Elecciones 2021: el proceso electoral de la participación ciudadana y de la paridad de género
Escrito por Sandra López BringasSin lugar a dudas, la democracia es quizá el concepto político sobre el que más conceptos y tipologías teóricas se han elaborado, y quizás sobre el que más libros se han escrito. Abraham Lincoln la definió como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, una definición que, aunque pareciera simple, nos denota extraordinariamente la idea central del concepto.
Así pues, la democracia es una forma de gobierno en la que el pueblo es el origen, el sostén y la justificación del poder público; se basa en los principios de igualdad, libertad, tolerancia, consenso y pluralidad política, entre otros. En armonía con lo anterior, es que la soberanía (posibilidad de autodeterminación) recae en la población, pero se ejerce por medio de los representantes populares.
Al respecto, Michelangelo Bovero nos enseña que, en cuanto forma de gobierno, la democracia es definida por un conjunto de reglas que tienen que ver con el quién y con el cómo de las decisiones políticas; a quién le corresponde decidir y basándose en qué procedimientos, en el entendido de que las reglas de la democracia prescriben la distribución más igualitaria posible del poder público, o mejor dicho, del derecho de poder influir sobre las decisiones públicas y colectivas.
Ahora bien, no puede haber democracia sin elecciones pues éstas constituyen la base de aquella. En efecto, hay democracia cuando los detentadores del poder público son elegidos popularmente en competencias abiertas, libres y equitativas. Esto, ya que las elecciones son la fuente de legitimación del poder mismo y en consecuencia de los gobernantes. En suma, las elecciones son el medio a través del cual las ciudadanas y los ciudadanos ejercemos la soberanía popular vía sufragio.
Por ello, una vez que el pasado 6 de junio salimos a ejercer nuestro derecho al voto, y más allá de la disputa electoral entre los distintos contendientes políticos (lo que es por demás natural), lo realmente digno de aplaudir y de resaltar es la elevada e histórica participación de la ciudadanía que salió a ejercer su sufragio, en el entendido de que se trataron de elecciones “intermedias”. En efecto, en el caso de las elecciones de diputados federales, se obtuvo una participación ciudadana de alrededor del 52%; y en las elecciones del Estado de México la participación ciudadana fue del 54% del padrón electoral, lo que representa poco más de 6 millones de ciudadanas y ciudadanos mexiquenses.
Así, estas elecciones han sido de las más votadas en la entidad mexiquense. Esto es muy importante sobre todo si tomamos en cuenta el contexto inédito de pandemia en el que se desarrolló la pasada jornada electoral, en la cual se contaron con las medidas sanitarias adecuadas. Es cierto, el camino no ha sido fácil pero la sociedad mexicana demostró su madurez política, salvo algunos casos desafortunados, lamentables y condenables (que afortunadamente fueron la excepción). Por ello, mi reconocimiento y agradecimiento desde este espacio, para con la ciudadanía mexiquense, pues aunque todavía no termina el proceso electoral, segura estoy que éste culminará con éxito.
Otro dato que destacar y del cual nos debemos sentir orgullosas todas y todos, es la histórica participación política de las mujeres; jamás en la historia electoral de México se había dado el número de registros de mujeres como candidatas a puestos de elección popular que se dio en este proceso. Además, el IEEM implementó diversas acciones afirmativas en beneficio de las mujeres que posibilitaron una mayor participación como vocales o consejeras en las Juntas y Consejos distritales y municipales.
Aunque el camino todavía es cuesta arriba en materia de género, la jornada comicial de 2021 quedará inscrita en la historia del país como el año en el que la sociedad mexicana dio un paso firme en beneficio de la reivindicación de los derechos político electorales y la igualdad de las mujeres frente a los varones, pues en vía de ejemplo, este proceso electoral será aquel en el que se hayan elegido el mayor número de mujeres gobernadoras, sentando las bases para que en un futuro no muy lejano, se pueda hablar de la primera mujer Presidenta de México.
Por último, solo me queda por mencionar que la ciudadanía mexiquense cuenta con el Instituto Electoral del Estado de México, institución por demás confiable, sólida y autónoma, que pertenece a todas y todos los ciudadanos. El IEEM seguirá trabajando arduamente para salvaguardar y proteger la voluntad popular expresada vía sufragio.