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Lunes, 01 Septiembre 2025 06:00

Cimentando la Democracia: Los Retos de la Cultura Cívica en el Estado de México

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La fortaleza de una democracia no se mide solo en las urnas, sino en la solidez de la cultura cívica de sus ciudadanos. En el Estado de México, la entidad con el Padrón Electoral más grande del país, elevar esta cultura representa una de las tareas más urgentes y complejas para su desarrollo social y político. Superar el enfoque meramente teórico y construir una práctica democrática cotidiana exige enfrentar una serie de retos multifacéticos.

 

El primer gran desafío es estructural y de escala. La inmensa diversidad geográfica, económica y social del territorio mexiquense hace casi imposible aplicar estrategias únicas. La realidad de un estudiante en un municipio urbano y con alta conectividad es radicalmente diferente a la de uno en una comunidad rural o indígena. Diseñar programas educativos que sean relevantes y accesibles para todos estos contextos, garantizando equidad, es una labor monumental.

 

Junto a esto, persiste una profunda desconexión entre la teoría cívica y la experiencia vital de los ciudadanos. La desconfianza generalizada hacia las instituciones, alimentada por casos de corrupción y opacidad, y la percepción de impunidad, crean un escepticismo que el sistema educativo por sí solo no puede erradicar. Los jóvenes perciben una brecha abismal entre lo que se enseña en las aulas sobre valores democráticos y la realidad que observan en sus comunidades. Esta apatía resultante es el mayor enemigo de la participación ciudadana.

 

Por ello, el reto pedagógico es fundamental. Es imperativo evolucionar de una educación cívica memorística, centrada en fechas y conceptos legales, hacia una educación para la democracia práctica. Esto implica promover metodologías activas como debates, simulaciones de procesos legislativos, proyectos de solución de problemas comunitarios y el fomento del pensamiento crítico. La meta no es crear ciudadanos que solo sepan cómo funciona el sistema, sino que se sientan empoderados para mejorarlo.

 

De manera lamentable, el Estado de México ocupa el puesto 24° del Índice de Desarrollo Democrático de México (IDD-MEX, 2024). Esto significa una disminución de dos lugares en comparación con el año anterior, siendo la cuarta ocasión en que obtiene una baja calificación desde 2010, año en que comenzó a llevarse a cabo esta medición.

 

Para revertir estos bajos niveles de desarrollo democrático, es necesaria la existencia de ciudadanas y ciudadanos activos, y sobre todo bien capacitados e informados, para lo cual se requiere un esfuerzo que trascienda las aulas. La cultura cívica se forma también en el hogar, en los medios de comunicación y en los espacios públicos. Una estrategia integral debe involucrar a padres de familia, líderes comunitarios y periodistas en la promoción de valores como la tolerancia, el respeto al Estado de derecho y la resolución pacífica de conflictos.

 

El reto mayor consiste en concientizar a la ciudadanía de que tiene el poder del sufragio para decidir lo que más le conviene a la entidad. En el caso de las personas que no están de acuerdo con el gobierno en turno, tienen que entender que para lograr un cambio deben acudir a las urnas para manifestar su voluntad; de nada sirve que organicen protestas o expresen sus inconformidades en redes sociales si el día de las elecciones no votan.

 

También se debe superar la noción que prevalece en el inconsciente colectivo de que los programas sociales subsistirán solamente mientras el gobierno en funciones ocupe el poder, y que si se vota por otra opción, los van a perder. Ello lo aprovecha el oficialismo para reducir a la ciudadanía a clientes electorales.

 

En conclusión, los retos para el Estado de México son profundos: superar la desconfianza institucional, adaptarse a su vasta diversidad, modernizar la enseñanza y crear una alianza social por la democracia. Ello solo se puede lograr mediante un estrecho trabajo de los partidos políticos directamente con la ciudadanía en el territorio.

 

Para el PRI, el objetivo final es claro: formar no solo votantes pasivos, sino ciudadanos activos, deliberantes y comprometidos con el bien público, que sean el verdadero cimiento de una democracia vibrante y resiliente. Solamente con ciudadanos bien informados se puede combatir el clientelismo electoral promovido desde el oficialismo y en lugar de ello, consolidar una auténtica manifestación popular expresada en las urnas.

 

 

Sen. Cristina Ruiz Sandoval

Presidenta del CDE del PRI en el Estado de México.

 

Fuentes de consulta

IDD-Mex (2024) Índice de Desarrollo Democrático de México, Fundación Konrad Adenauer- INE, https://idd-mex.org/

Pirela, Johann, Et. Al. (2019). Educación en y para la Democracia, Universidad del Zulia, Colombia, https://www.redalyc.org/journal/279/27961483
005/html/

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