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Lunes, 07 Octubre 2024 17:00

El colectivo como agente de cambio en las estructuras políticas

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Cuando pensamos en democracia, la asociamos al voto popular como la participación política por excelencia. Sin embargo, este no es el único recurso del que disponemos los ciudadanos para incidir en el mundo político, autores como Kease & Marsh, sostienen que “la participación política son todas las acciones voluntarias realizadas por los ciudadanos con el objeto de influenciar tanto de forma directa como indirecta las opiniones políticas en distintos niveles del sistema político.”

 

En la Grecia clásica, se esperaba que los ciudadanos participarán activamente en los asuntos públicos, Pericles pensaba que quien no contribuía a los debates eran considerados “no como faltos de ambición, sino como absolutamente inútiles” tal como decía Platón, “El ideal de la democracia liberal es que nosotros, el pueblo, participemos estableciendo el gobierno y creando las reglas según las cuales viviremos juntos.” El hecho de no participar en la vida pública nos arriesga a ser gobernados por quienes menos deseamos, en tal caso nuestra responsabilidad es exigir, revisar y controlar el ejercicio del poder público.

 

En este contexto, la participación ciudadana individual, aunque valiosa, no es suficiente para desafiar las estructuras de poder que actúan en detrimento de los sectores más vulnerables de la sociedad. Para ello, la organización colectiva es fundamental para lograr una transformación integral significativa.

 

A lo largo de la historia, los cambios más profundos en las estructuras sociales y económicas han sido impulsados por la capacidad de las personas para unirse en torno a objetivos comunes, de esta forma la organización ciudadana no solo potencia la capacidad de acción, también fomenta una conciencia compartida sobre las injusticias que persisten, permitiendo cuestionar y confrontar las dinámicas de poder que buscan mantener la desigualdad y la opresión. Además, al compartir experiencias y conocimientos, las personas comprenden mejor las raíces de su situación y, también construyen una comunidad de resistencia fortalecida por la solidaridad. En este sentido, la organización colectiva es un principio esencial para aquellos que buscan un cambio social profundo, construyendo una sociedad sobre las bases de la cooperación y el compromiso colectivo.

 

La ciudadanía dispone de diversas herramientas institucionales, como los partidos políticos, esencialmente aquellos que operan bajo los principios de línea de masas y desempeñan un papel crucial en canalizar las demandas populares hacia el ámbito político formal. Este principio se basa en que las organizaciones políticas deben reflejar y representar los intereses de las amplias capas de la sociedad, especialmente de los sectores marginados o sub representados. Al conectarse con las comunidades y escuchar sus preocupaciones, los partidos políticos que siguen esta línea facilitan la participación activa de la ciudadanía en el proceso político.

 

Cuando la ciudadanía se involucra activamente en los asuntos públicos, no solo ejerce su derecho a influir en las decisiones que impactan sus vidas, sino que también se convierte en agente de cambio, capaz de transformar las estructuras sociales, económicas y políticas. La participación organizada canaliza los esfuerzos colectivos de manera más efectiva, logrando una mayor incidencia en las políticas públicas y asegurando que las demandas sociales se atiendan objetivamente, en consecuencia, facilita la adopción de medidas que mejoren las condiciones materiales de la sociedad.

 

En última instancia, una participación política robusta y organizada es clave para alcanzar una sociedad donde el bienestar sea compartido por todos, donde las oportunidades estén al alcance de cada individuo y donde la justicia social se convierta en una realidad tangible, contribuyendo así a un futuro más justo, equitativo y próspero para todos.

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