El poder del lenguaje para hacer posible la inclusión
El lenguaje, además de ser un medio de comunicación, también es una forma de organizar el mundo. Lo que se dice, cómo se dice y lo que se deja sin nombrar tiene implicaciones. Durante siglos, lo masculino se ha presentado como lo universal como si nombrar “los ciudadanos”, “los candidatos” o “los votantes” fuera suficiente para incluir a todas las personas. Pero eso no solo refleja una forma de hablar, también muestra quién ha tenido históricamente el poder de definir qué cuenta y qué no.
La misma hegemonía ha excluido a muchas personas de la toma de decisiones, ha dicho cómo debe usarse el lenguaje y ha puesto reglas, límites y correcciones a quienes intentan hablar distinto. Por eso, examinar el lenguaje es también cuestionar cómo se reparten el poder y la representación en la práctica y en nuestro imaginario. En este preciso momento podemos encontrar uno de los distintos problemas: no se trata de corrección política, se trata de quién tiene lugar en la conversación pública. Por mencionar un ejemplo, las mismas instituciones, la academia y quienes representan el poder dictaminan cuál es la corrección: para hablar, escribir y comunicar; en ese sentido, la exclusión va más allá del uso de las palabras.
Ahora bien, ¿la solución está en cambiar una letra? Se ha hablado mucho del uso de la “e” o de los desdoblamientos como “todas y todos”. Cada opción tiene sus ventajas y sus límites. No hay una fórmula perfecta, pero sí podemos hacernos una pregunta clave: ¿cómo logramos que todas las personas se sientan nombradas?
Una alternativa útil ha sido hablar en términos más amplios: decir “la ciudadanía” en lugar de “los ciudadanos” o “las personas candidatas” en vez de “los candidatos”, por ende, evitamos excluir mientras construimos mensajes más incluyentes. Recordemos que el lenguaje informa y también representa. En consecuencia, cuando representa bien, más personas se ven reflejadas porque su voz importa.
En el Instituto Electoral del Estado de México, el uso del lenguaje incluyente ha sido parte de una estrategia institucional para promover la paridad y garantizar la no discriminación, por la forma en cómo se comunican los procesos, se difunden los derechos y se invita a participar desde materiales informativos hasta campañas con la intención de transmitir a todas las personas que su participación es valiosa. De igual forma, en democracia no basta con que existan derechos: también hay que nombrarlos, explicarlos y hacerlos accesibles; un recurso para estos propósitos es el lenguaje porque puede marcar la diferencia.
El lenguaje incluyente puede llevarnos a una reflexión más profunda: una que incida sobre nuestro proceder como personas ciudadanas, trabajadoras, emprendedoras, funcionarias e integrantes de las comunidades que construyen este país para visibilizar qué tan incluyentes somos tanto en lo que decimos como en lo que hacemos. Dialogar sobre este tema tiene la intención de incentivar y promover su uso. Nombrar es importante, sí, pero la inclusión no se agota en las palabras: también se mide en los espacios que abrimos, a quiénes escuchamos, a quiénes damos lugar y cómo ejercemos el poder en nuestras prácticas cotidianas.
La historia del voto de las mujeres en México: el principio de una lucha que continúa
¿Se han preguntado qué debió suceder para que hoy existan mujeres gobernando o legislando en México? Aunque ahora parezca algo normal, no siempre fue así: llegar hasta este momento tomó décadas de lucha y perseverancia. Las mujeres han participado en la construcción del país, pero, cuando se escribieron las leyes, quedaron fuera. Un caso fue, por ejemplo, que en la Constitución de 1917 no se les reconoció el derecho a votar ni a ser electas.
Actualmente, es necesario tener presente la pregunta ¿cómo se originó el cambio? Los primeros pasos se dieron desde algunos estados del país; un momento clave y trascendental fue el Primer Congreso Feminista, celebrado en 1916, en Yucatán. En esa época, la exigencia del voto municipal para las mujeres era visto como una amenaza al “orden moral y familiar”; pero, para 1922, la lucha rindió frutos y Rosa Torres se convirtió en la primera Regidora de Mérida y del país. Años después, en la década de 1940, el Frente Único Pro Derechos de la Mujer logró reunir a 50,000 mujeres de distintos estratos e ideologías, demostrando que la lucha era colectiva.
En 1947 se dio otro gran paso: las mujeres mexicanas obtuvieron el derecho a votar y ser electas en el ámbito municipal. Faltaba camino, pero la puerta ya estaba entreabierta. Seis años después, en 1953, se reconoció su ciudadanía plena y su derecho a participar en elecciones federales. Con estos antecedentes, en 1954, las mujeres votaron por primera vez en elecciones federales y estatales en Baja California; en 1955 participaron en elecciones intermedias, y como resultado, fueron electas las primeras cuatro diputadas federales en la historia, no obstante, fue hasta 1958 cuando participaron por primera vez en una elección presidencial.
Aunque el voto de las mujeres fue un hito, no significó igualdad automática. Durante décadas, su presencia en la política avanzó poco, en consecuencia, en la historia más reciente del país fue necesario establecer cuotas de género en las candidaturas hasta llegar a la paridad “en todo” como principio constitucional. Así, después de muchos esfuerzos, hoy podemos ver cambios más palpables. En las elecciones federales de 2024, las Cámaras de las y los Diputados y Senadores se conformaron de manera paritaria; y en cuanto al ejercicio del voto, las mujeres tuvieron un 64.3% de participación a nivel federal, haciendo tangible la importancia del derecho a votar y ser electas. Tras las recientes elecciones de 2025, la presencia de mujeres en el Poder Judicial también reflejó avances cuantitativos mostrando cómo, poco a poco, es posible cerrar la brecha de género.
En suma, el voto de las mujeres no fue un regalo, sino el fruto de una lucha histórica. La próxima vez que votemos podemos cuestionarnos ¿quiénes continuarán abriendo el camino para las que vienen después? Esta pregunta me parece pertinente porque considero que la democracia paritaria, sustantiva e incluyente todavía enfrenta retos, entre ellos, que las personas lleguen con perspectiva de género a los espacios de decisión política o de impartición de justicia.
El cierre de un proceso inédito: asignaciones paritarias en el Poder Judicial del Estado de México
Después de una jornada electoral inédita y nueve días de cómputos, surge la pregunta: ¿cuáles son los resultados? La respuesta está en una serie de procedimientos que el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) llevó a cabo para dotar de certeza a la culminación de un proceso electoral sin precedentes. Por ello, me parece importante destacar que estas acciones son el resultado de un conjunto de normas puestas en práctica que surgen desde las Constituciones federal y local, el Código Electoral del Estado de México (CEEM) y los Acuerdos emitidos por el Consejo General del IEEM como: los Lineamientos de Paridad de Género (IEEM/CG/29/2025), el Procedimiento “8 de 8” previo a la asignación de cargos (IEEM/CG/89/2025) y el Procedimiento para la sumatoria final y la asignación de cargos (IEEM/CG/90/2025).
Con respecto de los requisitos de elegibilidad, estos se verificaron en dos momentos. El primero fue cuando los Comités de Evaluación de los tres poderes del Estado, revisaron que las personas candidatas los reunieran. El segundo fue previo a la asignación cuando el IEEM efectuó una segunda verificación en función de los resultados del Sistema Informático de Apoyo a los Cómputos. Con base en lo anterior, el Consejo General del IEEM asignó los cargos a partir de la votación obtenida por materia de especialización y el principio constitucional de paridad de género.
En el caso de la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia, acorde a los artículos 603 y 620 del CEEM, se asignó a un hombre, quien obtuvo la mayoría de votos. Para los próximos tres periodos de dos años, de acuerdo con lo establecido respecto a la rotación de cargos y la alternancia de género, el segundo periodo fue asignado para mujer y el tercero para hombre. Respecto al cuarto periodo, que tendría que asignarse a una mujer y debido a que sólo una cumplió con los requisitos legales para asumir dicho cargo, no pudo ser asignado; no obstante, deberá asignarse posteriormente a una mujer conforme al principio de paridad; por lo que las autoridades competentes tomarán las medidas necesarias para su debido cumplimiento.
En cuanto al Tribunal de Disciplina Judicial se asignaron cinco Magistraturas: en primer término, una mujer y un hombre por un periodo de ocho años, al ser las personas con mayor votación. Las tres asignaciones restantes fueron por cinco años para dos mujeres y un hombre conforme al Transitorio Octavo del Decreto número 63 emitido por la Legislatura Local y los lineamientos de paridad.
Para las Magistraturas del Tribunal Superior de Justicia, la asignación fue conforme a la votación obtenida. De las 30 designadas, 16 corresponden a mujeres y 14 a hombres (lo que representa un 53.3% y un 46.6% respectivamente). En el caso de las Juezas y Jueces, de los 55 cargos designados, 34 corresponden a juezas y 21 a jueces (lo que representa un 61.8% de mujeres y un 38.1% de hombres). En ambos casos se puso en práctica la paridad tomando en cuenta la región o el distrito judicial y la materia de especialización; pero, además, en el caso concreto de cargos unipersonales por especialidad de Juezas y Jueces, resalta que, en su mayoría, la ciudadanía decidió que fueran mujeres.
Para concluir, me resta mencionar que, ante estos resultados, hoy podemos advertir el impacto de los lineamientos de paridad en su materialización. Estas medidas son una forma concreta de corregir la deuda histórica que han enfrentado las mujeres para acceder en igualdad de condiciones al Poder Judicial. Podemos cerrar un capítulo más y abrir un nuevo episodio de cara al 2027.
Después de la jornada electoral, el desafío continúa
La jornada electoral del pasado 1 de junio concluyó recordándonos el significado de la palabra desafío. Enfrentamos un proceso inédito: por primera vez en nuestra historia votamos para renovar el Poder Judicial del Estado de México. Sin embargo, vale recordar que nuestro derecho a votar es sólo una parte de lo que implica construir una ciudadanía activa para fortalecer el régimen democrático. Por esto mismo, la reflexión que presento a continuación es una invitación para pensar todo lo que implica organizar una elección y dimensionar la importancia de la participación ciudadana.
La organización de este Proceso Electoral Judicial Extraordinario exigió diseñar una nueva pedagogía electoral, por eso, en el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) buscamos que fuera cercana a la ciudadanía con la creación de contenidos impresos y digitales, la realización de “Foros de debate” y la utilización de los sistemas “Conóceles” y “Ubica tu Casilla”; estas herramientas fueron esenciales para dar a conocer los perfiles de las candidaturas y abrir el diálogo público con las y los mexiquenses para promover su participación y fomentar el voto libre e informado.
Otro aspecto a destacar dentro de la jornada fue la instalación del 100% de las casillas en nuestra entidad, esto sólo fue posible con la participación ciudadana; por ello, extiendo mi reconocimiento al funcionariado de casilla que asumió el compromiso de recibir el voto de sus vecinas y vecinos; las y los mexiquenses que acudieron a su casilla a emitir su voto; el personal de los Órganos Desconcentrados y a las personas Supervisoras y Capacitadoras Asistentes Electorales Locales (SEL y CAEL) que trabajaron durante semanas previas a la jornada y durante los cómputos distritales; las personas observadoras electorales y visitantes extranjeras que presenciaron esta elección, su análisis contribuirá a fortalecer el quehacer de las autoridades electorales administrativas; al INE por el trabajo coordinado y, por supuesto, a todo el personal del IEEM. A todas y todos: ¡gracias!
Es importante entender que una ciudadanía más activa se convierte en enlace y en puente entre las instituciones y la comunidad; entre la información y la decisión; entre lo que sucede en una jornada y lo que sigue después. Esto no termina aquí: nos toca reforzar lo construido y también mirar hacia adelante.
En el caso de este Instituto, continuaremos con la labor de informar de una manera accesible sobre los procesos electorales, siempre con los principios de certeza, imparcialidad, independencia, legalidad, máxima publicidad, objetividad y paridad. Y, en ese sentido, no puedo dejar de insistir en lo fundamental que es, como ciudadanía, dar continuidad al trabajo de las personas que resulten electas. En esta ocasión se trata del Poder Judicial, es necesario conocerlo y evaluarlo para salvaguardar los Derechos Humanos conquistados hasta ahora en México.
Lo que viene no es menor: las elecciones de 2027 están en el horizonte y ahora contamos con una base más sólida, pero, también, con una obligación mayor de mantener viva esta conversación democrática.
9 días para la jornada electoral: lo que necesitas saber para ejercer un voto libre e informado
En México, nos encontramos en la recta final rumbo a la primera jornada electoral del 1 de junio de 2025 para elegir a personas juzgadoras. Por ello, surge un cuestionamiento ante tal momento histórico: ¿cómo asegurar que la ciudadanía cuente con la información necesaria para ejercer un voto libre e informado? Desde el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), hemos difundido contenidos en medios tradicionales y digitales para documentar e informar sobre cada etapa del proceso. En esta ocasión, presento algunos aspectos a considerar para la participación ciudadana en estas elecciones.
La página oficial del IEEM (https://www.ieem.org.mx) ofrece un espacio específico llamado “Proceso Electoral Judicial Extraordinario 2025 del Estado de México” donde, al ingresar en la pestaña “Conoce más”, se despliegan 20 botones digitales con información sustancial sobre cada etapa del proceso. En estas secciones pueden leerse temas como los que a continuación referiré.
En primer lugar, una pregunta recurrente es ¿cuántas boletas recibiremos al llegar a la casilla? A nivel federal serán 6 boletas para elegir 73 cargos entre ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, magistraturas y juezas y jueces de distrito. A éstas, se le suman 4 boletas con colores distintivos para elegir 91 cargos a nivel local: una rosa para la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia, una azul para las magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial, una verde para las magistraturas del Tribunal Superior de Justicia y una naranja para elegir juezas y jueces. Esta última no se entregará en los distritos de El Oro, Ixtlahuaca, Lerma, Sultepec y Tenancingo debido a que no se registraron candidaturas vacantes. Cabe señalar que las boletas fueron diseñadas para identificar el número de cargos disponibles para mujeres y hombres, con base en los lineamientos para garantizar la paridad de género (Acuerdo IEEM/CG/29/2025).
En segundo lugar, otra duda es ¿cómo será la votación en la casilla? Tras identificarnos con nuestra credencial para votar con fotografía, esta será marcada, se nos aplicará líquido indeleble en el pulgar derecho y nos entregarán 9 o 10 boletas, según sea el caso. En la mampara podremos localizar en cada boleta los cargos listados en 2 columnas (hombres y mujeres), número de candidatura y siglas del poder que postula. Luego, anotaremos en los recuadros superiores los números correspondientes de las candidaturas de nuestra elección y, al finalizar, depositaremos todas las boletas en la misma urna.
En tercer lugar, otra interrogante que persiste entre la ciudadanía es: ¿quiénes son las personas aspirantes a los cargos? Para ello, el IEEM habilitó el “Sistema Conóceles” (Acuerdo IEEM/CG/14/2025), un micrositio en la página oficial que concentra los perfiles de las candidaturas registradas, incluyendo datos generales, poder que las postuló, especialidad jurídica, formación, trayectoria profesional y visión para mejorar la impartición de justicia. Además, del 6 al 18 de mayo de 2025, se realizaron los “Foros de Debate” (Acuerdo IEEM/CG/79/2025) organizados por el Instituto donde las personas candidatas presentaron su trayectoria y propuestas en un marco de equidad y respeto. En concreto, a partir de los criterios y de las solicitudes registradas, se realizaron 35 foros de debates. Todos están disponibles en el canal oficial de YouTube del Instituto (www.youtube.com/@IEEMOficial).
Cierro con una invitación a la ciudanía mexiquense: esta elección no es como las anteriores. Por primera vez nos toca elegir al Poder Judicial; es decir, votaremos por quiénes ocuparán las magistraturas y juzgados que resuelven asuntos relacionados con herencias, custodias, pensiones alimenticias, igualdad de género y otras situaciones que se pueden percibir lejanas pero que son parte de la vida cotidiana.
Por ello, si aún tienes dudas sobre las elecciones del próximo 1 de junio, es una buena oportunidad para explorar las herramientas que ofrece el IEEM en su página oficial. Ahí puedes entrar al “Sistema Conóceles” para leer los perfiles de quienes aspiran a un cargo, ver los “Foros de Debate” para escuchar sus propuestas y ubicar tu casilla en el botón “¿Dónde votar?”, basta con tener a la mano tu credencial para votar y anotar el número de sección. Participar con información clara puede hacer una gran diferencia. Informémonos, decidamos y votemos con libertad. ¡Nos vemos en las urnas!
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