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Miércoles, 25 Septiembre 2024 10:24

PERIODISMO Y DEMOCRACIA

En un país cuya transición democrática tuvo como eje central la ciudadanización, mejora e independencia de la administración electoral, es natural que la materia comicial se entienda como definitoria de la calidad de la democracia. Lo cierto es que este régimen sólo se desarrolla a plenitud cuando el ejercicio de derechos fundamentales se armoniza con un adecuado estado de derecho y con comicios íntegros.

 

La fórmula no es nueva. Desde los años setenta, Robert Dahl mostró que algunos elementos son condición necesaria para que la poliarquía exista. Es el caso de las libertades de asociación y expresión; del acceso de la ciudadanía a fuentes de información plurales y diversas y de la independencia de las instituciones democrática. Autores y autoras más recientes coinciden en que la calidad de la democracia y la integridad electoral atraviesan, necesariamente, por la satisfacción de derechos civiles, responsabilidad política y, por supuesto, una adecuada acumulación de las preferencias electorales.

 

Por eso no debe extrañarnos que el pasado Día Internacional de la Democracia, el Secretario General de Naciones Unidas llamó a reforzar la libertad de expresión. Guterres explicó que, cuando las libertades civiles son atacadas se reduce el espacio cívico, se intensifica la polarización y crece la desconfianza.

 

Su llamado no es gratuito. Hay dos elementos que hacen indispensable discutir la relación entre democracia y libertades de expresión y prensa en la actualidad.

 

En primer término, es necesario considerar la historia reciente. Hace unos días IDEA Internacional – agencia internacional especializada en elecciones – emitió un Informe sobre el Estado Global de la Democracia. Encontró que la representación política se ha estado erosionando en todo el mundo, derivado de limitaciones a medios de comunicación diversos, plurales y críticos a los poderes en turno. También denunció restricciones que algunos gobiernos han impuesto a quienes expresan opiniones políticas diferentes a las élites dominantes.

 

Si bien estos declives en las libertades de expresión y prensa se han agudizado en países con problemas de violencia e inseguridad, hay datos de preocupación en los cinco continentes.

 

En periodos electorales, el pleno ejercicio de estas libertades es fundamental ya que de ahí pende la información con que cuente la ciudadanía al momento de definir el sentido de su voto, así como para saber las circunstancias en que podrán ejercer su voto. No exageran quienes afirman que el voto libre y auténtico está estrechamente ligado a la existencia de un periodismo profesional y libre.

 

De ahí se desprende una segunda preocupación. Desde hace poco más de una década el debate político se ha visto influenciado por fuentes que deliberadamente buscan confundir a la ciudadanía. El sorprendente resultado del referendo que puso al Reino Unido afuera de la Unión Europea puso de manifiesto la existencia de consultoras que intencionalmente dispersan información falsa en internet. Siembran ideas equivocadas sobre las consecuencias de una eventual decisión electoral.

 

La Inteligencia Artificial ofrece prometedoras herramientas para detectar la desinformación deliberada. Al mismo tiempo, universidades y académicos de todo el planeta han advertido sobre los riesgos de que esta nueva tecnología pueda ser ocupada para generar artificialmente videos y audios y con ello simular situaciones que no ocurrieron en la realidad.

 

La conclusión es clara. Para que el avance democrático continúe, el mundo necesita de un ejercicio de las libertades de expresión y prensa intenso. Se requiere un periodismo plural y con fuentes verificadas.

 

Por eso es de festejar que El Universal abra un nuevo capítulo en su historia, ahora con una edición mexiquense. Sea este esfuerzo la natural consolidación del trabajo realizado para discutir la realidad política de la entidad más poblada del país, así como el inicio de más y mejores opciones de información para la ciudadanía. Enhorabuena.

 

Jueves, 25 Julio 2024 09:00

La Política Harris

Apenas habían pasado unas horas desde que el presidente Biden renunció a su candidatura, cuando iniciaron los ataques misóginos contra la eventual candidata Kamala Harris. El contendiente republicano salió a la escena pública a burlarse de la forma de reír de quien será su oponente femenina, a quien calificó como “loca”.

 

El dicho de Trump no era siquiera producto de su ingenio machista, simplemente reproducía líneas que el periodismo sexista ha dicho sobre la Vicepresidenta desde que asumió el cargo.

 

Es previsible que en los próximos meses la virtual candidata siga enfrentando duros e injustos calificativos en la prensa mundial y estadunidense. Los sesgos de los medios ya han erosionado en el pasado las posibilidades de las mujeres que participan en política. A Hillary Clinton, por ejemplo, se le criticó por su “ambición”, siendo aquel calificativo un atributo que en los hombres se valora positivamente. A Sarah Palin –la republicana que hizo fórmula con John McCain– se le solía cuestionar su guardaropa y su vida familiar. A Elizabeth Warren se le ha juzgado por su falta de simpatía.

 

La historia que vivirá Harris será cruda, pero no es inesperada. Desde 1991 la académica estadunidense Kim Fridkin Kahn advirtió que los hombres candidatos reciben mayor y mejor cobertura durante los procesos electorales. Demostró que esas asimetrías pueden tener impactos en los resultados de los comicios, ya que los medios de comunicación influencian la opinión pública.

 

Esto es así porque, a diferencia de lo que pensarían algunas corrientes teóricas, las y los votantes no cuentan con toda la información al momento de ejercer su sufragio. En realidad, muchas personas sólo acceden a la información que les acercan los medios de comunicación. La desigual manera en que éstos presentan a las candidaturas de hombres y de mujeres es agudizada por la forma en que algunas personas formadoras de opinión lanzan comentarios cargados de estereotipos de género.

 

Según el Global Media Monitoring Project, la presencia de mujeres en los medios ha crecido entre 1995 y 2020 en 120 países. Sin embargo, los incrementos dejan mucho que desear: del 16% al 24% en periódicos; del 15% a 24% en radio, y del 21% a 26% en los informativos de televisión. Además, diversos trabajos académicos han encontrado que las mujeres en campaña reciben cobertura negativa sobre sus competencias en el servicio público, pues los medios siguen destacando atributos relacionados con sus cualidades personales e incluso con su aspecto físico.

 

Más allá de lo injusto de esta problemática, aparecen dos problemas fundamentales. El primero, que los estereotipos de los medios de comunicación se trasladan a sus audiencias y, a la postre, a los votantes. Ello impide que quienes quieran emitir un voto informado y razonado conozcan las propuestas de política pública de las mujeres candidatas con el mismo detalle y precisión de las ofertas que formulan los contendientes varones.

 

Por otra parte, se reduce el desempeño de las reglas de paridad y las cuotas de género. El hecho de aumentar la cantidad de mujeres que compiten en política sólo se puede traducir en una mayor presencia femenina en la medida en que el electorado conozca cómo las mujeres ejercen sus liderazgos y pueda así valorar objetivamente sus capacidades.

 

Por eso son importantes esfuerzos como el realizado por el Instituto Electoral del Estado de México que monitoreó la cobertura mediática que los medios de comunicación hicieron respecto de las candidaturas locales. De la propaganda validada, 59% fue para hombres, 34% para mujeres, 5% no especificó género y en 2% se visualizó a personas de ambos sexos.

 

Todas y todos tenemos el derecho de ser visibilizados/as por nuestras capacidades y aptitudes, y no por el sexo que nos asignaron al momento de nacer.

 

Promovamos un país en el que ser mujer no signifique “nacer en desventaja”.

Jueves, 11 Julio 2024 09:00

Formar Gobierno en Francia

El pasado 30 de junio Francia celebró la primera vuelta de sus elecciones legislativas. La extrema derecha lidereada por Marine Le Pen obtuvo el 33% de la votación y dejó en tercer lugar al partido del presidente Macron, el cual alcanzó apenas el 21%. Frente a esos resultados, algunos análisis se apresuraron a presagiar el inevitable triunfo de la extrema derecha, criticando al mandatario galo por haber convocado anticipadamente a elecciones sin existir una obligación constitucional.

 

En este espacio disentimos de aquel pronóstico fatalista. Además de que todas las elecciones se dan en contextos casi impredecibles, los sistemas de segunda vuelta o balotaje, pueden comprometer cualquier diagnóstico.

 

Los resultados de la segunda vuelta confirmaron el argumento central de esta columna: los sistemas electorales importan tanto en el comportamiento del electorado como en las alianzas estratégicas de los competidores. La elección parlamentaria francesa, a dos vueltas, genera incentivos para generar alianzas en la antesala de la segunda. De ahí que el porcentaje de votos obtenidos por cualquier partido en la primera ronda no puede ser interpretado automáticamente como un predictor del número de escaños que obtendrá en la cámara baja.

 

Los datos son ilustrativos. Se elige una diputación por cada una de las 577 circunscripciones. De ese universo, apenas 76 fueron decididas en la primera ronda. Es decir, aquellas candidaturas que obtuvieron más del 50% en la primera vuelta, no tuvieron que ir a una segunda. La enorme mayoría de los escaños fueron decididos el domingo siguiente, en segundas vueltas en las que compitieron las dos, tres o cuatro candidaturas que obtuvieron arriba del 12.5% en la primera.

 

La amenaza real de que la extrema derecha ganara fue una variable decisiva que posibilitó los acuerdos estratégicos que siguieron a la primera ronda. En efecto, a días que conoció la contundente victoria del “Rally Nacional” de Le Pen en la primera vuelta, su propuesta de Primer Ministro ya empezaba a esbozar su plan de gobierno ante los medios y a referir quiénes podrían ser sus primeras designaciones para el gabinete.

 

Fue en ese punto que la estrategia del centro macronista y la izquierda tomó un eficaz giro estratégico. Unos y otros conformaron un “Frente Republicano” aglutinado para vencer a sus principales opositores: el “Rally Nacional”. En el Frente pactaron la renuncia de aquellas candidaturas distritales con menores probabilidades de triunfo, dejando únicamente a quienes tuvieron mejores resultados. En total renunciaron 311 candidaturas, con lo que en cada demarcación el voto anti-derecha se concentró en una y sólo una candidatura.

 

La estrategia funcionó. Al final de la segunda vuelta el Frente Popular de izquierda obtuvo la bancada más numerosa (180), mientras que la agrupación macronista se alzó con 159 escaños. La extrema derecha tendrá el tercer lugar en cuanto al tamaño de su bancada (142), a pesar de haber obtenido el mayor número de votos en ambas rondas de votación. Los sistemas electorales cuentan.

 

En los próximos días, la alianza centro-izquierda que triunfó deberá resolver una nueva negociación: definir quién será el o la primera Ministra.

 

Sólo si el espíritu cooperativo que tuvieron en la fase electoral permanece al momento de formar gobierno conseguirán la estabilidad democrática que buscan.

Jueves, 27 Junio 2024 21:00

La vuelta al mundo en 20 días

El próximo domingo la política francesa puede dar un giro insospechado. La derecha extrema puede tomar el control del gobierno, sin que siquiera estuviera prevista su renovación este año. Por su importancia política y su trasfondo electoral, la historia es digna de ser observada con detenimiento.

 

El pasado 9 de junio se celebraron elecciones al Parlamento Europeo. El partido de Marine Le Pen obtuvo el 31% de los votos, más del doble de lo que obtuvo Renacimiento, la hasta entonces fuerza mayoritaria del Presidente Emmanuel Macron. Ello afectaría la representación francesa en el organismo regional, pero no tendría implicación alguna en el gobierno interno.

 

Pero el tema dio un giro inesperado. Macron reconoció públicamente el mensaje que el electorado había enviado con una votación adversa a su partido y – sin que haya ley que lo exija – ordenó convocar a nuevas elecciones en la Cámara Baja. La Constitución francesa dicta que en estos casos extremos, se debe convocar a elecciones en un plazo de 20 a 40 días. Se optó por el plazo más corto.

 

La decisión tomada por el Presidente ha sido objeto de numerosos análisis, pues parecería ir contra los intereses de la coalición gobernante. Esto es así no sólo porque llama a elecciones justo en el momento en que la extrema derecha parece tener la mayor fuerza en toda su historia.

 

Reagrupamiento Nacional abandera numerosas propuestas antiinmigrantes, además de ir decisivamente en contra de políticas emblemáticas del partido en el gobierno. A la riesgosa coyuntura política debe añadirse el hecho de que el principal candidato de la coalición de Le Pen tiene apenas 28 años y ha logrado crear en redes sociales un mensaje fresco que cautivó al electorado joven.

 

Pero la elección no será a duplas. Frente al crecimiento de la coalición derechista, los partidos de izquierda también se agruparon en un Nuevo frente Popular, cuya fuerza se estima pueda alcanzar hasta un 28%.

 

Agrupa a socialistas, comunistas, verdes y cuenta con importantes apoyos de intelectuales.

 

Si bien la apuesta del Presidente Macron podría parecer irracional, hay un aspecto del sistema electoral francés que puede resultarle estratégico. En ese país no hay diputaciones por el principio de proporcionalidad. Las y los 577 diputados serán electos por mayoría simple en sus respectivos distritos. La elección es a dos vueltas, de manera que es posible que el centrismo venza a los extremos, en caso de colarse al ballotage.

 

Pero, ¿cómo funciona una elección congresional de dos vueltas? En el caso francés, ganará en primera ronda aquella candidatura que obtengan más del 50% de los votos emitidos y que representen, al menos, el 25% del voto del electorado. Si ninguna de las opciones logra ese umbral, se celebrarán comicios al domingo siguiente, es decir el 7 de julio. Podrán competir en estos últimos todas aquellas opciones que hubieren obtenido el 12.5% de la votación. Resultará electa la persona que obtenga la mayoría simple de los votos. El sistema, entonces, podría ser útil para explicar la arriesgada apuesta de Macron.

 

Más allá del juego estratégico que envuelve la elección francesa del próximo domingo, el proceso tiene méritos por su enorme celeridad. Pasan apenas 20 días entre la convocatoria y la jornada electoral, serán siete los días que transcurren entre una fecha de votación y la segunda ronda.

 

Esta enorme agilidad se logra eliminando etapas que serían impensables para los sistemas electorales latinoamericanos, pero encuentran razonabilidad en contextos europeos. Así, por ejemplo, los funcionarios de casilla son directamente seleccionados por los municipios, sin sorteo o capacitación previa. La justicia electoral puede transcurrir después de que se haya llevado a cabo la elección. Serán campañas de acaso dos semanas.

 

Las elecciones del próximo domingo darán cuenta si hubo racionalidad estratégica en la decisión de convocar a nuevas elecciones o si – parafraseando la aventura del clásico autor francés - la política dará una vuelta completa en apenas 20 días.

Viernes, 14 Junio 2024 09:00

Votos y escaños

¿Cómo traducir las preferencias políticas expresadas por más de ocho millones de votantes en un Congreso de apenas 75 escaños? La respuesta no es trivial y obliga a recuperar un viejo debate doctrinal y académico, aquel entre mayoritarismo y proporcionalidad.

 

Para una corriente, la manera óptima de elegir diputaciones es que éstas compitan en un territorio definido (distrito) y resulte ganador quien obtenga más votos. Quienes defienden este principio mayoritario destacan la relación unívoca que se genera entre representantes populares y electores. Sostienen que esa condición hace más eficaz la rendición de cuentas.

 

Otras personas abogan por el principio de proporcionalidad, ya que refleja en forma más nítida a la sociedad. Cuando las curules se asignan bajo las fórmulas de representación proporcional, las minorías quedan mejor representadas. La literatura de las últimas décadas ha demostrado también que este mecanismo logra un mejor desempeño cuando se pretenden objetivos igualitarios propios de las cuotas de género o de la aplicación de la paridad.

 

La Constitución mexicana no resuelve esta divergencia, sino que la combina en un sistema mixto. Algunos congresistas son electos por mayoría (uninominales) y otros lo son por proporcionalidad (plurinominales). Esta mezcla es afortunada porque recupera los beneficios de ambas tradiciones, pero genera problemas novedosos que surgen al armonizar dos fórmulas que fueron diseñadas para operar por separado.

 

Por citar algún ejemplo, los partidos pueden ganar suficientes distritos de mayoría y, con ello, generar sobrerrepresentación. La norma comicial reconoce esa posibilidad, pero constriñe a que ese margen no pueda exceder del 8%.

 

Otra posibilidad es que, derivado de los triunfos de mayoría, se genere una proporción no necesariamente paritaria. La ley requiere que la autoridad electoral haga los ajustes para garantizar ese principio constitucional y da los parámetros para decidir cómo impactar las listas.

 

Un tercer problema es que el sistema electoral no logre recuperar el potencial político de aquellas candidaturas que compitieron por el principio de mayoría, pero no hubieren obtenido el triunfo en sus distritos. La Constitución mexiquense resuelve creativamente ese problema, al permitir que algunas de las primeras minorías se intercalen entre las candidaturas propuestas para la representación proporcional.

 

El domingo pasado el Instituto Electoral del Estado de México hizo la asignación para el Congreso venidero. Para ello, aplicó escrupulosamente las fórmulas descritas en el Código Electoral de la entidad, mismas que son claras en el tratamiento que debe darse a los resultados obtenidos por cada fuerza política en la elección. Si bien son pocos, hay espacios para la interpretación del sentido de la norma. Por fortuna, los tribuales electorales han revisado la aplicación de las fórmulas de asignación en muchos procesos y, al hacerlo, han generado criterios interpretativos que fueron de mucha utilidad para el IEEM.

 

El resultado de ese trabajo logró una propuesta de integración del Congreso mexiquense donde, por vez primera en la historia, la mayor parte de los escaños fueron asignados a mujeres. Todos los partidos que alcanzaron el 3% de la votación, tuvieron garantizado su derecho a formar parte del Congreso. Además, ningún partido quedó sobre o sub representado más allá de los límites constitucionales permitidos.

 

Las acciones afirmativas funcionarion y tendremos representantes populares que representen a grupos en situación de discriminación.

 

La próxima Legislatura del Estado de México reflejará la pluralidad expresada por las y los votantes en las urnas.

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