Comunicación
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En aportaciones anteriores hemos comentado que, a diferencia de lo que ocurre en otros países, en México se ha procurado, desde hace varios años, que las elecciones a los distintos cargos de elección popular se celebren en la misma fecha, lo cual tiene consecuencias de diverso tipo no sólo para la ciudadanía, sino también para las autoridades administrativas y jurisdiccionales. Es respecto a éstas últimas que hoy haremos referencia.

 

A manera de contexto se debe recordar, brevemente, cómo está estructurado el sistema jurisdiccional electoral. Al efecto, se tiene que cada entidad federativa cuenta con un tribunal electoral local y, a nivel federal, se cuenta con un Tribunal Electoral que está conformado por cinco salas regionales, una sala especializada y una Sala Superior.

 

De acuerdo con lo anterior, de manera sencilla y sin omitir que existen particularidades, se puede señalar que en materia electoral existen tres instancias: una local y dos federales. Esto, debido a que las sentencias de los tribunales locales (primera instancia) pueden impugnarse ante una sala regional (segunda instancia) y, de ser el caso, ante la Sala Superior (tercera instancia).

 

Ahora bien, de manera esencial, la consecuencia más visible que deriva de la concurrencia de elecciones en el ámbito jurisdiccional electoral es una sobrecarga de asuntos, debido a los plazos brevísimos que se tiene para resolver y el número de cargos que se eligen.

 

Para ilustrar lo mencionado, en las elecciones de 2018 a nivel federal se votó por la Presidencia y el Congreso de la Unión, mientras que a nivel local 30 de las 32 entidades federativas tuvieron elecciones para renovar su gubernatura, congreso o ayuntamientos. En total, tanto a nivel federal como local, se eligieron 18,299 cargos (Memoria gráfica, INE, 2018). En tal sentido, de noviembre de 2017 (inicio de varios procesos electorales), a octubre de 2018, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación recibió 18,475 asuntos (Informe de labores 2017-2018, Sala Superior).

 

Es cierto que actualmente no todos los asuntos llegan hasta la Sala Superior, como sí ocurría antes de 2007, cuando las salas regionales eran temporales y, precisamente por la sobrecarga de impugnaciones, éstas se volvieron permanentes. No obstante, aún se presentan ocasiones en las que aquella ha tenido que resolver más de cien asuntos en una sola sesión.

 

Así, considero que es importante analizar si es pertinente mantener la directriz de realizar jornadas electorales concurrentes (por lo cual incluso algunos estados han realizado reformas a sus periodos de gobierno), o si al celebrarlas en fechas distintas se lograría que las instancias jurisdiccionales puedan estudiar con mayor detenimiento, profundidad y reflexión los asuntos, se eviten las actuales sobrecargas de trabajo para los tribunales electorales y la ciudadanía tenga mayor certeza en los resultados de las elecciones.

  

*La primera parte, referente a las jornadas electorales, se publicó el pasado primero de febrero. A su vez, un artículo acerca de las elecciones concurrentes fue publicado el 29 de septiembre de 2020.

A propósito del día internacional de la mujer, también identificado como 8M, me gustaría compartir la siguiente reflexión acerca de las llamadas acciones afirmativas.

 

Es pertinente recordar que esta conmemoración tiene sus orígenes en las manifestaciones que desde hace más de un siglo han realizado las mujeres buscando y exigiendo igualdad. En esa tesitura, enfocándonos en el tema político-electoral, lo que hasta hace pocos años se persiguió fue el reconocimiento de los mismos derechos político-electorales tanto para hombres como para mujeres.

 

Habiendo alcanzado el reconocimiento referido, lo que actualmente se exige es eliminar las brechas y estructuras históricas que siguen impidiendo que las mujeres puedan acceder a cargos de elección popular y, sobre todo, su pleno ejercicio en condiciones de igualdad.

 

En ese sentido, con la finalidad de eliminar los obstáculos existentes y coadyuvar en la conformación de una sociedad en la cual se reconozca y materialice la igualdad de todas las personas, desde 1996, en nuestro sistema electoral se han implementado medidas especiales a las que se les conoce como “acciones afirmativas”, las cuales promueven y aceleran, precisamente, la participación y el acceso de las mujeres en cargos de elección popular.

 

Ahora bien, una de las características principales de las acciones afirmativas es que son temporales y progresivas. Es decir, su implementación debe darse sólo durante un periodo determinado, en tanto se cumple con la finalidad de alcanzar la igualdad no sólo formal o jurídica, sino también material.

 

Es en este contexto que invito a todas las personas a que reflexionemos acerca del impacto y los resultados que las acciones afirmativas han tenido en la ideología de la sociedad mexicana. Esto, porque si solamente se consideran las estadísticas de hombres y mujeres que integran, por ejemplo, los congresos y ayuntamientos, se pierde de vista que el objetivo de las acciones afirmativas no es sólo el alcanzar determinados números de acceso a cargos (lo cual las haría necesarias siempre) sino, esencialmente, la igualdad real de oportunidades para todos.

 

Por lo anterior, considero que donde debemos tener más claridad y perspectiva, es en analizar si estamos cumpliendo la finalidad con la cual se implementaron las acciones afirmativas, es decir, si estamos en camino a conformar una sociedad en cuya cultura esté sembrada la igualdad de oportunidades sin importar el género al que se pertenezca, esto es, una igualdad jurídica y material sustentada en el simple hecho de ser personas.

 

Una vez examinado lo anterior, se podrá apreciar si la manera en la que se han construido, aplicado y evaluado tales acciones afirmativas es la mejor, o si debemos darles otro sentido y alcance para lograr esa transformación cultural que necesitamos.

 

Que este día de conmemoración nos sirva como incentivo para cuestionarnos si estamos en el camino correcto.

Para este dos mil veintidós en México no se realizarán elecciones federales, sin embargo, seis estados (Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas) llevarán a cabo elecciones locales ordinarias para la renovación de distintos cargos. Además, en algunas entidades se tienen previstas elecciones extraordinarias (por ejemplo: Puebla y el estado de México). En cuanto a los demás países de América Latina, se prevé que Colombia, Costa Rica y Brasil celebren comicios federales para renovar, respectivamente y en ese orden: la Presidencia y la Asamblea Legislativa; la Cámara de Representantes y la Presidencia; el senado, la Presidencia y la Cámara de Diputados.

 

Llama la atención que, a diferencia de lo que ocurre en el caso mexicano, en los tres países mencionados se celebrarán jornadas electorales en fecha diferente para renovar los diversos cargos. En México se ha buscado que los poderes, tanto federales como estatales, se renueven en una sola jornada electoral. Así, en algunos casos se puede llegar a votar el mismo día por la presidencia federal, la gubernatura, la presidencia municipal (e integrantes de los ayuntamientos), así como los congresos federal y local.

 

En ese sentido, considero que es importante reflexionar acerca de la pertinencia de llevar a cabo las elecciones a los distintos cargos de elección popular de manera simultánea o si sería más adecuado hacerlo en jornadas electorales específicas.

 

Por un lado, valdría la pena responder cuál es el impacto que se genera en la ciudadanía cuando precisamente se llevan a cabo procesos electorales concurrentes para elegir distintos cargos. Esta cuestión resulta muy relevante en virtud del llamado “efecto arrastre”, el cual se presenta cuando la candidatura presidencial influye en gran medida y en muchos casos determina el sentido del voto de la ciudadanía respecto de los demás cargos que se eligen, sin que se analicen detenidamente todas las candidaturas que se presentan.

 

Por otro lado, también debemos revisar lo que se ha nombrado como “ingeniería electoral”. En el caso concreto, se debe estudiar y determinar cuál es el impacto que tiene para los institutos electorales y los tribunales, el que se voten en una sola jornada electoral varias candidaturas. A manera de ejemplo, debido a la enorme concentración de asuntos de diversas elecciones, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, reiteradamente ha tenido que discutir y resolver en una sola sesión más de cien asuntos. Así, se debe valorar si tener procesos electorales no concurrentes permitiría que los órganos jurisdiccionales resuelvan con plazos más amplios y emitan criterios con mayor reflexión.

 

Al tenor anterior, con el objetivo de mejorar nuestro sistema democrático, considero que debemos considerar y estudiar otras fórmulas y experiencias, sobre todo las de democracias con sistemas de gobierno similares al nuestro.

Martes, 07 Diciembre 2021 09:00

De los retos del 2021 y del 2022

 

Debido a que está por finalizar el presente año quiero hacer un pequeño balance de lo más destacado que el 2021 nos trajo en materia electoral, así como de algunas cuestiones que el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) enfrentará para el 2022.

 

Si bien es sabido que se tuvo un proceso electoral concurrente (a nivel federal se renovó la Cámara de Diputados, mientras que a nivel local, en nuestra entidad, se celebraron elecciones para renovar tanto al Congreso local como a los ayuntamientos), no debe pasar inadvertido que a diferencia de lo que ocurría con anterioridad, debido a la reforma electoral de 2020, ahora nuestros procesos electorales deberán iniciar en enero del año de la elección, y no en septiembre del año previo.

 

Al presentarse lo anterior, durante el proceso electoral local 2021, desde el IEEM se tuvieron que ajustar los plazos y administrar de manera diferente los recursos, tanto económicos como humanos, de tal manera que no se trastocara el quehacer democrático de nuestra entidad. Además, debido a la situación de emergencia sanitaria que enfrenta el mundo, se tuvieron que tomar medidas extraordinarias para que al mismo tiempo que se salvaguardaba la salud de la ciudadanía, ésta pudiera ejercer su derecho al voto, tanto activo como pasivo.

 

Considero que los resultados obtenidos fueron positivos, sobre todo en dos aspectos: el primero, que contrario a lo que muchos especialistas consideraban, a pesar de la pandemia, la participación de la ciudadanía fue mayor al cincuenta por ciento; y el segundo, consistente en que en el municipio de Nextlalpan (cuya elección ordinaria se anuló por actos de violencia) se logró organizar una elección extraordinaria y la ciudadanía salió a ejercer nuevamente su derecho al voto, demostrando así su firme convicción de que la democracia es el mejor camino para la renovación de sus autoridades.

 

De acuerdo con lo aprendido en este 2021 (y conforme a la experiencia adquirida en procesos electorales anteriores), es evidente que el próximo 2022 se presentarán diversas cuestiones que atender, dentro de las cuales destaca el combate a la Covid-19 y, en cuestiones electorales, la realización de un gran número de trabajos y actos previos al proceso electoral de 2023, en el cual se renovará la Gubernatura de nuestro estado de México.

 

Es importante tomar en cuenta que conforme se avance en los trabajos relativos, nos enfrentaremos a diversos retos, algunos impredecibles; sin embargo, considero que nuestro Instituto Electoral ha demostrado suficientemente su vocación y capacidad para responder positivamente al llamado de la ciudadanía y a las particularidades que cada proceso electoral nos presenta.

 

Por supuesto, el IEEM es consciente de su alta responsabilidad, y reitero mi convicción de que seguiremos trabajando con todo profesionalismo para el logro de cada vez mejores procesos democráticos en nuestra entidad. Felices fiestas navideñas y un próspero año nuevo.

Miércoles, 03 Noviembre 2021 09:00

El Instituto Electoral del Estado de México

Sin lugar a duda, uno de los retos más grandes que México ha enfrentado para lograr la consolidación de su democracia es la creación de instituciones. Esta aspiración democrática ha tenido un largo camino cuyos cimientos (en la época moderna) podemos advertirlos desde 1977, cuando se sentaron las bases para construir un sistema de partidos políticos. No obstante, pasaron casi dos décadas para que, en 1996, y producto de la exigencia de la ciudadanía y otros actores políticos, se diera inicio a la construcción de instituciones, administrativas y jurisdiccionales, que gozaran de autonomía y aseguraran imparcialidad y certeza al momento de organizar y calificar las elecciones.

 

En este orden de ideas, si bien se reconoce que las instituciones (cualquiera que sea su naturaleza y función) son mucho más que quienes las presiden o integran sus órganos de dirección y, sobre todo, que no le pertenecen a nadie que no sea la sociedad en su conjunto, parece que esto se está olvidando. En efecto, en fechas recientes se ha producido una ola de críticas y descalificaciones al trabajo de décadas, solamente porque ciertos perfiles de quienes están al frente de nuestras instituciones no son del agrado de algunos sectores sociales y políticos. Desde luego, la crítica constructiva siempre debe ser bienvenida, pues estoy cierto que toda institución siempre será perfectible.

 

Por lo anterior, me parece indispensable valorar el hecho de que nuestro Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) es una institución fundamental en el camino a la consolidación democrática de nuestra entidad. Conformado por cientos de personas, el Instituto no somos ni nos pertenece a quienes en este momento integramos su Consejo General; el Instituto es y somos todas las personas que hemos trabajado en él, y le pertenece a la ciudadanía mexiquense.

 

A este tenor, si bien el Consejo General tiene una vacante desde hace ya bastantes meses, lo cierto es que, como institución, el IEEM no ha dejado de trabajar; al contrario, se han redoblado los esfuerzos, logrando así (en coordinación con el INE), la organización de la pasada elección ordinaria para la renovación de los ayuntamientos y la integración del Congreso local; además, en este momento se desarrolla la elección extraordinaria del ayuntamiento de Nextlalpan. En sus casi veintiséis años, el IEEM ha demostrado que es eficaz y, por supuesto, perfectible. Al seno de su Consejo General se han presentado diversos puntos de vista, generando así debates y discusiones, naturales de un órgano colegiado.

 

Las instituciones no se edifican de un día a otro, son producto de esfuerzos conjuntos, reformas, adecuaciones y el trabajo de muchos años. No hay en el mundo ninguna institución perfecta, pero todas pueden mejorarse y eso nos debe animar a seguir trabajando. Que no quepa duda que así lo haremos, buscando siempre responder adecuadamente a la ciudadanía y contribuir a la consolidación de nuestra democracia.

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