargo, justo aquí se encierra la paradoja. Por cada país que avanzó, siete retrocedieron. La promesa del voto universal sigue en pie, pero su ejercicio real enfrenta erosiones persistentes. Para México resalta que su puntaje más alto es el voto incluyente, reflejo de años de experiencia y construcción desde los institutos electorales.

 

Pero quizás lo más interesante del reporte es que pone el acento en que los declives están interconectados. IDEA centra su atención en el rol de la nación hegemónica en la configuración política mundial posterior a la Guerra Fría y su nuevo papel en el concierto global. En cuestión de meses, el país que durante décadas fungió como faro democrático redujo su apoyo financiero y diplomático a la promoción de la democracia en el mundo, lo que impactó en proyectos de desarrollo en todas las latitudes. Cuando la primera potencia global deja de abrazar los principios que lo caracterizaron por décadas, los efectos de arrastre alcanzan a gobiernos que buscan justificar sus propios abusos.

 

El balance general del Global State of Democracy 2025 no es alentador, pero tampoco definitivo. La democracia sigue viva en la medida en que la ciudadanía alza la voz, organiza movimientos, reclama justicia y acude a las urnas, incluso en contextos adversos. El dato más esperanzador es que la participación social, pese a todo, resiste. La tarea, sin embargo, es inmensa: reforzar la independencia judicial, proteger la libertad de prensa, garantizar elecciones creíbles y reconocer la voz de quienes, aun viviendo fuera de sus países, son parte esencial de la comunidad política.

 

La democracia, recuerda el informe, siempre está en movimiento. Requiere paciencia, mantenimiento y, en ocasiones, reinvención. En un mundo en donde persisten los retrocesos, el futuro de la democracia dependerá de la capacidad colectiva para mantenerla como un proyecto en construcción, perfectible y universal.

 

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