Cada 20 de junio, se conmemora el Día Mundial del Refugiado, para honrar a las personas refugiadas y desplazadas. Este día, es propicio para fomentar la empatía y la comprensión hacia las personas que por algún motivo se han visto forzadas a huir.
De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR),[1] a comienzos de este año, había 89.3 millones de desplazados por la fuerza en todo el mundo, como resultado de la persecución, conflicto, violencia, violaciones de derechos humanos o acontecimientos que alteraron el orden público. De acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, lo anterior representa un 8 % más en comparación con el año anterior y más del doble en relación a hace diez años.
Ahora, con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania han hecho la cifra supera los 100 millones de personas (más de 27 millones eran refugiados y más de 53 millones de personas desplazadas internas). Esta cifra es la más alta en la historia.
En 2021, Turquía se convirtió en la nación que mayor número de refugiados recibió a nivel mundial con casi 4 millones. Le siguió Colombia, con más de 1.8 millones de personas, Uganda y Pakistán con 1.5 millones y Alemania con 1.3 millones.
En cuanto al país de origen, el 69 % de las personas refugiadas y desplazadas en el extranjero proceden de cinco países: Siria (6.8 millones), Venezuela (4.6 millones), Afganistán (2.7 millones), Sudán del Sur (2,4 millones) y Myanmar (1,2 millones). Por otra parte, las niñas y los niños representan el 41 % del total de la población desplazada por la fuerza.
Estas cifras nos hacen reflexionar sobre la importancia de generar empatía en los países receptores, pues, las personas que salen de sus países en condiciones de desplazamientos forzosos, no ven sus problemas terminados al llegar a otro país. Allí, se enfrentan a obstáculos de comunicación por el idioma, de discriminación, intolerancia y falta de oportunidades.
Por eso, sin importar quiénes sean, sin importar de dónde provengan, sin importar cuándo y en qué condiciones fueron forzadas a huir, las personas desplazadas tienen derecho a solicitar asilo de manera justa independientemente de su raza, religión, género, y el país de origen. Tienen derecho a ser tratadas con la misma dignidad que las personas nacionales. Esto, se traduce entre otros derechos a mantener a las familias juntas, proteger a las personas de la trata de seres humanos y evitar las detenciones arbitrarias.
[1] ACNUR. Tendencias Globales de ACNUR 2021. Disponible en: https://www.acnur.org/publications/pub_inf/62aa717288e/tendencias-globales-de-acnur-2021.html