La participación ciudadana es un elemento indispensable de todas las democracias, pues para que funcionen, es necesario que los integrantes de la sociedad asuman el compromiso de tomar parte de las decisiones públicas, como lo es elegir a quienes habrán de gobernar.
A pesar de lo anterior, la participación ciudadana no se limita únicamente a la emisión del sufragio, sino que extiende su alcance al día a día de las sociedades, en las que se puede participar en aspectos muy variados, como lo son: jornadas cívicas, organizaciones de la sociedad civil, asociaciones vecinales, patronatos, entre otras.
En ese orden de ideas, las autoridades también deben promover espacios de participación a través de mecanismos como gobierno abierto, que es una herramienta que cobra cada vez más relevancia en el mundo y permite que la sociedad civil se involucre en la planeación, ejecución y evaluación de políticas públicas, situación que además abona a transparentar los procesos internos de las autoridades, permite las opiniones de la ciudadanía y ayuda a un mejor diseño de estrategias para combatir los problemas sociales que aquejan a las comunidades.
Las autoridades electorales no se quedan atrás, pues permiten que los ciudadanos se involucren en el desarrollo de los procesos electorales, ya que los funcionarios de las mesas directivas de casilla son vecinos de las comunidades, garantizando que quienes reciben y cuentan los votos son los propios ciudadanos; asimismo, los órganos desconcentrados del Instituto Electoral del Estado de México se conforman también por vecinos, que a través de una convocatoria, se acercan para participar en la toma de decisiones que trae como consecuencia elecciones transparentes y exitosas.
Lo que se acaba de señalar no es menor, pues representa un espacio de participación abierto a la ciudadanía que involucra toma de decisiones, situación que resulta fundamental para que al final, los integrantes de un municipio, distrito o entidad federativa puedan elegir libremente a quienes los habrán de gobernar. Para lograrlo, deben existir garantías mínimas de confiabilidad en el desarrollo de las elecciones y ese elemento indispensable se satisface permitiendo que sean los mismos vecinos quienes integren los órganos desconcentrados.
La importancia de ello radica en que tanto los Consejeros Electorales como los Vocales que participan en cada distrito y municipio abonan a que las determinaciones que se toman desde los órganos centrales del Instituto Electoral, se apliquen en cada rincón de la entidad; tomando en consideración aspectos muy particulares de cada comunidad, como lo son la geografía, cultura, economía, sociedad, entre otros.
Finalmente, aprovecho este espacio para invitar a las y los mexiquenses a participar de manera cotidiana, no solamente haciendo uso de los mecanismos previstos para tomar decisiones en las urnas, sino también en los espacios que para ello se abren dentro de la sociedad civil y las autoridades. Fortalezcamos juntos la democracia.