En el caso de nuestro país la violencia contra las mujeres ha sido desde decenas de años una de las violaciones a derechos humanos más graves, persistentes y lacerantes, es lamentable que el Estado de México ocupe el segundo lugar con los índices más altos de violencia de acuerdo al INEGI en 2020 y el primer lugar en feminicidios a nivel nacional.
Todas las formas en las que se manifiesta como son la física, sexual, psicológica, económica y política son condenables y deben ser visibilizadas a fin de lograr su erradicación.
La reivindicación de los derechos político-electorales de las mujeres a través de diferentes movimientos feministas y de la sociedad civil ha logrado que un número importante de mujeres hoy en día formemos parte de espacios de toma de decisión y que podamos visibilizar esta violencia.
Es cierto que el camino no ha sido sencillo, las mujeres en política han peleado cada espacio, sin embargo, a la par de este aumento de mujeres en la vida pública la violencia que se ejerce contra ellas también se ha elevado de forma grave.
Contar desde el 13 de abril del 2020 con un marco normativo que definió el concepto de violencia política contra las mujeres en razón de género y enumeró las conductas que expresan violencia es un importante avance.
Existen desafíos que el proceso electoral 2021 nos evidenció, en el caso del IEEM se presentaron 72 procedimientos especiales sancionadores de los cuales 67 fueron concluidos (2 casos fueron inscritos en el Registro Nacional de personas sancionadas por VPRG) y 5 se encuentran en proceso.
Algunas interrogantes: ¿Fueron los únicos casos de violencia? ¿Cuáles son los motivos de los desechamientos? Otro gran tema es el de las pruebas que debiera ser mucho más amplio al considerar los diversos medios a través de los cuales se ejerce violencia. Es necesario analizar la aplicación o no de medidas cautelares y de protección aunado a la necesaria elaboración del análisis de riesgo.
La falta de criterios unificados en las diferentes instancias jurisdiccionales es otro tema que debe analizarse, al igual que el tema de juzgar con perspectiva de género.
Debemos empoderar a las mujeres y niñas, replantearnos la eficacia y funcionamiento de los medios actuales para hacer que realmente cumplan con su objetivo y las mujeres ejerzan sus derechos en espacios libres de todo tipo de violencia.