Por mucho tiempo, los prejuicios y estereotipos de género han mantenido a niñas y mujeres alejadas de la ciencia. En la actualidad, según a datos de la UNESCO[1], solo el 33 % de las personas dedicadas a la investigación científica son mujeres; la región con el mayor número de científicas es Asia con el 48.2 %, seguida de América Latina y el Caribe con el 45.1 % de mujeres que se dedican a la ciencia de forma parcial y tiempo completo.
De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad[2], en nuestro país, solo 3 de cada 10 profesionistas que eligieron carreras relacionadas con ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, son mujeres. Esta brecha empieza en la infancia y crece hasta que participan en el mercado laboral. Las carreras relacionadas con la ciencia, se asocian con habilidades que son cada vez más importantes y valiosas, como solución de problemas complejos, pensamiento analítico y crítico, y capacidad de aprendizaje. Además, las y los egresados de estas carreras están mejor pagados que los de otras áreas ($13,336 promedio al mes en comparación con $12,380 para el resto de las áreas) y la brecha de ingresos entre hombres y mujeres es menor (por cada 100 pesos que gana un hombre en el campo de la ciencia, una mujer gana 82, a diferencia de 78 que gana en otras áreas).
Identificando esta situación de la inequidad de la participación de las mujeres en la ciencia, también existe la falta del reconocimiento por sus trabajos en este campo, es así que surgen iniciativas como #NoMásMatildas (NoMoreMatildas)[3] que es una campaña de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) que pretende denunciar las consecuencias del llamado efecto Matilda, que pone de manifiesto no sólo la discriminación sufrida por las mujeres, también refleja la negación de las aportaciones, descubrimientos y el trabajo de muchas mujeres científicas, dando la autoría de los mismos a compañeros de investigación. Margaret W. Rossiter[4] hizo eco de la labor de una mujer del siglo XIX que trabajó en pro de los derechos de las mujeres, para definir la falta de estima y consideración que han sufrido las mujeres en el ámbito de la ciencia.
Lo anterior, refleja la necesidad de reconocimiento y aceptación que las mujeres hemos sufrido una discriminación sistemática, como en casi todos los campos del conocimiento, para que la historia de la ciencia se escriba correctamente se debe reconocer las aportaciones y los nombres de las y los científicos con imparcialidad, recordando a todas aquellas Matildas que hemos tenido a lo largo de la historia. ¿Qué hubiera pasado si Einstein hubiera sido mujer?
[1]. Fact Sheet June FS/ 2019 No. 2019 /SCI/ Women in Science The UNESCO Institute for Statistics (UIS) Visto en: http://uis.unesco.org/sites/default/files/documents/fs55-women-in-science-2019-en.pdf el 22 de febrero de 2022.
[2]Instituto Mexicano de la Competitividad. EN MÉXICO, SOLO 3 DE CADA 10 PROFESIONISTAS STEM SON MUJERES visto en https://imco.org.mx/en-mexico-solo-3-de-cada-10-profesionistas-stem-son-mujeres/ el 22 de febrero de 2022.
[3] NO more Matildas https://youtu.be/Fx0ztzf-2V0
[4] Rositter, Margaret W. (1993): The Matthew Matilda Effect in Science, Social Studies of Science, vol. 23, no. 2, 325-341. DOI: 10.1177/030631293023002004 visto el 23 de febrero de 2022.