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Sábado, 12 Septiembre 2020 21:43

Nuevas herramientas para sufragar en la pandemia

El próximo año requiere de convertirse en un catalizador de esperanza para el mundo, luego de este complejo 2020, causado por la pandemia de Covid-19. La democracia ha sufrido también una crisis por la contingencia sanitaria, ya que, se han cancelado o pospuesto 72 procesos electorales alrededor del mundo y ha complicado elecciones de primer orden, como la carrera presidencial en los Estados Unidos, nación que decidirá en noviembre si continúa en la Casa Blanca el actual mandatario, Donald Trump, o si el veterano candidato demócrata, Joe Biden, consigue vencer en los sufragios, acompañado de Kamala Harris, una mujer descendiente de minorías, que podría convertirse en la primera Vicepresidente de la Unión Americana.

 

Trump cuenta con más posibilidades de triunfo ya que internamente ha cumplido con la promesa de dar más y mejores empleos a los ciudadanos norteamericanos, así como mantener una dura agenda contra la intromisión de amenazas externas, amén que ha mantenido a su país fuera de una nueva guerra contra naciones del mundo árabe. Además, es sabido que todo Presidente de los Estados Unidos considera un fracaso total no lograr la reelección, situación que no ha pasado desde los noventa, cuando George Bush perdió contra Bill Clinton, lo que quizás ensalce a los partidarios de Trump para salir a las urnas, tal y como lo hicieron en 2016. Sin duda, Biden requerirá sus mejores habilidades políticas para vencer al oponente, sin embargo, la cuestión en el vecino del norte es si el electorado, sobre todo el demócrata, saldrá a votar ante la amenaza del Coronavirus y un posible rebrote que se daría justo en el onceavo mes del 2020.

 

Pero la preocupación no es sólo para Estados Unidos, el resto del orbe necesita replantear como fomentar el voto ante la contingencia sanitaria. Así como el trabajo digital ha reemplazado la asistencia presencial en varios rubros de la existencia, la democracia deberá emplear la tecnología para asegurar la participación ciudadana y la confianza ante lo que serían nuevos procesos como el sufragio en línea o las campañas presidenciales virtuales, algo que en la Unión Americana le funcionó muy bien al ex Presidente Barack Obama y en Francia al Primer Mandatario Emmanuel Macron.

 

En México, el 2021 representará cambios en la estructura política del país, ya que el 6 de junio, se renovará la Cámara de Diputados Federal, se elegirán 15 gubernaturas, así como diputaciones locales en 30 entidades (salvo Coahuila y Quintana Roo) y de ayuntamientos en 30 entidades (salvo Durango e Hidalgo), lo cual figura más de 21 mil cargos. Dicha tarea no será nada fácil ante la epidemia de Covid, por ende, partidos políticos y candidatos independientes tendrán que buscar nuevas fórmulas para la realización de campañas, del mismo modo, organismos vigilantes de la democracia, como el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), requerirán otros planteamientos para fomentar la participación ciudadana.

 

Por parte de todos los participantes en la vida democrática del país será imprescindible mostrar una transparencia contundente aunada a las herramientas digitales para activar el interés ciudadano, de lo contrario, será complejo llevar el proceso electoral a buen puerto. Igualmente, el combate a las fake news y a la nueva amenaza, el deepfake, que puede crear imágenes en video falsas, montando el rostro y la voz de personajes públicos sobre corporalidades semejantes, será otro reto, afortunadamente, como sucedió en 2018, diversas instituciones públicas y privadas del país, crearon Verificado, una plataforma capaz de detectar información engañosa en la web.

 

En el caso del IEEM se han realizado ya diversas actividades para reforzar la atención de la ciudadanía mediante recursos virtuales, que van desde cursos y capacitaciones en materia democrática, hasta transmisiones en vivo de sesiones públicas a través de plataformas de streaming o mesas de análisis de temas que atañan a los procesos electorales. De igual forma, el órgano garante de la libertad democrática mexiquense ha robustecido su página web y redes sociales con contenido y espacios de multimedia, en el que, Consejeras y Consejeros, directivos de las áreas adscritas, así como representantes de los partidos políticos, junto con especialistas, académicas, académicos e investigadores de diferentes disciplinas, explican y reflexionan desde su perspectiva temas en materia político-electoral y de cultura democrática.

Además, a través de la página oficial del organismo, se ubica el botón correspondiente al programa del instituto, Detrás de tu voto, el cual al darle clic, direcciona hacia el canal de YouTube IEEM Oficial, en donde se pueden consultar los videos tanto históricos como las ediciones más recientes de la temporada 2020.

 

Por ende, el IEEM cuenta con una estructura para, a la distancia, fomentar la participación ciudadana, con el propósito de que el próximo año contemos con una participación nutrida y sigamos fortaleciendo la democracia.

 

 

 

El futuro está en los jóvenes; una frase que podría parecer trillada, un lugar común. Sin embargo, debemos repetirnos dicho enunciando las veces que sean necesarias hasta entender que para un mejor porvenir es prioridad proteger y cuidar a nuestros jóvenes.

 

Es decir, ofrecerles las mejores posibilidades para una buena educación, un entorno familiar sano, centros de recreación de acuerdo a sus necesidades, una sociedad sin violencia, donde se sientan seguros y sanos en salir a la calle. Además, hay que entender su nueva ideología para no provocar un rompimiento generacional que aleje a la juventud de sus generaciones anteriores.

 

Así crearíamos una sociedad que en el futuro sea más participativa, incluyente, tolerante, consiente de los problemas climáticos y solidaria; en nuestras manos, como individuos y como sociedad, está desarrollar las herramientas necesarias para que eso suceda.

 

Al respecto, las políticas públicas deben ir enfocadas en no juzgar ni intentar aleccionar a los jóvenes, sino permitirles crear su propio lenguaje, siempre que esté en el marco legal, respetarlos y comprenderlos.

 

Más ahora que estamos viviendo una situación muy difícil, la pandemia provocada por el coronavirus ha cambiado las reglas del juego de la vida y son los jóvenes quienes contarán cómo fue que salimos de esto; de nuevo ellos son nuestra esperanza, el futuro.

 

Por eso la importancia de festejar y cuidar la juventud, de debatir con ellos y ellas acerca de democracia y política, ya que serán los que decidan el camino que seguiremos en unos cuantos años.

 

Escucharlos, entenderlos y dejar que se manifiesten es un derecho que debemos respetar, cuidar y sobre todo aplaudir.

 

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se estima que en México hay 30. 6 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años, que representan 25.7 % de la población total.

 

En ese sentido, nadie de esa cifra debe ser excluido, ni marginado, si bien vivimos en un país con una gran desigualdad, podemos y debemos realizar los actos necesarios para que cada joven tenga una vida plena; todavía falta mucho trabajo para alcanzar una paridad.

 

Este 12 de agosto se celebró el Día Internacional de la Juventud, festejo que nació en 1999 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas designó dicho día gracias a las recomendaciones de la Conferencia Mundial de Ministros de la Juventud, con el objetivo de promover a los jóvenes como un factor esencial en los procesos de cambio.

 

Asimismo, el Día Internacional de la Juventud tiene el propósito de generar un espacio para la reflexión sobre los problemas a los que los jóvenes se enfrentan actualmente.

 

Un festejo que celebra la juventud desde una perspectiva de apoyar sus acciones y sus iniciativas; las cuales siempre traen propuestas novedosas y de gran aporte para la sociedad.

 

Por eso, aunque parezca una frase trillada, repitámosla las veces que sea necesaria y cuidemos que así sea: el futuro está en la juventud.

 

Nuestra forma de vida, no hay duda, va a cambiar. La pandemia, provocada por el Coronavirus, ha sido un tremendo golpe en todo el mundo (sobre todo por la cantidad de personas que, desafortunadamente, han muerto); este enemigo, que nos tomó casi por sorpresa, nos mostró, por mencionar un ejemplo, las deficiencias del sector salud en la mayoría de los países, incluso en los primermundistas, es decir, este virus cambió la forma en que vivimos.

 

Las relaciones interpersonales quizá ya no sean como las conocíamos, la manera de hacer política debe adecuarse a un nuevo estilo de vida, las estrategias en economía van a pelear contra algo que todavía desconocemos (el virus), el apoyo a la ciencia debe ser una prioridad en todas las naciones, y la forma de cómo cuidemos y respetemos nuestra democracia es un reto importante.

 

Este último punto lo vamos a ver en las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos.  El ejercicio democrático más mediático del mundo, por lo que representa dicho país; la nación hegemónica, el Estado con mayores relaciones internacionales. Indirectamente, a quien decida el pueblo estadounidense como su Presidente va a tener repercusiones en el planeta.

 

Hace cuatro años eligieron al candidato republicano, Donald Trump, un triunfo que pocos vaticinaban, por su poco profesionalismo, sus comentarios racistas, misóginos e intolerantes. En este tiempo, le ganó a la demócrata Hillary Clinton, a quien las encuestas le aseguraban el triunfo.

 

Ahora la competencia será distinta, Trump, desde el poder que le da estar en la silla presidencial, comenzó su campaña de reelección hace algunos meses con sus explosivos e intolerantes discursos. Además, en esta ocasión hay algo que va a cambiar la forma de votar, que las elecciones se llevarán a cabo en medio de una pandemia.

 

Su oponente será Joe Biden, vicepresidente de los Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama. Biden se perfila en este momento como la mejor opción de los demócratas, no obstante, no hay que perder de vista el futuro de este partido con gente como Alexandria Ocasio-Cortez, una política joven que ha mostrado su entereza al combatir las desigualdades en su país.

 

Desde muy joven, ha hecho sonar su voz como activista a favor de los derechos de las minorías, actualmente es congresista por el distrito 14 de Nueva York, y representa una esperanza para revertir en algunos años el desastre internacional en que Trump ha metido a su nación, nación que más pronto que tarde, deberá reconocer este tremendo yerro en la dirección de la democracia y es justo, una mujer de raíces latinas, la que podría encaminar a Estados Unidos a una era de mayor tolerancia con los inmigrantes.

 

Estas elecciones, que se llevarán a cabo el próximo martes 3 de noviembre, además de su obvia relevancia, tienen como escenario una sociedad que debe establecer nuevas formas de convivencia, para no contagiarse ni contagiar, ya que, según especialistas, aún no hay una vacuna que pueda destruir o contener  al virus.

 

Con eso en mente, será interesante analizar las medidas que aplicará el sistema electoral de los Estados Unidos para proteger a las personas. Aun cuando el propio Trump casi ha negado la existencia del virus.  

 

En esta votación en tiempos de pandemia, veremos qué tipo de bases establecen los estadounidenses para una nueva forma del ejercicio democrático; ya que una realidad es que la democracia no debe parar, se debe fortalecer y adecuar siempre ante cualquier problema.

 

Este sábado 4 de julio, los estadounidenses celebran su Independencia y que mejor momento para pensar y reflexionar en sus próximas elecciones, donde su participación podría devolver a los demócratas a la Casa Blanca.

 

 

 

La pobreza y la desigualdad social son males que aquejan a toda la humanidad, ya que provocan clasismo, racismo y violenta los derechos humanos de las personas; ante este problema, presente en todos los países, existe el término Justicia Social, que busca principalmente la equidad en cuestiones materiales y legales.

 

            Es decir, la Justicia Social sirve para garantizar la convivencia pacífica y próspera de una nación. Así, es un concepto indispensable para el bien de una sociedad, el cual garantiza la igualdad de oportunidades para todos los individuos, sin importar el género, la edad y las preferencias sexuales. Pretende el bienestar para todas y todos.

 

            En ese sentido, la Justicia Social es un término que abarca muchos rubros como la creación de empleos con un sueldo justo, el cuidado del medio ambiente, la creación de leyes más equitativas, una justicia penal incluyente, el derecho a una servicio de salud de calidad, a una vivienda digna,  una educación eficaz, entre otros temas.

 

            La Justicia Social es necesaria para garantizar no sólo la equidad de un país, sino para fortalecer a la sociedad y encontrar una manera de acabar con las desigualdades sociales.

 

            También, dicho concepto   debe aplicarse al sistema democrático, donde a las personas se les debe garantizar y respetar su derecho al voto, clave esencial para la prosperidad de un país. En esos términos, la Justicia Social se utiliza para que no se excluya a nadie en la participación democrática, donde la garantía de emitir un voto es un acto que se debe respetar y cuidar. 

 

            Es por eso que la Justicia Social es de suma importancia, ya que a partir de ésta se crean los mecanismos necesarios para fomentar la igualdad, el respeto, la tolerancia y la empatía, algo que cada día le hace más falta a nuestro país, el cual parece atrapado en la descalificación y el insulto.

 

            Reconocer y conocer el término ayuda a fomentar un país más justo, donde cada uno reciba las mismas oportunidades para una vida pacífica, con prosperidad, y por ende, una buena calidad de vida.

 

            Parecería un expresión utópica, pero no lo es y no lo debe ser, es prioridad de cada gobierno garantizar la Justicia Social, sin ella la pobreza crecería, las desigualdades serías más abismales de lo que ahora son y la discriminación no tendría fin.

 

            Es por eso que en 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió crear el Día Mundial de la Justicia Social, el 20 de febrero, con la idea de concientizar a los países sobre que es necesario un equitativo desarrollo social, para lograr y garantizar un Estado que brinde a su pueblo paz y seguridad.

 

            Esta celebración pone especial énfasis en erradicar la pobreza, en ofrecer las condiciones favorables para que a todo individuo se le respete su intocable derecho a una vida saludable y feliz.

 

            Celebremos esta conmemoración, pero no sólo el 20 de febrero, que el término Justicia Social esté siempre presente en nuestra mente para que todos trabajemos en una comunidad más justa, donde nos respetemos y cuidemos.  

 

 

 

 

 

Miércoles, 06 Mayo 2020 20:56

Reflexiones sobre la libertad de prensa

Ejercer un periodismo responsable es equivalente a fomentar la democracia en la sociedad, ya que se trata, sin duda, de un pilar muy importante para la conformación de justicia e igualdad entre todos los ciudadanos. Una prensa libre genera debate, reflexión y logra equilibrar las diferentes voces y expresiones de la comunidad. Sin embargo, para nadie es un secreto que dedicarse a esta profesión es sinónimo de riesgo, máxime si está inmersa en sistemas corruptos.

 

Por ende, ante la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo) es necesario reconocer la labor de los profesionales de la información, los que día a día intentan exponer la verdad, mediante autentificación de hechos y declaraciones, la cual debe presentarse sin cortapisas, sin esperar a quién va a incomodar, en aras de exponer la luz del acontecer público.

 

Ser periodista no es sinónimo de fama. Es una carrera de grandes postulados éticos, que impiden lanzar aseveraciones sin respaldo u opiniones descontextualizadas. Lamentablemente, este tipo de prácticas comunicativas se han replicado en el orbe, dando origen al fenómeno de las fake news, a veces por ignorancia, otras por dolo, encubriendo intereses favorables para pocos y desfavorables para muchos.

 

El periodista de cepa existe. Es sabido, gana poco, trabaja mucho. Pero el periodista de cepa no siente su trabajo como tal, ya que en diversas regiones, sobre todo donde los comunicadores son asesinados, buscan insistentemente la información necesaria para completar las piezas del rompecabezas de la verdad. Avanzan a pesar de amenazas y de posibles sobornos, en ocasiones a oscuras, casi como si fuera un acto de fe, mismo que se ve recompensado con cada trozo de la verdad hallada, rota por quienes ansían disponer de ésta a su antojo.

 

Mal comido, insomne a veces, con enfermedades crónicas a cuestas por bajos salarios, el periodista, el de verdad, cimbra a las estructuras, incluso cuando éste se ejerce de manera responsable. Esa es la función del periodismo, retar también a quien está obrando adecuadamente, analizando pasado, presente y futuro de personajes, empresas, regímenes y todo aquel que esté sujeto al escrutinio público.

 

La materia prima del periodista es la pregunta. Periodista que no pregunta no es periodista. Así de sencillo. Y por más sencillo que parezca, hay quienes no gustan de las interrogantes del periodista.

 

Mujeres y hombres alrededor del planeta han ejercido esta profesión, a veces confundida con oficio, vituperada y minimizada. De hecho, desde ex deportistas hasta especialistas de otras carreras, suponen que pueden hacer de periodistas por el sólo hecho de conocer sobre un tema específico. Pero eso no es periodismo. Es opinión de expertos, las cuales pueden ser grandilocuentes y esclarecedoras, sin embargo, si no son presentadas para que el público digiera la información, se tornan en un arma de dos filos, sobre todo, ante la falta de una interpretación, y peor aún, ante la ausencia de la contrastación de ideas. Y eso lo logra el periodista.

 

Evidentemente, se requieren periodistas mejor preparados, tanto cultural como tecnológicamente. El periodista debe defender esta labor desde su trinchera. Requiere un grado universitario por lo menos, en gran medida, porque debe codearse con maestros, doctores, gente de a pie, personas comunes, con todo un mosaico social que no debe superarlo, máxime si la realidad es compleja. Sin embargo, el periodista hecho en la vida misma, supone también un dejo de experiencia y de vivencia, tan ricas que en ocasiones amalgaman los hechos, los datos, las declaraciones, en una pieza única de trascendencia periodística.

 

Así que, siempre habrá un periodista, dispuesto a todo por hallar la verosimilitud. No importa el dinero, ni las malas condiciones de subsistencia, el periodista no es una especie en extinción, por la sencilla razón de que en millones de seres humanos existe la necesidad intrínseca de saber y revelar la verdad.

 

 

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