El ciclo electoral en América Latina
Escrito por Patricia Lozano SanabriaEl ciclo electoral en América Latina admite varias lecturas. Quizás la característica más notable es la volatilidad en la intención del voto y los giros discursivos para la ampliación de la base electoral. El electorado deambula en medio de sorpresas y así lo revelan las elecciones en Guatemala, Ecuador y Argentina.
Nadie anticipaba la victoria de Bernardo Arévalo en el país centroamericano. Sin aparecer entre los favoritos, el candidato del partido “Semilla” superó la primera vuelta y hoy es el presidente electo. Gobernará, si lo dejan, con un Congreso adverso, donde tienen mayoría partidos de la política tradicional contra los que se ha manifestado de manera firme. Después de la sacudida que asestó un golpe contundente a la clase política dominante, el inédito respaldo para Arévalo muestra el alto nivel de decepción en el sistema político del país vecino.
En Ecuador hace cinco meses se vaticinaba una elección de trámite para el partido del expresidente Rafael Correa. Pocos o nadie auguraba el triunfo de un semidesconocido Daniel Noboa, empresario de 35 años e hijo del hombre más rico del país. No proviene de un partido político, ni se define ideológicamente, pero su discurso liberal lo sitúa en la centroderecha. Una cara nueva para un apellido añejo cumple el sueño familiar de la presidencia en Ecuador.
Al sur del continente, en Argentina se espera a la segunda vuelta electoral que decidirá el triunfo por la Presidencia de la República. Algunas encuestas colocan a Javier Milei como el gran favorito. Sin embargo, en cualquier competencia electoral, hay una fijación de nuestra atención con el ganador, porque los candidatos no solo se baten con respecto a sí mismos, sino con relación a las expectativas. En un contexto caracterizado por la extrema polarización, el discurso polémico y antiestatista de Milei puede llevarlo a las puertas de la Casa Rosada o hacerlo fracasar rotundamente.
El ciclo electoral en América Latina es uno de hastío. La ciudadanía percibe a los gobernantes y partidos tradicionales como incapaces de brindar soluciones. La incertidumbre es el común denominador y los candidatos outsiders captan el interés de los votantes con ideas libertarias que seducen más de lo debido. Una mezcla de euforia, miedo y hartazgo se combinan para derrotar al oficialismo.
Aquellos políticos que habitan en la periferia de los partidos cobran ahora notoriedad y pasan al centro de la escena; los candidatos antisistema emocionan precipitadamente. Se puede venir desde afuera sin tener un discurso antipolítico o ser un político profesional que hace carrera a fuerza de atacar el estatus quo institucional. En ambos casos, les favorece un contexto de creciente deslegitimación política.
Queda mucho rumbo en el ciclo electoral latinoamericano, el próximo año habrá elecciones generales en varios países de la región: El Salvador, México, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, sin olvidar a los Estados Unidos. Presentarse como alguien ajeno a la política seguirá siendo un recurso estratégico para volverse más atractivo, mientras entre la ciudadanía predomine la desconfianza.
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