Educar en democracia
Miles de estudiantes en la región centro de nuestro país iniciaron este 5 de agosto sus actividades universitarias. La Universidad Autónoma del Estado de México (casi 100 mil estudiantes matriculados), el Instituto Politécnico Nacional (poco más de 200 mil estudiantes) y la Universidad Nacional Autónoma de México (más de 370 mil estudiantes) son las instituciones de educación superior que más alumnas y alumnos reciben, y las que poseen una oferta educativa más amplia.
Para una sociedad que aspira a tener una mejor calidad democrática, el papel de la educación superior es fundamental. Una de las misiones más relevantes de las universidades y de las escuelas politécnicas es la formación integral de las personas. De ahí que estas instituciones ofrezcan, además de sus cursos regulares, actividades artísticas, culturales, lúdicas, científicas y deportivas. La idea que subyace a esta amplia oferta académica es que un profesionista no solamente debe adquirir conocimientos en su área de especialización, también debe aspirar a ser una persona sensible a su comunidad y capaz de apreciar las múltiples manifestaciones del ser humano.
Por esa razón, la socialización de valores democráticos es una de las tareas principales de la formación universitaria. Contrario a lo que se pudiera pensar, la educación fincada en valores democráticos no es exógena a la tarea científica o cultural. Se trata de un paradigma que atraviesa y moldea estas importantes actividades universitarias, ya que solamente en libertad, solidaridad y respeto a los derechos de las personas puede florecer la discusión de las ideas, la investigación, la innovación tecnológica, la crítica constructiva y el mejoramiento de nuestras condiciones sociales y políticas.
Debemos celebrar, en ese sentido, que más de medio millón de estudiantes de nuestra región puedan ingresar y continuar sus estudios superiores. Las habilidades y conocimientos que hoy adquieran serán herramientas clave para que puedan involucrarse en la vida pública de nuestro estado y nuestro país desde una posición constructiva, proactiva, comprometida y responsable. Con ello, las universitarias y universitarios están llamados a ser agentes de cambio desde sus respectivos campos de conocimiento.
Los desafíos políticos, sociales y económicos que enfrenta actualmente la humanidad nos han demostrado el nivel de interdependencia que hemos alcanzado. Lo que sucede en algún punto del planeta puede tener repercusiones globales como nunca antes. Al mismo tiempo, estos nuevos retos nos han enseñado el valor de la ética en la intervención humana. Problemas como la xenofobia, la distribución de la riqueza, la inseguridad, la superación de una pandemia o el respeto a las reglas democráticas requieren, forzosamente, de una acción colectiva motivada éticamente, es decir, de una conducta y voluntad impulsada por valores que prioricen la búsqueda del bienestar colectivo, el respeto a la dignidad humana y la procuración de la paz social.
La democracia no es exclusiva de las aulas, pero en ellas encuentra el sitio perfecto para florecer. El diálogo, el debate y la proposición de soluciones comienzan con el ejercicio de reflexión que debe caracterizar a las comunidades universitarias. Este nuevo ciclo escolar que inicia en nuestro país es un momento propicio para renovar nuestro compromiso con una educación erigida sobre los valores democráticos.
Liderazgos políticos con perspectiva de género
Uno de los resultados más visibles del proceso electoral que concluye es el avance del principio de paridad de género en los cargos de elección popular. Se trata, sin lugar a dudas, de una de las mayores conquistas de nuestra democracia en los últimos años.
Tras la jornada electoral de junio de 2024, cuatro nuevas mujeres serán titulares de poderes ejecutivos locales (Ciudad de México, Guanajuato, Morelos y Veracruz), sumándose a las gobernadoras en funciones (Aguascalientes, Baja California, Campeche, Chihuahua, Colima, Estado de México, Guerrero, Quintana Roo, Tlaxcala), para dar un total histórico de 13 gobernadoras en el país. Asimismo, se prevé que la composición paritaria continúe su tendencia en el Congreso de la Unión y en los congresos estatales.
Como han señalado diversas especialistas, estos resultados demuestran no solo un profundo cambio en la cultura política mexicana, sino la funcionalidad de las últimas reformas en materia de género en el ámbito electoral. Una de las lecciones que debemos entender es que no basta con modificar los patrones culturales en una sociedad, sino que los avances deben ser plasmados en la legislación para introducir nuevas dinámicas e incentivos institucionales.
A pesar de los avances, las mujeres mexicanas debemos ser conscientes de que un liderazgo femenino no siempre significa en un liderazgo feminista, es decir, comprometido con la agenda de género. No basta con asumir una posición de poder o de responsabilidad pública. Hace falta traducir las facultades adquiridas en acciones que empoderen a las mujeres, que nos procuren una vida libre de estereotipos, barreras o violencia de cualquier índole, que nos proporcione las mismas oportunidades y retribuciones que el resto de los miembros de nuestra sociedad.
Por ello, la llegada de más mujeres al poder representa una ventana de oportunidad histórica para renovar la vida pública en nuestro país, cambiar las estructuras y dinámicas de las instituciones políticas y democratizar aun más nuestra sociedad para convertirla en una más solidaria, tolerante, horizontal y participativa.
Aunque lo anterior demanda una tarea colectiva, el liderazgo de las mujeres representa un elemento clave. Es momento de transformar la percepción del liderazgo político en sí mismo, para abandonar ideas comúnmente asociadas a quienes detentan el poder en clave patriarcal (inflexibilidad, mano dura, intolerancia) y acercar el ejercicio público a virtudes que son necesarias en los tiempos actuales (diálogo, inclusión, flexibilidad).
Pero también, se estima pertinente que gobernantes, legisladoras y servidoras públicas de todo el país impulsemos una nueva agenda pública, que ponga en el centro del debate problemas y sujetos que tradicionalmente han sido relegados. Se trata de convertir los cambios cuantitativos en aspectos cualitativos. Solo de esta manera podremos traducir la presencia femenina en una labor política genuinamente feminista y, a través de ello, más democrática.
La cita con las urnas
Llegamos a la recta final del proceso electoral concurrente 2023-2024. Como ya se ha señalado, se trata no solo del proceso electoral más grande de nuestra historia sino del más incluyente. En el Estado de México, la autoridad electoral ha dado puntual seguimiento para que todos y cada uno de los procedimientos electorales se lleven a cabo en estricto apego a la normatividad vigente. De esta manera, se ha garantizado la paridad de género en la postulación de candidaturas, pero también el cumplimiento, por parte de los partidos políticos, de las disposiciones para asegurar la participación de personas pertenecientes a la comunidad de la diversidad sexual, comunidades y pueblos indígenas, afromexiquenses, así como personas con discapacidad.
A pocos días de nuestra cita con las urnas, es pertinente valorar el papel de nuestras instituciones democráticas. Cabe recordar que hemos construido uno de los sistemas electorales más complejos, innovadores y avanzados a nivel mundial. Su objetivo ha evolucionado sustancialmente para velar ya no solo por la certeza y legitimidad de los resultados electorales, sino por la participación de todos los grupos y sectores de la ciudadanía.
Gracias a la colaboración ciudadana en la organización del proceso electoral —patente a través de los funcionarios de las mesas directivas de casilla, capacitadores asistentes electorales, supervisores, observadores y especialistas que forman parte de las tareas de auditoría a los diversos programas—, la actuación del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) se robustece y se legitima. A lo largo de los últimos meses, las autoridades centrales y órganos desconcentrados del IEEM nos hemos dado a la tarea de preparar los materiales que se utilizarán en la jornada electoral, capacitar a las y los funcionarios que participarán, seleccionar y difundir la localización de las casillas, publicitar el perfil y propuestas de las candidaturas locales, instaurar el Programa de Resultados Electorales Preliminares, así como el resto de mecanismos que nos permitirán dar seguimiento al desarrollo de los comicios.
En todas estas tareas, el profesionalismo de las y los servidores públicos que conforman al IEEM, así como la experiencia acumulada y el constante escrutinio público, han sido elementos clave para cumplir a cabalidad con los principios rectores de la función electoral, a saber, certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, objetividad y paridad.
La finalidad última de todo este trabajo acumulado es consolidar la legitimidad de nuestras instituciones democráticas, la renovación cívica y pacífica del poder público, así como la participación de la ciudadanía en condiciones de libertad. Por ello, sea cual sea el resultado, la actuación de las autoridades electorales, partidos y candidaturas debe ser ejemplar para que la ciudadanía mexiquense mantenga su confianza en el voto como el mecanismo idóneo para elegir a representantes, programas de gobierno y proyectos políticos. Acudamos, pues, este domingo 02 de junio a la cita con las urnas para ratificar nuestra confianza y nuestro compromiso con la democracia.
La información en las campañas electorales
Nos acercamos a una de las etapas más decisivas del proceso electoral 2024. De acuerdo con el calendario electoral, el próximo 26 de abril inician las campañas para Ayuntamientos y Diputaciones Locales en el Estado de México. En nuestro estado, las y los ciudadanos acudiremos a las urnas para elegir 75 diputaciones locales, 125 presidencias municipales, 136 sindicaturas y 966 regidurías, para un total de 1,302 cargos de elección popular.
Al insertarse los comicios del Estado de México dentro del proceso electoral más grande de nuestra historia a nivel nacional, es común que el flujo de información sea tan masivo como dinámico. Prácticamente todos los diarios, programas televisivos o radiofónicos, así como las redes sociales comienzan a centrar su atención en las campañas electorales, candidaturas, propuestas y escenarios políticos.
La conversación pública en torno a los comicios, las alternativas y la contienda por el poder son una de las mejores evidencias de la vitalidad de una sociedad. Justamente en la participación y el interés ciudadano descansa buena parte de la construcción de una mejor democracia. Sin ello, ninguna sociedad sería capaz de mejorar la calidad de sus instituciones y liderazgos políticos.
No obstante, además de la cantidad de información que recibimos, debemos prestar atención a su calidad y a nuestra capacidad para discernir la validez y consistencia de la información. Desde luego, no se trata de descalificar a priori algunas fuentes, testimonios o evidencias. Menos aún de invalidar los señalamientos críticos hacia candidaturas, partidos o autoridades.
Lo que se busca es construir una conversación pública y una contienda electoral basadas en el civismo, la veracidad de la información, la cultura de la paz y el respeto a la legalidad. No podemos olvidar que la libertad de expresión debe ejercerse con responsabilidad. Por ello, como sociedad debemos rechazar los señalamientos que pretendan lesionar la imagen de cualquier candidatura basados en comentarios discriminatorios por razón de género, edad, origen étnico, aspecto físico, condición social, de salud o cualquier otra.
Pero también debemos tener mucho cuidado de caer y difundir noticias falsas que circulan en las redes sociales. La mejor manera de lograr esto es contrastando la información en diversos medios o fuentes oficiales. La inmediatez no siempre es compañera de la veracidad.
Para abonar a la transparencia y derecho a la información de la ciudadanía, el Instituto Electoral del Estado de México ha puesto en marcha, como en procesos electorales previos, el sistema “Candidatas y candidatos, conóceles”. A través de esta plataforma, la ciudadanía mexiquense podrá conocer la trayectoria profesional, académica, antecedentes políticos y propuestas principales de cada uno y cada una de sus candidatas. Se trata de una herramienta sumamente útil que debemos difundir, pues incentiva el conocimiento de los perfiles y el análisis de sus propuestas como elementos indispensables para el ejercicio de un voto crítico e informado, lo cual supone la base de una democracia sólida.
Voto y democracia incluyente
En las sociedades contemporáneas suele aceptarse que un gobierno democrático parte de dos principios bien establecidos: el voto universal y la regla de la toma de decisiones por mayoría. Sin embargo, una democracia incluyente debe revisar constantemente la instrumentalización de estos dos principios para garantizar una efectiva representación de intereses diversos, pero, al mismo tiempo, el respeto a los derechos de las minorías.
En este sentido, el primer principio —del voto universal— se refiere a los avances que históricamente se han alcanzado para extender el reconocimiento del derecho al voto a cada vez más sectores sociales. La evolución misma del concepto de universalidad ha sido fundamental, pues en siglos pasados bastaba con que los hombres libres votaran para que una sociedad se considerara democrática. Posteriormente, el sufragio se reconoció como derecho de las mujeres y en general de todas las personas sin distinción de su origen étnico, edad, condición social, religión, opiniones o preferencias, transitando a una verdadera universalidad. De este modo, y como señala Bobbio, a mayor universalidad del voto, mayor democratización de la sociedad.
Por otra parte, en una democracia incluyente, el segundo principio democrático referido —la toma de decisiones a partir del principio de mayoría— debe ser respetuoso de los derechos humanos reconocidos para las minorías. En un Estado constitucional, ningún proyecto político, decisión u objetivo puede vulnerar los derechos reconocidos en nuestra Carta Magna y los tratados internacionales. Pero, además de ello, una democracia incluyente debe incorporar los intereses y necesidades de las minorías que, aunque no cuenten con el peso demográfico, político o simbólico de la mayoría, sí se reservan su derecho a ser atendidas por el poder público.
Aunque lo anterior se ha reconocido teórica y legalmente, queda pendiente el reto de instrumentalizar estos principios de manera plena en nuestras sociedades de hoy. Al respecto, la autoridad electoral de nuestro país ha avanzado en materia de implementación del voto anticipado para personas con alguna discapacidad. Esta modalidad de voto fortalece los dos principios democráticos referidos, pues extienden aún más la universalización del voto e integran a minorías en la agregación de intereses.
Para este proceso electoral concurrente 2023-2024, el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) se ha comprometido a implementar las acciones necesarias a efecto de garantizar el Voto Anticipado en el estado de México para la ciudadanía que tenga alguna incapacidad física que impida, limite o dificulte su asistencia ante la casilla que le corresponda durante la Jornada Electoral. En ese sentido, el pasado 20 de febrero, el Consejo General del IEEM aprobó los Formatos Únicos de la Documentación Electoral, para el Voto Anticipado de la Elección de Diputaciones Locales y Ayuntamientos 2024. Dichos formatos cumplen con las especificaciones técnicas de la documentación electoral, los requerimientos establecidos en las disposiciones legales y, no menos importante es que se encuentran personalizados atendiendo a las particularidades de la elección de Diputaciones Locales y Ayuntamientos 2024.
Con esta decisión, se procede ahora a la impresión de los formatos y su posterior distribución. Con ello, el IEEM da un paso firme hacia la inclusión y la no discriminación, de manera que nuestra democracia siga consolidándose bajo un paradigma de inclusión, para que ninguna persona se quede sin ejercer su derecho humano al voto.