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Viernes, 06 Junio 2025 09:00

La elección del 1 de junio y el nuevo paradigma electoral en el Estado de México

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 El pasado 1 de junio, el Estado de México escribió un capítulo inédito en su historia democrática, la elección del Proceso Electoral Judicial Extraordinario, un ejercicio que no solo puso a prueba la capacidad técnica del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), sino que también demandó repensar lo que significa organizar comicios. Más allá de la reforma, este proceso dejó una lección para el futuro de las siguientes elecciones en 2027: cuando las instituciones se atreven a innovar, la democracia se fortalece.

 

Desde su arranque el 30 de enero, el IEEM se convirtió en el arquitecto de un proceso que transformó la manera en la cual el IEEM organiza elecciones en la entidad. No se trató simplemente de replicar esquemas anteriores, sino de diseñar un sistema capaz de procesar una elección atípica, donde la geografía electoral, la ausencia de boletas partidistas y la complejidad del cómputo exigían precisiones metodológicas que abonaran a la certeza del trabajo institucional. Las herramientas informáticas, como las plataformas Conóceles o Ubica tu casilla y el Sistema Informático de Apoyo a los Cómputos (SIAC), todos ellos demostraron que la tecnología puede ser aliada de la transparencia y certeza cuando hay voluntad institucional detrás.

 

Pero el verdadero éxito no radica en lo técnico, sino en lo humano. Mientras el SIAC procesa la información de la jornada electoral, los 18 Órganos Desconcentrados instalados por el IEEM trabajan para garantizar que cada voto —libre de colores partidistas— sea computado con rigor. En un contexto donde existe desconfianza hacia las instituciones, el IEEM optó por resolver, no por polemizar. El domingo por la noche, cuando las casillas cerraron, no hubo Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), pero sí hubo certeza de que el Instituto había cumplido con su tarea.

 

Esta elección judicial extraordinaria dejó claro que los procesos electorales ya no pueden anclarse a lo ordinario. La democracia, como se ha dicho en otros espacios, cambia y con ella sus instituciones. Esto exige agilidad, pero también paciencia, innovación y solidez normativa.

 

Las lecciones de lo vivido el 1 de junio, se encuentran en que lo que prevalece en el tiempo no son las resistencias al cambio, sino el compromiso con la credibilidad que se construye con trabajo, no con promesas. El domingo, al cierre de las casillas, pese a los desafíos, pudimos afirmar con certeza que el IEEM hizo su parte, porque, al final, lo que predomina no son las críticas, sino la voluntad de quienes creen en las instituciones y escriben la historia de nuestra democracia.

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