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Domingo, 10 Enero 2021 21:18

Las instituciones democráticas en medio de la crisis COVID-19

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Concebidas como “el pilar de las democracias modernas”, las instituciones representan el conjunto de normas y prácticas organizadas insertadas en estructuras que deberían ser permanentes y fuertes ante los cambios negativos que las amenacen. Ahora bien, si las instituciones son parte y característica de un régimen democrático, también definen la forma en que se dirige un gobierno democrático.

 

La confianza en las instituciones democráticas ha sido cuestionada, desde sus inicios o creación, luchando por el reconocimiento de su trabajo. De acuerdo con el Latinbarómetro, estudio de opinión pública que recopila anualmente alrededor de 20.000 entrevistas en 18 países de América Latina y el Caribe, en 2018, 3 de cada 4 personas tenían un juicio negativo sobre la vida política en su país o el funcionamiento de dicho sistema.

 

Sin embargo, la crisis de salud que estallara a inicios del año 2020 en todo el mundo, resultó ser un parteaguas, sin precedentes, que ha significado no solamente cambios en el estilo de vida, pero también serias consecuencias en la economía.

 

Inevitablemente, los estragos en el bienestar de las personas, los problemas sociales y económicos a los que se enfrenten, han contribuido a que la ciudadanía de muchos países, incluyendo a México, hayan puesto en tela de juicio la credibilidad de las instituciones en las que confiaban o, en su caso, sigan haciéndolo. El Banco Interamericano de Desarrollo señaló que la crisis del Covid-19 podría poner en riesgo la democracia y sus expresiones como el voto, derechos civiles y protestas y, como consecuencia, la confianza en las propias instituciones democráticas.

 

Como ejemplo de lo anterior, las críticas y cuestionamientos acerca de la capacidad de respuesta de los gobiernos ante la actual crisis de salud, significa una pérdida de confianza en las instituciones de salud, y otras, formadas a partir de un sistema democrático. Se convertirá en un círculo vicioso en el que la inevitable recesión económica, desempleos y medidas de austeridad, inseguridad, consecuencia de la pandemia, cuarteará la confianza en las instituciones actuales, aunado al mínimo histórico del 2018, siendo un duro golpe para las instituciones democráticas.

 

La posposición de votaciones en América Latina (12 elecciones reprogramadas: los comicios presidenciales en Bolivia y República Dominicana —finalmente celebrados el 5 de julio— y el plebiscito constitucional en Chile) y en otras partes del mundo, más de 70 países y jurisdicciones subnacionales postergaron eventos electorales de todo tipo y más de 50 los han llevado a cabo en condiciones de pandemia.

 

Lo anterior, pudo generar incertidumbre y hasta descontento, sin estar conscientes de la verdadera emergencia sanitaria que se estaba viviendo, creyendo que era un plan articulado de los gobiernos para alterar las elecciones a su conveniencia.

 

Si bien es cierto que los gobiernos totalitarios y autoritarios se caracterizan por restricciones en el ejercicio de los derechos humanos, las actuales medidas de contención del virus: cuarentenas, suspensión de concentraciones masivas y actos públicos; suspensión de la jornada laboral y comercial, distanciamiento social, toques de queda, cierre de fronteras nacionales e internacionales, paralización de la actividad económica, movilización de fuerzas militares y policiales, han sido necesarias para salvaguardar la salud y vida de las personas; por lo que, una comprensión de la urgencia de adoptar estas medidas, y su temporalidad, no debería minar la confianza en las instituciones democráticas que hicieron los pronunciamientos y dieron indicaciones a su población.

 

Aunado a lo anterior, las teorías conspiratorias que circulan en las redes sociales acerca de que el COVID-19 sea una mentira o engaño, para controlar a las masas, dificulta el acatamiento de las medidas de contención del virus, antes mencionadas; poniendo una vez más en desventaja la credibilidad de las instituciones democráticas.

 

En este escenario, los gobiernos elegidos por la vía democrática podrían contrarrestar el sentimiento de desconfianza, surgido o acrecentado durante esta pandemia, promoviendo las reuniones virtuales con la población para la atención de sus necesidades o solicitudes, con organizaciones civiles, innovando en los mecanismos que posibiliten los eventos electorales, asegurando en la ciudadanía el interés de sus instituciones para que se lleven a cabo.

 

El partido Fuerza X México se compromete a que, mientras tengan vigencia las medidas para combatir la pandemia, continuar con ellas, por la salud de las mujeres y hombres en igualdad, que garanticen sus derechos humanos y, además, un acercamiento y contacto, con sana distancia y virtual, para escuchar sus inquietudes, lo que quieren de nuestras candidatas y candidatos y así, asegurar que nuestro plan de trabajo vaya acorde a lo que la gente quiere y a cumplir con sus verdaderas necesidades.

 

Recordemos que las instituciones democráticas son base de la democracia, la cual, de acuerdo al Artículo 40.- de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental; por lo que debemos defenderla de aquellos miedos que la amenacen.

 

 

Mtro. Jorge Alejandro Neyra González.

Representante propietario ante el Consejo General del IEEM.

 

 

 

 

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