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Lunes, 13 Diciembre 2021 13:00

Hostigamiento laboral en el ámbito electoral

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Psicoterror, abuso psicológico o moral son sólo algunos de los términos con los que se define el hostigamiento laboral que en la actualidad ha cobrado fuerza en organizaciones privadas, públicas y desgraciadamente, el ámbito electoral en su conjunto no está exento.

 

Si consideramos que dos terceras partes de nuestra vida la pasamos formando parte de organizaciones e instituciones que adquieren un gran valor para la sociedad en razón de quienes día a día aportan conocimiento y talento, a la par de tener un crecimiento personal y profesional, nos daremos cuenta de que la existencia de personas que acosan laboralmente daña gravemente el entorno laboral, contaminándolo y vulnerando derechos humanos.

 

Es una conducta de agresión u hostigamiento que es reiterada, sistemática y que se lleva a cabo por periodos de tiempo por parte de una persona o varias en contra de otra que puede ser su par jerárquicamente u hombres o mujeres subordinadas con el fin de amedrentar a las víctimas, perjudicando su entorno laboral, opacando su trabajo, presionando hasta lograr su aislamiento e incluso su renuncia.

 

Es muy peligroso porque en la mayoría de las ocasiones quien lo ejerce tiene un espacio de poder al tener un puesto de jerarquía que le permite veladamente ejercer violencia a través de la solicitud de trabajos repetitivos, monótonos, a los que no se les da incluso retroalimentación. El exceso de trabajo es otra forma de advertirlo, en donde existe presión injustificada, plazos imposibles de cumplir y división entre los y las compañeras de trabajo al enfrentarlas y confrontarlas.

 

Casos como el de Erika Cecilia Ruvalcaba Corral son ejemplo del hostigamiento en el ámbito electoral, pero hay un gran número de víctimas que son subordinadas y no denuncian por miedo o prefieren renunciar.

 

Las agresiones son sutiles e incluso a veces intangibles, hablo de tonos, mensajes entre líneas, que hace que las víctimas prefieran renunciar a su trabajo logrando su fin la persona hostigadora.

 

La acosadora actúa en secreto, en ocasiones es solapada por testigos, compañeros o compañeras de trabajo que se hacen cómplices o que guardan silencio si son subalternos al no atreverse a contradecir ordenes o denunciar los hechos por miedo también a perder su empleo.

 

Pero en realidad quienes acosan de acuerdo con estudiosos del tema, son personas mentirosas, con una falsa apariencia de seguridad reflejada en actitudes inapropiadas; son controladoras, irritables, tienden a la distorsión y manipulación con una falta total de empatía.

 

A través del hostigamiento muestran su miedo al desplazamiento y que se evidencie su ineptitud y mediocridad profesional en el fondo hay envidia y complejo de inferioridad.


Debemos identificar y analizar si hay casos de acoso, denunciarlos y apoyar a las víctimas.

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