Nuevos tiempos en la Corte Suprema de los Estados Unidos
Escrito por Patricia Lozano SanabriaEl pasado 26 de enero, el juez Stephen Breyer anunció su retiro de la Corte Suprema de los Estados Unidos, surgiendo la interrogante sobre quien sería el sucesor o, en este caso sucesora, para seguir representando el voto liberal en el máximo tribunal. Ante dicha interrogante casi de manera inmediata el presidente Joe Biden nominó a la jurista Ketanji Brown Jackson, dando con ello cumplimiento a su promesa de campaña de nombrar a la primera mujer afroamericana como jueza de la instancia judicial más alta de ese país.
Recordemos que en los 233 años de historia de dicho tribunal únicamente dos personas afroamericanas habían ocupado el cargo: Thurgood Marshall designado en 1967 y Clearence Thomas nombrado en 1991. Con la reciente aprobación del senado estadounidense del pasado 7 de abril se sumó a la lista Ketanji Brown como la sexta mujer y la tercera persona afroamericana en la historia en ocupar el cargo.
La designación realizada por el Senado no fue menor. Primero, cabe resaltar que 3 senadores del partido republicano se unieron a los 50 miembros del grupo demócrata logrando una mayoría simple en el proceso de confirmación que superó a la oposición republicana de 47 integrantes. Además es un hecho histórico que por primera vez se acerca una integración paritaria del órgano jurisdiccional.
Ahora que nos encontramos en vísperas del final del período en la Corte y del inminente retiro del juez Breyer, vale la pena precisar cómo se integra y quién designa a los jueces del tribunal supremo. De acuerdo con el artículo III de la Constitución de los Estados Unidos de América, el Congreso tiene amplios poderes para determinar la forma y estructura del sistema judicial federal, pues el Poder Legislativo ha establecido el número de integrantes, quienes desde el siglo XVII han sido 9, incluyendo la Presidencia. Asimismo los jueces son nominados por el Ejecutivo y confirmados por el Senado para servir de forma vitalicia.
Precisado lo anterior, es relevante mencionar quien es Ketanji Brown Jackson y los desafíos que enfrentará esta mujer progresista que, en palabras del senador afroamericano, Raphael Warnock, ha sorteado el doble osbtáculo del sexismo y el racismo. La jurista que entrará en funciones los próximos días, es egresada de la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard y cuenta con un historial judicial distinguido, desempeñándose como defensora pública federal, en la Comisión de Sentencias y, recientemente, como jueza de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia.
El perfil votado aportará una nueva visión profesional al órgano colegiado que desde antaño ha estado dominado por el género masculino. Seguramente dará una bocanada de aire progresista, pues en varias ocasiones ha manifestado estar a favor del aborto, la protección de las minorías étnicas, la protección de los derechos civiles de la ciudadanía y ha mostrado su compromiso con la igualdad de justicia ante la ley, consciente del profundo impacto que las decisiones judiciales pueden tener en la vida de las personas estadounidenses.
Enfrentar a un ala conservadora mayoritaria en la Corte no será trabajo sencillo. Sin embargo, el impulso de una agenda progresista no puede esperar por mucho tiempo, pues la fallecida jueza Ruth Bader Gingsburg abrió camino al legado feminista y las causas progresistas que, sin lugar a dudas, necesitan un eco en el máximo tribunal.