Por ello es importante resaltar el tema de la colegiación. Las instituciones que se conforman por un grupo de hombres y mujeres que son quienes como cuerpo colegiado toman las decisiones tienen una gran responsabilidad considerando el impacto que las mismas tienen para la colectividad de un estado o incluso del país.
La colegiación en la toma de decisiones de un cuerpo colegiado exige que exista deliberación un elemento que dota de legitimidad toda decisión.
El proceso deliberativo debe conformarse por el debate de ideas y argumentos en los que todas y todos los miembros del colegiado expresen su postura frente al tema que se trate.
El disenso también forma parte de la deliberación y la enriquece pues permite conocer posturas distintas y lograr convencer a los pares de las posturas pre concebidas.
En la vida democrática de cualquier institución siempre hay decisiones que tomar y seguramente un cúmulo de intereses que ronden las mismas sin embargo es claro que si es un cuerpo colegiado quien las toma al seno de éste debe haber un debate serio, incluyente y transparente donde participen todas y todos sus miembros. Ahí radica la diferencia entre mayoría y mayoriteo.
Aunado a lo anterior vale la pena tener presente el principio de legalidad que trae aparejada la temporalidad en la que debe llevarse a cabo cada acto; a veces solo es cuestión de esperar el tiempo marcado por la propia ley.
Evitar la seducción del control para resolver temas antes de lo previsto es lo óptimo lo contrario solo corroboraría la existencia de capricho e intereses personales que en nada abonan a la democracia aún incipiente.
Siempre será mejor conducirse con prudencia y evitar actuar al alba. Para consolidar la democracia se requiere actuar democráticamente. Recordemos cómo en el cubo mágico de Rubik al mover de lugar una pieza se corre el riesgo de desacomodar otras más y el riesgo en democracia es el desencanto, la falta de credibilidad y el legítimo reproche de la sociedad ¡vaya que es importante la colegiación!