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Domingo, 17 Febrero 2019 11:56

Hacia una identidad electrónica en México

En los últimos años, en diversos países del mundo se han introducido tarjetas de identificación electrónicas, mismas que cada vez están siendo utilizadas con mayor entusiasmo por sus ciudadanos.

 

Pero, ¿qué es una identificación electrónica o “e-ID”? Generalmente, es una credencial de identidad física que se puede utilizar para la identificación o autenticación personal o en línea. La tarjeta inteligente normalmente se encuentra en formato de una tarjeta bancaria regular, y cuenta con información de identidad impresa en la superficie (como detalles personales y una fotografía) y en un microchip incorporado (similar al de las tarjetas de crédito), se almacena la información impresa en la tarjeta (como el nombre del titular y la fecha de nacimiento) y la información biométrica del titular, como fotografía, entre otros datos. También puede almacenar las huellas dactilares del titular, así como una firma electrónica. Y en el caso de Estonia, dicha credencial permite al ciudadano emitir su voto, tanto de manera presencial en un módulo o vía internet.

 

No obstante, los beneficios que pudieran obtenerse en países que aún no han adoptado tal tecnología de tarjeta inteligente basada en microprocesador, como México, aún existen argumentos que plantean serias preocupaciones, dentro de las cuales se encuentran, principalmente, las siguientes:

 

  • La amenaza potencial que representan para los derechos políticos y la privacidad;
  • La falta de confianza en la fiabilidad y seguridad de tales sistemas; y
  • La creencia de que son simplemente innecesarios e irrelevantes.

 

Sin embargo, a mi juicio, una evaluación objetiva de las experiencias de otros países en la implementación de la e-ID no puede hacerse a la ligera, sino que debemos considerar también los beneficios que pudieran representar las tarjetas de identidad electrónicas.

 

Identificación Nacional y el mundo digital

 

En las últimas dos décadas, el número de intercambios digitales ha aumentado de manera exponencial. Pero las atracciones obvias de facilidad de uso van de la mano con la percepción generalizada de que los medios electrónicos son relativamente frágiles.

 

La ausencia de la prueba escrita o comprobante físico, ha llevado muy rápidamente a la necesidad de una solución que pueda garantizar la identidad del emisor o el receptor. Desde la década de los 90’s, el diseño, la producción y el despliegue de tarjetas de identificación electrónicas seguras han tratado de cumplir con tal requisito. Como resultado, la idea de una tarjeta de identificación que sea válida para los dominios tanto físicos como digitales se ha convertido en una realidad para millones de personas.

 

Algunos países también han dado el salto a la identidad móvil o m-ID, lo que significa la creación de un mecanismo, iniciado mediante el componente e-ID nacional, para acceder a servicios en línea con un alto nivel de seguridad gracias a los dispositivos móviles, pues muchos de ellos actualmente cuentan con lectores de huella o identificación por rostro.

 

Hoy en día, más de 60 países han establecido un esquema de identificación nacional y la mayoría de ellos emiten tarjetas de identificación nacionales electrónicas.

 

Además, el formato electrónico de dichas tarjetas significa que, además de estar empleados para aplicaciones de firma electrónica, también son ideales para otros casos de uso, tales como la votación electrónica.

 

Entonces, ¿es confiable una tarjeta de identidad electrónica?

 

Usando tarjetas bancarias con un chip que se encuentran ligadas a un usuario electrónico, realizamos miles de millones de operaciones, enviamos y recibimos dinero todos los días sin ser robados, esa es la misma tecnología que se puede utilizar para abordar la creciente amenaza del fraude de identidad que se ha acrecentado en nuestro país en los últimos años.

 

La tarjeta inteligente basada en microprocesador (y la tarjeta SIM en su teléfono móvil) que protege las credenciales de identidad se considera el medio de autenticación más seguro. Permite evitar el fraude de identidad y proteger eficazmente los datos personales de los ciudadanos. Es por eso que se establece como el medio de elección para otorgar acceso a aplicaciones de gobierno electrónico.

 

Este enfoque también se puede utilizar para albergar una variedad de otros servicios y casos de uso, como pagos electrónicos, monederos electrónicos, firmas digitales, autenticación, identificación y tarjetas de viaje.

 

Asimismo, un esquema de tarjeta de identificación electrónica puede llevar a una mayor transparencia, y un ejemplo de ello es el sistema implementado en Bélgica donde la ley que acompañó la introducción de la nueva tarjeta de identificación electrónica, estableció que los ciudadanos contarían con una aplicación denominada “Mi archivo”, a la que se puede acceder en línea. Esto permite a las personas saber quién ha accedido a sus datos personales.

 

La implementación de la e-ID en México debería ser una cuestión que debemos tener en cuenta, pues ayudaría a la emisión del voto electrónico, y sobre todo a la transparencia y legalidad de nuestras elecciones. Asimismo, ayudaría a simplificar los trámites de los ciudadanos. No paso por alto, por una parte, que en México se necesitaría de la coordinación de diversas autoridades; por otra, que el sistema electoral tiene un fuerte antecedente fundado en la desconfianza, pero creo que dar el paso hacia las nuevas tecnologías para el ejercicio de derechos sería lo mejor para nuestra democracia, pues permitiría que fuera más eficiente y se adoptaran medidas para la reducción significativa de los costos que hoy conlleva la logística electoral.

 

 

En pasadas colaboraciones he referido la necesidad de explorar la recepción, escrutinio y cómputo de los votos en las elecciones en México a través de medios electrónicos, en concreto por medio de las llamadas urnas electrónicas o por medio de internet, el también denominado e-voting. Al respecto, en las siguientes líneas abordaré brevemente, el sistema de votación electrónica implementado en Estonia, pues considero que puede constituir un referente para la implementación de estas modalidades de sufragio, en el Estado de México.

 

Es importante señalar, en primera instancia, que varios países han experimentado con la emisión del voto a través de internet, pero en la actualidad, ninguna nación utiliza esta modalidad de ejercicio del sufragio para las elecciones políticas en el ámbito nacional en un grado mayor que Estonia.

 

Cuando Estonia implementó su sistema de votación en línea en 2005, se convirtió en el primer país en establecer el sistema de votación por internet a nivel nacional, y ello aplicó para todos los cargos de elección popular, tanto nacionales como locales.

 

Desde entonces, en dicho país báltico se ha utilizado el sistema de votación a través de internet, tanto en elecciones locales como nacionales, dando un total de nueve ejercicios, siendo la más reciente en 2017, elección en la que se eligieron 1,729 consejos de un total 11,804 candidatos y con una participación total del 582,542 de ciudadanos, de los cuales, 186,034 emitieron su sufragio a través de internet1; es decir, casi el 32% de la votación se emitió por medios electrónicos, siendo oportuno mencionar que por primera vez en las elecciones de dicho país, las personas de 16 años también tuvieron derecho a votar.

 

Credencial de identificación

 

Ahora bien, hay que precisar que un elemento esencial del sistema de votación por internet de Estonia es la denominada ID-kaart2, que es una credencial de identificación nacional, la cual desempeña un papel central en la estrategia de alta tecnología que el gobierno está implementando para volver la mayoría de trámites de manera electrónica; cada tarjeta contiene dos claves, una para autentificación y otra para generar firmas digitales, con lo que se pueden realizar funciones criptográficas, lo que permite a los estonios autenticarse en sitios web, crear firmas jurídicamente vinculantes en los documentos, acceder a su banca en línea y acceder a los servicios de administración electrónica, dentro de los

cuales se encuentra el sistema de votación electrónica, lo que les permite a los votantes utilizar sus credenciales de identificación para autentificarse con el servidor y firmar su voto.

 

Proceso de Votación Electrónica

 

Al comienzo de cada elección, la autoridad electoral, a través de su portal, pone a disposición de la ciudadanía una aplicación, la cual puede descargarse en la mayoría de las plataformas existentes actualmente; asimismo, el código fuente del servidor se publica y la infraestructura de servidores se configura en un acto público una semana antes de la elección.

 

Durante el período de votación por internet, el votante abre la aplicación y se identifica con su credencial y la clave asociada a ésta, el servidor verifica la identidad del votante y comprueba que se encuentre dentro del padrón electoral, permitiéndole al ciudadano ver la lista de candidatos para su distrito.

 

Hecho lo anterior, el ciudadano emite su voto con su clave que le permite firmar, el voto firmado y cifrado se envía al servidor; asimismo, el sistema arroja un código QR que permite al ciudadano confirmar que su voto se registró correctamente; como una defensa contra la coacción, a los votantes se les permite votar varias veces durante el período de elección en línea y sólo contará el último voto emitido. Todos los votos anteriores son revocados, pero se mantienen en el servidor de almacenamiento para fines de registro. Mientras que el ciudadano indica si el usuario ha votado anteriormente, que no muestra el número de veces, el votante también puede anular su voto electrónico votando en persona el día de la elección.

 

Como podemos observar, considero que el sistema de voto por internet de Estonia, puede ser una referencia para su implementación, sobre todo porque una parte angular de dicho sistema, es su documento de identificación personal electrónico, sistema que pudiera servir para la actualización de nuestra credencial para votar, asimismo, su sistema de transparencia el código fuente, así como la implementación de un periodo para votar, que permite al votante, rectificar su voto en caso de coacción.

 

En suma, el modelo implementado por Estonia constituye un referente que bien puede ser tomado en consideración por el legislador para analizar la viabilidad y conveniencia de adoptar dicha modalidad de sufragio en nuestro país, salvaguardando los principios rectores del voto. Es importante no perder de vista, que en nuestro país ya se cuenta con casos exitosos de voto electrónico por Internet, en los que se garantizó plenamente la libertad de sufragio y la seguridad del mismo, dando como resultado un proceso ejemplar, en el que los actores políticos aceptaron los resultados sin controversia alguna. Tal es el caso de la Ciudad de México, entonces Distrito Federal, que en 2006 implementó el voto electrónico por internet para la elección de Jefe de Gobierno.

 

A mi juicio, nuestro Estado debe tomar en consideración la experiencia internacional, pero también, los casos internos que han mostrado ser exitosos, de manera tal que la normatividad que, en su caso, se emita, atienda la realidad

y resuelva uno de los principales debates de la organización y logística electoral: la reducción de costos, sin comprometer los principios y valores que rigen el sufragio.

 

 

 

En nuestro país, a partir de 2014 tenemos un Sistema Nacional de Electoral, el cual se integra por 33 autoridades administrativas electorales: una autoridad nacional denominada Instituto Nacional Electoral (INE) y 32 organismos públicos locales en materia electoral (OPLE´s).

 

En el caso OPLE´s, como el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), se definieron atribuciones especificas relacionadas con las elecciones locales, mismas que se relacionan, entre otras, con la administración del acceso a las prerrogativas de las candidaturas y partidos políticos, la preparación de la jornada electoral, la realización de cómputos y el otorgamiento de constancias, así como la realización de las tareas de educación cívica.

 

Así, las actividades relacionadas con la educación cívica se encaminan a la formación de ciudadanas y ciudadanos en nuestro país, es decir fomentar valores y prácticas democráticas en la ciudadanía, con el conocimiento de los derechos y obligaciones que tienen en materia política-electoral, como participar no solo a través del ejercicio de su derecho de voto, sino de ser votados en las elecciones sino también en los mecanismos de participación ciudadana que existen, que en las entidades federativas son muy diversos, como consulta popular, referéndum, plebiscito, revocación de mandato, etc.

 

Derivado de ello, a partir de 2015 se han realizado los Encuentros Nacionales de Educación Cívica, que tienen por objeto  generar líneas de acción a fin de conformar una agenda común con los 32 OPLE´s, para lo cual se establecen ejes temáticos específicos en aras de la potencialización de la educación cívica en las personas de nuestro país, y no solo en coordinación con autoridades electorales sino con la participación de la sociedad, a efecto de que tengan una repercusión e incidencia mayor en cada uno de los estados del país. Estos Encuentros Nacionales, se consolidan como una de las incitativas preponderantes que se generan en el seno de la hoy Red Nacional de Ciudadanía y Organizaciones por la Educación Cívica (RED CÍVICA MX).

 

Para dar continuidad a los trabajos de educación cívica en nuestro país, el IEEM junto con la RED CÍVICA MX, organizará del 21 al 24 de septiembre próximos el XI Encuentro Nacional de Educación Cívica denominado “Propuesta de una deconstrucción de la cultura cívica desde lo local en las nuevas colectividades virtuales” (XI ENEC), el cual se realizará bajo la modalidad virtual con acceso a videoconferencia a quienes se inscriban como participantes. Este Encuentro tendrá por objetivo analizar estrategias de promoción y difusión de la cultura democrática, de fortalecimiento de la formación ciudadana y educación cívica desde la perspectiva de los organismos electorales de las entidades federativas, con miras de contribuir desde lo local, a la formación de nuevos cursos de acción para las recientes colectividades virtuales en el actual escenario de distanciamiento social.

 

Los ejes temáticos que se abordarán en el XI ENEC son: acciones afirmativas y medidas de inclusión, perspectivas sobre participación ciudadana de las minorías y grupos vulnerables. implementación de técnicas innovadoras para impulsar la formación cívica democrática de la población, estrategias para fortalecer la incidencia en la construcción de ciudadanía, educación cívica, experiencias de los organismos electorales nacionales y locales, educación cívica y desarrollo Social, un binomio indisoluble y experiencia, actualidad y retos derivados del contexto pandémico Construcción de ciudadanía y difusión de la cultura cívica bajo el contexto de la Pandemia por Covid-19 y desafíos a futuro.

 

El registro para la participación del XI ENEC se encuentra disponible en el minisitio  https://www.ieem.org.mx/2021/XI_ENEC/index.html, donde podrán conocer el detalle del programa de actividades que incluye conferencias magistrales y los 6 paneles alineados a los ejes temáticos. El registro está abierto a toda persona interesada en el fomento de la educación cívica de nuestro país, con la finalidad de intercambiar experiencias en la materia, avivando estrategias que fortalezcan una nueva manera de fomentar la participación de la sociedad civil.

 

Una vez que las y los mexicanos hemos cumplido con nuestro deber democrático de votar en la pasada jornada electoral del 6 de junio, eligiendo a quienes serán nuestros próximos gobernantes, toca el turno de reflexionar sobre las lecciones y experiencias que nos dejó lo que hasta el momento ha sido la jornada comicial más grande en la historia de las elecciones en México.

 

Sobre el particular, en esta ocasión me quiero referir sobre la implementación del voto electrónico en los procesos electorales del país. Esto, ya que el contexto inédito de pandemia nos ha recordado y mostrado la importancia del uso de las tecnologías de la información y comunicación en nuestras actividades diarias; en la escuela, oficina, trabajo, entretenimiento, etc. y en donde la materia electoral no ha sido la excepción. Por ello y ante el avance tecnológico que vive el mundo, hoy más que nunca toca reflexionar sobre la viabilidad de implementar el voto electrónico.

 

Lo anterior, con la finalidad de establecer nuevas formas de ejercer el sufragio, no sólo como una manera de aprovechar los avances tecnológicos y facilitar la emisión del voto, sino también como un mecanismo para incentivar la participación ciudadana. Y es que en el mundo, y México no es la excepción, existe una tendencia más o menos generalizada hacia la implementación del voto electrónico en sus diversas modalidades, ya sea a través de internet, o bien, mediante urnas electrónicas.

 

En el caso particular de nuestro país, conviene recordar que ya desde hace tiempo existen diversas pruebas piloto, aunque a la fecha todavía no se haya contemplado expresamente en la legislación electoral nacional el uso vinculante de dispositivos de votación electrónica (salvo en el caso del voto de los mexicanos en el extranjero). Y es que el legislador ha diseñado todo un entramado de recepción del voto que se decanta por la boleta electoral impresa. No obstante lo anterior, los órganos jurisdiccionales del país ya han validado el empleo de las urnas electrónicas para la recepción del sufragio, pues han sostenido en diversas resoluciones que esta modalidad de votación es legal, ya que no vulnera los principios rectores de la función electoral, ni las características del voto.

 

Las últimas pruebas piloto que se han implementado en el país, han sido los casos de Coahuila y Jalisco en las elecciones de este año; de igual manera, el año pasado se implementaron 94 casillas con urnas electrónicas en las elecciones locales de Coahuila e Hidalgo, en donde la emisión del voto bajo esta modalidad fue vinculante, es decir, contó y se agregó a las preferencias hacia partidos y candidatos. Los resultados de estos ejercicios fueron realmente exitosos, pues se pudo emitir el sufragio con rapidez y sencillez, a pesar de que el grueso de la ciudadanía no está familiarizada con la emisión del voto mediante urna electrónica.

 

Bajo este contexto, es que estoy convencida de que el gran reto es la implementación gradual y paulatina del voto electrónico, tal vez primero mediante el uso de urnas electrónicas y posteriormente vía internet. Para ello, se tendría que adecuar primero el marco legal, lo que implica en sí mismo otro gran reto pues presupone el acuerdo de las diversas fuerzas políticas para lograr reformar la legislación electoral nacional. 

 

No obstante lo anterior, considero que el camino del voto electrónico ya está de alguna manera trazado. Por ello, debemos transitar hacia su naturalización a fin de implementar la tecnología que permita hacer más sencillas las labores de las mesas directivas de casillas, eliminar errores en el escrutinio y cómputo y captura de resultados, obtener resultados el mismo día de la jornada electoral y, eventualmente, reducir los costos de los procesos electorales. Esto bajo los principios de certeza, legalidad, imparcialidad, objetividad y máxima publicidad, así como de eficiencia y racionalidad.

 

No debemos perder de vista que el uso de la tecnología constituye la base sobre la cual, actualmente, se sustentan y solventan muchas de las actividades de la sociedad, inclusive, de las actividades propias de los órganos electorales del país. Por ello, el empleo paulatino del voto electrónico (urna electrónica y voto por internet) para garantizar y materializar el derecho humano al voto es técnicamente viable y socialmente deseable; la llamada e-democracia está más cerca que nunca.

El proceso de formulación de políticas públicas dentro de la administración gubernamental abarca, a grandes rasgos, una serie de etapas que se presentan en un ciclo que va desde la identificación de facultades y obligaciones del respectivo órgano de gobierno (diagnóstico), hasta la configuración de acciones (diseño), desarrollo específico de éstas (implementación) y el seguimiento de sus resultados (monitoreo y evaluación).

 

Así, el diseño y ejecución de las acciones tendientes a cumplir con las facultades y obligaciones de una entidad pública es un proceso que se representa en etapas con una dinámica propia, en donde cada una de ellas cuenta con actores, reglas, decisiones y resultados de distintos tipos.

 

Bajo este contexto de modelo de gestión administrativa el IEEM utiliza, desde hace ya varios años, la Metodología del Marco Lógico como herramienta para la Gestión para Resultados, considerando la elaboración de su Presupuesto basado en Resultados, el Sistema de Evaluación del Desempeño y la Matriz de Indicadores para Resultados. Este diseño administrativo se lleva a cabo en apego a lo señalado en disposiciones normativas federales y estatales aplicables al ámbito de competencia del IEEM, como organismo público dotado de personalidad jurídica y patrimonio propio, autónomo en su funcionamiento e independiente en sus decisiones y como responsable de la organización, desarrollo y vigilancia de los procesos electorales en la entidad mexiquense.

 

De esta manera, el IEEM ejerce sus funciones a través de sus órganos centrales y desconcentrados, y dentro de éstos últimos, a través de las vocalías distritales y municipales. Por ello, para el proceso electoral de 2021 designó 135 vocalías en las juntas distritales (45 ejecutivas, 45 de organización electoral y 45 de capacitación), así como 250 vocalías en las juntas municipales (125 ejecutivas y 125 de organización electoral), haciendo un total de 385 vocalías, proceso de designación en el que, dicho sea de paso, el Instituto implementó acciones afirmativas para asegurar la participación de un mayor número de mujeres.

 

Es así que en atención a la relevancia de las funciones que desarrollan, el IEEM lleva a cabo la evaluación del desempeño de las vocalías distritales y municipales. Este es un proceso que tiene como objetivo medir y calificar el comportamiento laboral y grupal, así como los resultados relacionados con las funciones encomendadas a las personas que ocupan una vocalía en las juntas distritales y municipales, a efecto de poder determinar el cumplimiento de las políticas, programas, funciones y metas institucionales; lo que permite, además, contar con un elemento objetivo a considerar en la sustitución de vocalías.

 

Para estos efectos, la Unidad Técnica para la Administración de Personal Electoral es la encargada de coordinar la aplicación de la evaluación, bajo la supervisión de la Secretaría Ejecutiva, vigilando que ésta se sustente en parámetros objetivos, medibles y verificables. Para ello, el IEEM hace uso de la tecnología y ha implementado un sistema informático propio denominado Sistema Informático de Evaluación del Desempeño.

 

En la evaluación se valora el cumplimiento cualitativo y cuantitativo de las metas individuales y colectivas asignadas a las vocalías, así como su participación en la capacitación focalizada, buscando medir sus funciones sustantivas y prioritarias que desarrollan en el marco del proceso electoral de la entidad mexiquense. Cabe referir que las metas individuales y colectivas se integran por indicadores de eficacia y, en su caso de eficiencia, que son medidas cuantitativas que proporcionan información sobre el cumplimiento de las actividades.

 

Así, el IEEM implementa un modelo de profesionalización transversal en todos sus órganos, basado en los conocimientos en materia electoral de su personal y de su experiencia laboral, bajo la directriz de la gestión administrativa de evaluación de resultados en el desempeño de las funciones. Lo que permite que el Instituto sea un organismo sólido, confiable y profesional.

 

De esta manera, el IEEM refrenda su visión en el sentido de constituirse como un organismo electoral que, con base en la búsqueda de la mejora continua y de la calidad, certeza y transparencia en sus procedimientos, logre ser un referente nacional en las tareas de organización de los procesos electorales estatales, así como en las actividades de desarrollo de la cultura política democrática y de administración electoral en la entidad.

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