La organización, desarrollo y vigilancia de las elecciones es una función que implica atender retos y desafíos derivados de la complejidad logística, operativa, política y social que representa su ejecución; el contar con órganos electorales profesionalizados y especializados en el ámbito territorial específico del municipio, resulta fundamental para el adecuado desarrollo de las elecciones.
Los Consejos Municipales Electorales que se instalan en todo el país tienen la función de organizar la elección de los integrantes de los ayuntamientos, autoridades de la administración pública más cercanas a la población, estos son la primera instancia con la que tiene contacto la ciudadanía en su cotidianidad y por lo tanto este nivel de elección es el más interés suscita en el electorado.
La organización de los comicios a nivel distrital y municipal por sí solas representan un despliegue operativo que requiere de atención y conocimiento de la geografía electoral, así como de funciones específicas y del contexto político y social, el pretender la desaparición de los órganos electorales municipales, como se ha propuesto en Tabasco y Veracruz, parece estarse haciendo sin un análisis detallado y sin conocimiento de las implicaciones de la decisión.
No habrá un ahorro, no como el que se imagina quien de manera casi “inocente” que al desaparecer de un plumazo una institución, también desaparecen “mágicamente” sus funciones. Puede pasar que alguien que recientemente se ha involucrado en política lo imagine así de sencillo, pero lo que muestra es un profundo desconocimiento de las implicaciones de mantener el resultado de una elección municipal “formado” en la fila de las elecciones que deberá resolver un consejo distrital, serán días o semanas de zozobra en las que la paz social del municipio en cuestión se verá alterada irremediablemente.
La función de los Consejos Municipales Electorales es pieza clave en la organización de las elecciones, colocándolas en un marco de certeza y confianza que se refleja en la transición de gobiernos y ayuntamientos para que se realicen de forma periódica y pacífica contribuyendo con ello a la edificación del sistema democrático, por lo que es necesario fortalecerlos para no poner en riesgo la organización de las comicios locales.
Ojalá que las legislaturas de las entidades mencionadas entren en razón, que se asesoren adecuadamente, pues aunque de los promoventes de la idea la hayan activado con las mejores intenciones, es notorio que están mal aconsejados y nulamente asesorados.
Eliminar los órganos electorales municipales, con el pretexto de que esto significará ahorros para el erario, es simplista y peligroso, se pone en riesgo la estabilidad de las comunidades, la certeza en los resultados y el respeto a la voluntad ciudadana ejercida en la integración de la célula básica del funcionamiento del Estado en el país: el municipio libre.
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