Democracia y rendición de cuentas
Escrito por Karla Sofía Sandoval DomínguezUn sistema democrático en la actualidad asegura que de manera periódica se realicen elecciones, a través de instituciones confiables que organicen cada etapa del proceso electoral, bajo el escrutinio público y de los actores políticos que participen en la contienda.
Cuando funciona correctamente, este sistema brinda la oportunidad de reconfigurar la conformación de los poderes políticos (al menos titular del ejecutivo e integrantes del poder legislativo, como en el caso mexicano), dependiendo de los resultados que entreguen quienes tengan el privilegio de representar a la población y de la realidad que prevalezca en el entorno político de ese momento histórico.
De ello se desprende que al ser una prerrogativa de los ciudadanos el expresar su voluntad en las urnas, el voto razonado se haya vuelto una práctica que en cada elección subsecuente gana adeptos, aunado a que las últimas reformas en el país, por ejemplo la que permite la reelección en los puestos dan más oportunidades para refrendar la confianza de la ciudadanía en algún personaje político que ha desempeñado un cargo de elección popular -a excepción, en México, de la Presidencia de la República y las Gubernaturas de los Estados- en un ejercicio real de rendición de cuentas, pero que reconoce también la posibilidad de no ser ratificados en las elecciones siguientes si su trabajo no cumplió con las expectativas de las y los electores.
Ello permite evidenciar que la democracia, en conjunto con la rendición de cuentas a la ciudadanía, representa una fórmula ganadora que abona a la transparencia en el actuar gubernamental y que se ha vuelto además, un factor importante al momento de tomar una decisión cuando se está frente a una boleta electoral.
Cada día, las y los electores tenemos más elementos a nuestra disposición para evaluar el trabajo de quienes nos gobiernan, pues a través de redes sociales y otros medios de comunicación es que podemos estar actualizados sobre las actividades, decisiones y posturas que adoptan nuestros representantes; contrarrestando la opacidad en su actuar y sometiéndolos a un continuo escrutinio público que debe permitir el debate público, así como coexistir con diversas posturas por la creciente pluralidad de ideas.
Así las cosas, es importante mantener el rumbo que asegure una democracia cada vez más fortalecida por la rendición de cuentas, la participación ciudadana, transparencia en gobiernos e instituciones públicas, así como el interés público por las decisiones que toman nuestros representantes, pues al final definen el futuro hacia el que nos dirigimos.
Por todo lo anterior, no dejemos de involucrarnos y participar, pues la democracia no se limita a la emisión del sufragio en la jornada electoral, sino que es parte de la cultura diaria de las sociedades que la adoptan como forma de gobierno.