Logo del Instituto Electoral del Estado de México
Logo del Centro de Medios
Lunes, 31 Enero 2022 14:00

Transición democrática a través de las reformas electorales

Escrito por

Ya el filósofo Karl R. Popper apuntaba que las elecciones sirven para que se puedan cambiar a los gobiernos sin derramamiento de sangre, lo que no es menor y permite mantener la idea que la política es la antítesis de la violencia.

 

En el caso de México, nos permite ver la transformación que la cultura política ha tenido a través de nuestra historia, marcada de diferentes crisis que han dado como resultado modificaciones a nuestro sistema electoral.

 

Hoy ante la extrema polarización que persiste parece adecuado tener fresca la memoria en torno a las reformas electorales como parte de esa transición.

 

El autoritarismo emanado del régimen político creado después de la revolución a través de los cacicazgos institucionalizados del entonces partido gobernante, (PNR, PRM, PRI) creó un modelo de organización electoral con un fuerte control gubernamental que logró que de 1917 a 1943 no hubiese modificación alguna.

 

Sin embargo, partidos de oposición al PRI como el PAN y el PRD tomaron fuerza y la sociedad mexicana dio un primer cambio que hizo que de 1977 a 1996 se gestaran reformas electorales en las que se reconoció a los partidos políticos como entidades de interés público con un sistema de prerrogativas y con el establecimiento de la representación proporcional.

 

La crisis de 1988 con “la caída del sistema” obligó un cambio mayor, entonces se creó el IFE en 1990 con consejeros ciudadanos en los consejos locales y distritales para después arribar esa ciudadanización al consejo general en 1994 cuando ya no era el presidente de la república quien nombraba a los consejeros sino los grupos parlamentarios de los partidos.


La naturaleza de esa decisión radicó en que siendo ciudadanos con reconocido prestigio por la sociedad serían imparciales y vigilantes extremos de la organización de las elecciones ahí encontramos a personajes como Miguel Ángel Granados Chapa y José Woldenberg.

 

Pero nuestro país nunca dejó de tener cambios y en 1996 Ernesto Zedillo fincó la necesidad de una nueva reforma para evitar inestabilidad política misma que trajo consigo la reorganización del consejo general del IFE retirando al secretario de gobernación del órgano electoral, terminando con los consejeros ciudadanos para dar paso a los consejeros electorales.

 

Perfeccionamiento de medios de impugnación y un nuevo modelo de comunicación política en 2007 son también parte de la transición.

 

La última reforma electoral fue en 2014 con la creación de un híbrido, una autoridad electoral de carácter nacional que organiza procesos electorales federales y locales, misma que hoy nuevamente se pone al centro del debate.

 

Nuestro sistema ha sido siempre perfectible sería bueno saber qué opina la ciudadanía y qué temas le interesan.

 

Conéctate