Kamala Harris, nueva Vicepresidenta
Escrito por Patricia Lozano Sanabria
Quizás las votaciones en Estados Unidos fueron más reñidas de lo que se esperaba. Los espectadores de todo el mundo no conocimos el desenlace, sino hasta el último momento. Millones de personas emitieron su voto vía postal o de manera anticipada, debido a las circunstancias sanitarias, razón por la cual los resultados tardaron más de lo habitual.
Pese a la incertidumbre democrática, potenciada por el complejo sistema de Colegio Electoral, el triunfo del Partido Demócrata inyecta oxígeno a una sociedad polarizada. Joseph Biden se convertirá en el 46º Presidente de los Estados Unidos y Kamala Harris en la primera Vicepresidenta en la historia de ese país.
El hecho de que una mujer asuma el cargo de Vicepresidenta en un país como Estados Unidos debe verse, sin lugar a dudas, como un importante ejemplo en materia de equidad de género. Su presencia en la Casa Blanca materializará la lucha de miles de mujeres en todo el mundo por estar en los lugares donde se toman las decisiones.
Joe Biden lo sabe. Desde el inicio, manifestó que buscó en Harris a una socia política. Alguien empática y que se convirtiera en uno de sus asesores más cercanos. No se equivocó. Además de ser una gran compañera de fórmula, Kamala Harris refrescó su campaña, rejuveneció el mensaje y aportó convencimiento a los sectores indecisos. A la senadora del Partido Demócrata le llegó su oportunidad en un momento crucial, cuando su país atraviesa por una crisis política, económica, social y sanitaria.
Suponer que la Vicepresidencia solo es una posición simbólica no es preciso. Además de sustituir al Presidente en caso de ausencia, el Vicepresidente preside el Senado de Estados Unidos y ejerce un voto de calidad para decidir los empates. Al estar integrado por 100 miembros, y ante la posibilidad de una integración similar, no es menor que la Vicepresidenta tenga voto de calidad. Conocedora del Senado y con un perfil pragmático, Harris exhibe grandes dotes de negociación y cabildeo. Se convertirá en una eficiente operadora del Presidente Biden en el Congreso.
Harris inicia fuerte su propia historia. Tiene un perfil que no solo le viene bien a Biden, sino a su país. Mientras el vecino del norte atraviesa una época sombría, con muestras de racismo sistemático, colapso económico y una pandemia en ascenso, una vicepresidenta con las virtudes de Harris suscita buenos augurios. No es el color de su piel, ni su ascendencia asiática lo que garantizan un acertado desempeño. Es su talento, su preparación y carácter.
Kamala Harris es vivo ejemplo de lo que Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Suprema Corte de Estados Unidos, auguraba: “A medida que las mujeres alcanzan el poder, caen las barreras. A medida que la sociedad ve que las mujeres pueden hacer más, habrá más mujeres afuera haciendo cosas y todos estaremos mejor por eso”. La presencia femenina en la toma de decisiones no debe verse, nunca más, como algo extraordinario.
Biden le debe su triunfo electoral al voto de los latinos, de la gente de color, pero sobre todo a las mujeres. Debe mostrarse empático con ellos y Kamala Harris es la mejor manera de hacerlo.
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