Estamos a menos de 365 días de la jornada electoral de 2021, esa en la que en México elegiremos más cargos que nunca antes en la historia, mas de 3,500 en las 32 entidades federativas (sin desglosar la cifra de los cargos en disputa en cada ayuntamiento de los 30 estados en donde se renovarán), ¿es poco o mucho el tiempo que queda? Eso depende del cristal con que se mire.
En los próximos doce meses los órganos electorales del país habremos de dar una serie de pasos, previstos por la ley y nuestras normas, a fin de garantizar que las y los electores encuentren en su casilla, las boletas necesarias para elegir a quienes les gobiernen y les representen, esos pasos habrán de darse en terreno que se volverá irregular y en este momento es desconocido en parte, la situación actual del país y del mundo no permite asegurar que todas y cada una de las actividades previstas podrán realizarse sin cambios o ajustes significativos, tenemos un problema central: la existencia del COVID-19, cuya transmisión se intensifica cuando el contacto humano es cercano; esto es un problema dado que prácticamente toda la organización del proceso electoral mexicano implica la reunión de personas y su interacción.
Una de las primeras acciones a realizar será la integración de órganos desconcentrados: consejos y juntas municipales y distritales en cada OPLE del país, con un modelo reglamentado que implicará la difusión de una convocatoria pública y la recepción de documentación de las y los interesados, se deberá realizar un examen de conocimientos, que al menos en el Estado de México se realiza de manera presencial, en diversas sedes, el mismo día y hora, en espacios escolares prestados y con la integración de un número importante de grupos con decenas de aspirantes en cada uno. Todo ese modelo deberá tener varias opciones de ajuste en caso de que en el momento en que deba aplicarse se indique un nuevo confinamiento por un rebrote del Covid.
Para integrar las mesas directivas de casilla es necesario acudir, puerta por puerta, a buscar a la ciudadanía sorteada en sus domicilios, es razonable pensar que el rechazo a dichas visitas o a la entrevista directa, aumentará, por ello será necesario idear estrategias que permitan, cuidando las distancias pero asegurando la eficiencia, que las y los futuros funcionarios de casilla se capaciten de manera adecuada. Como éstas hay un sinnúmero de actividades que se deben revisar y repensar, para ajustarlas, para tener planes alternativos, para asegurar que todas las acciones que aseguran la integridad de nuestras elecciones se mantengan en inclusive se refuercen.
Para ese trabajo hay tiempo, no de sobra pero suficiente, en ello los OPLE del país estaremos dedicados y atentos, a fin de organizar, como lo hacemos con cada una, la mejor elección.
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