¿Qué está en juego en las elecciones primarias?
La democratización que América Latina vivió a partir de la tercera oleada encontró en los partidos políticos uno de sus actores centrales. Estos institutos cumplen funciones esenciales, incluyendo el diseño de política pública, el reclutamiento y selección de candidaturas, la promoción de la cultura política y el acceso de la ciudadanía al poder público, entre otras.
La selección de candidaturas, justamente puede ocasionar conflictos al interior de los partidos políticos, e incluso fracturas irreparables entre los grupos. La literatura especializada ha identificado dos grandes mecanismos para seleccionar candidaturas: mecanismos cerrados, como suelen ser las designaciones desde las dirigencias o en comités ejecutivos, y mecanismos abiertos, como son las asambleas multitudinarias o elecciones internas. Cada uno de estos mecanismos tiene implicaciones para la cohesión interna, la disciplina partidista e incluso la probabilidad de éxito en una elección.
Existe evidencia de que la celebración de elecciones primarias, bajo ciertos supuestos, incrementa la posibilidad de triunfo de un partido político en una contienda electoral. En la región, algunas reformas han abierto la puerta a este mecanismo, sin embargo, su éxito ha sido variado.
Esta semana ocurren dos ejemplos de elecciones primarias que vale la pena repasar. El martes tocó el turno a la Ciudad de Nueva York, uno de los bastiones más arraigados del Partido Demócrata estadounidense. La ley obliga a la autoridad electoral a organizar las primarias de ambos institutos políticos, pero la opción Republicana no las requiere ya que tiene una candidatura única.
Dos problemas aparecen en esta elección. Por un lado, Zohran Mamdani –el posible ganador– no tiene experiencia administrativa previa. Lo osado de sus propuestas, como transporte gratuito, puede generar simpatías, pero también podría caer en propuestas populares, sin posibilidades realistas de implementación. Por otra parte, se prevé que algunas precandidaturas Demócratas, al perder las primarias, competirán como independientes.
La segunda experiencia está a más de ocho mil kilómetros de distancia. En la patria de Neruda, los partidos de izquierda agrupados en “Unidad por Chile” escogerán este domingo su candidatura presidencial. Podrán participar las personas militantes de los partidos postulantes, así como quienes no formen parte de un partido opositor.
Se trata en realidad de una primaria interpartidista, por lo que no sólo está en juego la candidatura presidencial, sino también el poder de cada instituto dentro de la coalición. Si bien en Chile el voto es obligatorio, en las primarias cada persona puede decidir si participar o no. De ahí la importancia que para la izquierda representa superar los 1.7 millones de votos que obtuvieron en 2021, de un padrón electoral de más de 15 millones. Pero las encuestas para las elecciones generales no tienen a la izquierda como favorita, de manera que es posible que no se logre el ánimo suficiente para que el electorado acuda a las urnas.
En contextos donde los partidos enfrentan una crisis de legitimidad y representación, las primarias ofrecen una vía para renovar liderazgos, transparentar decisiones y reactivar el vínculo con la ciudadanía. Las experiencias de Chile y Nueva York muestran que, pese a sus límites, las primarias pueden fortalecer la democracia si se diseñan con reglas claras, participación genuina y voluntad de respetar sus resultados. En una región con democracias debilitadas, abrir las puertas a la competencia interna es más que una opción técnica: es una apuesta por revitalizar la política desde sus cimientos.
La paridad como punto de partida
La CEDAW no sólo observa lo que hacen los Estados: también fija un estándar
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) es uno de los tratados internacionales más importantes en la defensa de los derechos humanos de las mujeres. Ratificado por México en 1981, este instrumento obliga a los Estados parte a eliminar todas las formas de discriminación de género en los ámbitos político, económico, social, cultural y civil.
Para evaluar el cumplimiento de estos compromisos, los Estados presentan informes periódicos al Comité CEDAW, órgano de personas expertas independientes que emite recomendaciones específicas tras examinar cada informe. Este proceso es una oportunidad para hacer visible tanto el progreso como los rezagos en materia de igualdad de género.
La justicia como nunca se había contado
El proceso electoral mexiquense llega a sus últimas etapas. El Consejo General del IEEM se reunirá para hacer las sumatorias finales, asignar los cargos y, en su caso, declarar la validez de la elección. Con ello, la entidad más poblada del país habrá cumplido un reto histórico: decidir, con el voto popular, a quienes impartirán justicia.
Más allá del cambio de paradigma que implica esta manera de elegir a las personas juzgadoras, los comicios 2025 fueron trascendentales porque trastocaron la manera de hacer elecciones en el país. Los congresos, las autoridades electorales y, desde luego, las personas votantes debimos ajustarnos para dar cauce a una elección distinta.
Cada persona ciudadana tuvo la oportunidad de votar por decenas de cargos judiciales con distintas atribuciones y materias competenciales. Toda vez que la participación de los institutos políticos está prohibida por la ley, la ciudadanía requirió información alternativa para poder conocer a las candidaturas. Esta vez, las siglas partidistas no funcionaron como atajos mentales para adivinar las ideologías. Además, las candidaturas no resultaron – como siempre – de procesos de selección intrapartidista, sino de comités técnicos integrados en cada poder del estado.
Las implicaciones que esos cambios produjeron en la forma de organizar los comicios también alcanzaron a la manera de computar los votos.
Ante la imposibilidad de que boletas tan complejas se contabilizaran anualmente en las casillas, la ley dividió la operación en dos pasos. El funcionariado de casilla contó las boletas y separó las sobrantes en sobres que fueron debidamente sellados. Los paquetes integrados con esta documentación fueron remitidos a las 18 oficinas del IEEM para su registro.
Es este segundo paso concluyó recientemente. En nueve días se computaron más de 31 millones de sufragios emitidos por 1.6 millones de mexiquenses en la elección judicial. Se conformaron 1,452 equipos de trabajo que registraron las expresiones ciudadanas en computadoras. Fueron supervisados por vocalías y consejerías. Visitantes internacionales y observadores electorales domésticos acompañaron esa etapa que además fue transmitida por internet para consulta pública. Nunca dejó de ser un proceso controlado y supervisado por la ciudadanía.
Las etapas siguientes serán fundamentales para la conclusión íntegra del proceso. El Consejo General debe hacer las sumas finales para determinar magistraturas de los tribunales de Disciplina Judicial y Superior de Justicia, así como la Presidencia de este último. Con esos datos se procederá a asignar los cargos por materia de especialización, observando la paridad de género. Es importante destacar que la misión de observación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) reconoció la utilidad de los lineamientos de paridad adoptados por el IEEM, mismos que garantizaron su cumplimiento desde la estructura de la elección, minimizando la probabilidad de tener que hacer ajustes posteriores a la votación.
En cuanto a las personas ganadoras, el Instituto verificará nuevamente el cumplimiento de requisitos de elegibilidad para garantizar que sólo asuman el cargo las personas con derecho a hacerlo.
Si bien las elecciones suelen terminar con la entrega de constancias de mayoría y declaración de validez, las buenas prácticas internacionales sugieren dar pasos adicionales. Las mejores instituciones aprenden de cada proceso y emprenden procesos de mejora a partir de sus propias evaluaciones y las que les hagan llegar misiones de observación, entidades académicas u organizaciones sociales. En el IEEM estamos abiertas a conocer los hallazgos y propuestas para estar en condiciones de implementar mejoras técnicas, de cara a la elección judicial del 2027.
¿Por qué voy a votar?
Este proceso electoral es inédito. No existe país en el mundo que haya celebrado una elección judicial de tal magnitud. Si bien es cierto que no existen guías que nos digan cómo se vive un proceso electoral así, también es cierto que los y las mexiquenses tenemos una oportunidad única de incidir en una esfera más de nuestro sistema político y de robustecer nuestros derechos político-electorales.
La reforma al Poder Judicial ya es una realidad. Desde el Instituto Electoral del Estado de México estamos listas para instalar casillas, contar votos, vigilar procedimientos y asegurar que los comicios sean transparentes y confiables.
Ejercer el derecho se trata de usar los mecanismos disponibles para expresar nuestra opinión, para orientar el rumbo de nuestra entidad, para señalar, incluso con el desacuerdo, que somos parte de esta historia.
Democracia blindada: elecciones y seguridad
En buena parte de Latinoamérica el crimen y la violencia han puesto en tensión el ejercicio de prerrogativas ciudadanas. Específicamente, las candidaturas se han enfrentado a diferentes expresiones violentas que buscan incidir en la competencia político-electoral e influir en la voluntad expresada en las urnas. Las instituciones tenemos la obligación de contenerlo para garantizar a todas las personas el libre ejercicio de sus derechos.
La relación entre violencia y procesos electorales ha sido ampliamente analizada. Se conocen las variables que incrementan la probabilidad de eventos violentos contra las candidaturas. Pero el peligro no se detiene ahí. Funcionariado público y electoral, instalaciones gubernamentales y sedes de partidos políticos también han sido blanco de agresiones. El fenómeno ha evolucionado y se ha consolidado como una forma de intervención política por parte de poderes fácticos.
Del 2018 a mayo de 2025, el equipo de Votar entre Balas ha registrado 2,458 casos de amenazas, asesinatos, ataques armados, desapariciones y secuestros en México en contra de personas vinculadas a la política o al servicio público. Aunque estos eventos no son exclusivos de procesos comiciales, sí incrementa la incidencia cuando se aproxima la jornada.
El proceso electoral de 2025 representa un punto de inflexión. Por primera vez en nuestra historia contemporánea, la ciudadanía elegirá a personas juzgadoras. Hasta ahora, los ataques político-criminales se habían concentrado en los poderes ejecutivo y legislativo. Ahora que el poder judicial entra a la ecuación, todavía no conocemos cómo será su comportamiento, con lo que surgen nuevas preguntas, tensiones y formas de riesgo.
Es en este contexto que en el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) no hemos permanecido pasivos. En preparación para las próximas elecciones hemos implementado acciones concretas para garantizar que todas y todos los mexiquenses puedan ejercer sus derechos político-electorales en libertad: tanto del voto pasivo como del activo. Al igual que en el proceso electoral local 2023-2024, priorizamos la seguridad de las candidaturas, impulsando un Convenio de Colaboración, en el cual participa –además del propio IEEM– el Gobierno del Estado de México y la Fiscalía General de la entidad.
Este instrumento ofrece medidas de seguridad a quienes estén participando como personas candidatas en la elección y requieran de esta protección para poder mantener sus campañas funcionando.
Durante el pasado proceso electoral, esta estrategia demostró ser una buena práctica que ofrece resultados tangibles. Haber protegido a las candidaturas contendientes no sólo evitó desgracias. También evitó que alguna elección pudiera ser invalidada en tribunales por causa de la violencia. Estos resultados son fruto de la articulación y la coordinación interinstitucional, de la planeación preventiva y del compromiso de quienes sabemos que proteger a quienes compiten es proteger la democracia misma.
El territorio cambia, las vulnerabilidades se transforman y el desafío institucional crece. Pero la capacidad de los organismos públicos locales electorales es mayúscula y nuestra cercanía y entendimiento del contexto subnacional es invaluable para prevenir y detener el crecimiento de la violencia político-electoral.
Como ciudadanía, hemos aprendido a convivir con esta realidad que busca incidir en el ejercicio de derechos. No podemos permitir que la democracia se construya sobre la renuncia y el miedo: no es normal y no deben ir de la mano.
Participar en política es un derecho que debe ejercerse en libertad. La violencia no puede marcar el pulso de nuestra vida pública. Confiamos en que este proceso electoral se desarrollará de forma pacífica al tiempo que garantizamos las condiciones necesarias para que así sea.
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