Participación ciudadana: una tarea pendiente
Escrito por Francisco Bello CoronaDesde hace varios meses la posibilidad de una reforma electoral ha recibido una amplia divulgación, lo cual ha generado que diversos sectores, desde la academia hasta quienes ostentan un cargo de elección popular, se manifiesten a favor o en contra (algunos con propuestas y otros sin ellas) de modificar el sistema electoral mexicano.
En este contexto, llama la atención el poco interés que se le ha dado al tema de la participación de la ciudadanía en las elecciones. Como es sabido, y para lo cual se puede consultar el Estudio muestral de la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018 del Instituto Nacional Electoral (INE), en México la participación más alta se registra cuando se renuevan todos los cargos de elección popular federales, es decir, las cámaras de diputados y senadores, así como la Presidencia de la República, renovación que eventualmente coincide con algunas elecciones locales. Por su parte, cuando en las entidades federativas solamente se celebran elecciones locales, o incluso cuando se coincide con la renovación de la Cámara de Diputados (conocidas como elecciones intermedias), en muchos casos la participación disminuye considerablemente.
Podemos ilustrar lo anterior con los siguientes datos: A partir de que se tuvo un órgano autónomo que organizara las elecciones (el Instituto Federal Electoral), encontramos que de la elección federal en 1990 a la de 2018, la participación ciudadana más alta se registró en 1994, cuando se superó el 77 por ciento; de ese año a la fecha, la participación se ha mantenido entre el 63 y 64 por ciento.
Sin embargo, al revisar la estadística de las llamadas elecciones intermedias, sorprendentemente la participación más alta se presentó en 1990, cuando alcanzó el 66 por ciento, mientras que en 2003 la participación bajó hasta 41.3 por ciento, y en las últimas intermedias de 2021 se registró un 52 por ciento.
De acuerdo con los datos proporcionados por el propio INE, es sumamente importante que desde los órganos legislativos se revise el porqué la participación ciudadana presenta esos registros tan dispares. Posiblemente, algunas personas presenten con orgullo el que más de la mitad de la ciudadanía participe en los comicios, sin embargo, deberíamos preocuparnos por lo que está pasando con la ciudadanía que no vota (en ocasiones, más de la mitad).
No debe pasar inadvertido que, como ya lo hemos señalado, la democracia es una tarea diaria que atañe a toda la sociedad mexicana, por lo que si se quiere alcanzar su consolidación es necesario que toda la ciudadanía participe y se involucre, lo cual debe ser una prioridad tanto de las autoridades electorales, como del Gobierno.
Esperemos que el cómo incentivar la participación ciudadana sea un tema ampliamente estudiado y analizado de cara a la discusión de una posible reforma electoral ya que, nos queda claro, sigue siendo una de las tareas pendientes en la búsqueda de nuestra consolidación democrática.
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