Tal y como hicimos en nuestra última colaboración, del pasado 31 de marzo, continuaremos compartiendo la opinión y vivencias de las mujeres que colaboran en la Dirección de Participación Ciudadana, sobre los días 8 y 9 de marzo pasados. Los cuales han sido de una trascendencia notoria por el Día Internacional de la Mujer y por el paro nacional Un día sin mujeres:
¡El 9 nadie se mueve! Un día después, el martes 10 de marzo de 2020, tuve oportunidad de conocer las apreciaciones de algunas mujeres de mi espacio de trabajo que, por convicción o por conveniencia, decidieron visibilizar su valía e importancia con su ausencia. De ellas, llamaron mi atención dos posturas: una, la de aquellas mujeres que dijeron “¡ash!, eso no sirve para nada” y, dos, la de quienes manifestaron “¡uy!, pues ni modo de ir en contra de eso”; en ambos casos, la mayoría de estas respuestas provinieron de compañeras de trabajo (secretarias, analistas, líderes de proyecto, jefas de departamento, básicamente). Lo anterior, me hace suponer que en el amplísimo grupo de mujeres que colabora en el IEEM es necesario reforzar la sororidad[1].
Más que darla a conocer como un neologismo[2], creo que el IEEM debe reforzar la aprehensión de la sororidad entre las servidoras públicas electorales como una estrecha relación de solidaridad, a través de ejercicios que nos hermanen (conformar chats para intercambiar experiencias personales o laborales, desde recetas de cocina hasta sugerencias para el trato con nuestros colaboradores o familiares, o para poner a disposición de otras artículos que ya no usamos y podemos donar, o solicitar orientación o apoyo para resolver alguna situación, por ejemplo), potencializando nuestras habilidades y conocimientos para posibilitar que en un futuro próximo pueda consolidarse una relación de amistad y solidaridad muy estrecha entre todas y todos quienes colaboramos en este órgano electoral, sin importar su género o su estatus en la estructura institucional, confirmando que todas las acciones –por pequeñas que sean– contribuyen a mejorar nuestra cotidianidad y al mismo tiempo nuestra calidad de vida. Rosa González Pérez, Servidora Pública Electoral.
Fue una marcha concurrida, sentida e intensa. Desde mi salida de casa encontré a muchas mujeres de distintas generaciones, todas íbamos hacia un mismo lugar, formabamos parte de un mismo movimiento. Al subir al metro empezaron las recomendaciones de unas a otras (la mayoría desconocidas entre sí), fue momento de compartir un poco de agua, algo de bloqueador y varias experiencias. Una mujer comentaba a su amiga que tenía un poco de miedo pero queno estaba dispuesta a quedarse en casa cruzada de brazos, pues prefería contarle a sus hijos que había salido a la calle a sumarse a otras mujeres para actuar en conjunto frente a la situación que en ese momento estaban viviendo.
Durante la marcha no eran distinguibles los contingentes, ahora no nos dividían las instituciones o las agrupaciones, simplemente éramos una suma de mujeres exigiendo justicia, seguridad y un alto a los feminicidios. Otras demandas se sumaron: paz, fin del patriarcado, derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, no a la violencia... ¿Destrozos? Sí, los hubo, y seguramente esa será la imagen que tendrán quienes no estuvieron ahí, pero en la mente de las mujeres que salimos a las calles en todo el mundo solo ha quedado una palabra que nos hermana y nos hace más fuertes: SORORIDAD. Mayra Elizabeth Miranda Marañon, Servidora Pública Electoral.
El genero es una virtud con la que se nace.A lo largo de la historia, hemos vivido con base en estereotipos; sin embargo, han surgido cambios para tratar de buscar una equidad entre hombres y mujeres, incluso en los diferentes niveles de gobierno se han instrumentado diversas políticas públicas, pero a la fecha no han reflejado un resultado favorable para las mujeres.
Prueba de ello, fue la marcha del 8 de marzo del 2020, en la que se congregaron miles de mujeres, buscando desesperadamente frenar los feminicidios y asegurar la igualdad de oportunidades, pero esto conlleva una connotación más profunda de respeto y dignificación de las mujeres. Por ello, es necesario que este acontecimiento no quede como un hecho histórico, sino que se le brinde la seriedad debida, para ello es necesario trabajar conjuntamente con los medios democraticos, con la finalidad de fortalecer los derechos de hombres y mujeres. No sólo mujeres al frente sino mediante una lucha igualitaria. Laura Georgina Serrano Nolasco, Servidora Pública Electoral.
El pasado 9 de marzo, día en que se llevó a cabo el paro nacional, “Un día sin mujeres”, con el propósito de protestar por la violencia que se está viviendo día a día en contra del sexo femenino, a causa del feminicidio, del machismo, por la desigualdad, por la falta de oportunidades, por el acoso, por falta de justicia entre otras; las mujeres exigimos respeto y debe parar esta situación, ya que en México cada vez aumentan las cifras del maltrato y asesinatos hacia las mujeres y niñas.
Mi sentir fue de reconocer a todas esas mujeres que han luchado para lograr un hogar honesto, que a pesar de falta de oportunidades han demostrado ser fuertes y valientes, reconociendo indudablemente a mi madre, por el gran apoyo incondicional que me ha dado, me queda claro que un día sin ella, mi vida no sería la misma, no tengo duda alguna de seguir con su ejemplo y brindarlo con mi hija e hijo.Yanet Julieta Sotelo Casananova, Servidora Pública Electoral.
Un día como hoy en el que muchas mujeres guerreras enfrentaron por vez primera al gobierno, alzando la voz por todas y cada una de las mujeres sin importar género, color de piel, raza, sexo, etc. En mi opinión no es un día de celebración, es un día de agradecimiento a cada una de nosotras por colaborar a la construcción diaria de un México mejor.
Recibí felicitaciones, algunas de hombres, otras cuantas, de mujeres; sin embargo, es un día en el que recordamos que no somos escuchadas, que intentan reprimir nuestra obra diaria, menosprecian lo que somos capaces de hacer, que nuestra opinión no es importante. No hay motivo de felicitación, queremos dejar de ser menos, queremos equidad de género real y libremente respetado en su totalidad.
Elevemos nuestro sentir, hagamos esto de manera colectiva, todas somos una, nadie menos. No es una lucha de mujeres contra hombres ni viceversa, ni de buenos contra malos, es crear con ciencia sobre el valor femenino, de su importancia en la sociedad, de la necesidad de tomar en cuenta todas las opiniones, que los esfuerzos deben ser igualmente remunerados. Basta de la violencia de género, basta de creer que el género masculino es el único y el más importante. Estamos para complementarnos, para trabajar en equipo, para valorarnos y amarnos por lo que somos. Blanca Patricia Bernal, estudiante de la licenciatura en Derecho y prestadora de servicio social.
[1] Entendida como la solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación sexual.
[2] Definido como una nueva palabra o expresión que se crea en una lengua.https://es.wikipedia.org/wiki/Neologismo