Los días 8 y 9 de marzo de 2020, las mujeres mexicanas hicimos historia, la magnitud de las marchas no sólo en la capital, sino en todo el país y el paro nacional evidenciaron el descontento femenino. Durante esas 24 horas del 9 de marzo, el llamado fue a suspender cualquier actividad, a no consumir ni producir, tampoco a asistir al trabajo o a la escuela, ni salir a la calle. La protesta evidenció la realidad para aquellos que minimizan nuestra aportación a la sociedad y supuso al mismo tiempo una reivindicación por la igualdad y la justicia.
La presente colaboración tiene como propósito darle voz a las mujeres que colaboran en la Dirección de Participación Ciudadana, por lo que compartimos sus opiniones y experiencias en torno al 8 de marzo, día de la mujer y al paro del día siguiente, desde su opinión como servidoras públicas electorales, prestadoras de servicio social y principalmente como mujeres:
Al inicio, la marcha y el paro me significaron un conflicto, pues no estoy de acuerdo con las manifestaciones violentas en general, el paro me pareció una buena opción, aunque me preocupaba no cumplir laboralmente. Mi percepción cambió al enterarme del abuso de confianza del que fue víctima una amiga por parte de su expareja y que al acudir a las autoridades no fue tomada en serio; también las redes sociales con el hashtag "como hombres", y la imagen "Yo sí te creo", me hicieron recordar lo que había olvidado o, peor aún, normalizado, y noté el terrible temor a que eso o algo peor suceda con mis sobrinas. Finalmente, escuché que “la violencia es igual para hombres y mujeres”, y que “se sienten agredidos por el feminismo”, reconozco que hay hombres no machistas y mujeres abusadoras, pero la norma es lo contrario, también es cierto que hay violencia para ambos sexos, pero no igual, pues las cantidades, razones y quién la ejerce, son reveladoras[1].
Comprendí que no era tiempo de callar, que la mayoría de contingentes en la marcha no fueron violentos, que se unieron mujeres indígenas y hombres pidiendo porque sus hijas vivan o justicia para sus hijas asesinadas, hubo quien apoyó a un lado de la marcha, mayores por no poder caminar o jóvenes por no poder faltar al trabajo, que deseamos que las autoridades cuiden de nosotras como cuidan de los monumentos y edificios que son reparables, no como las vidas que se han perdido. También llegó el tiempo de no hacer nada, no porque "nos dieran un día de asueto", sino para hacer visible la importancia de las mujeres, porque necesitamos que imaginen lo que sería que no esté más tu amiga, compañera o familiar, como las 10 mujeres al día que son asesinadas por ser mujeres. No sé cómo afectaron la marcha y el paro, o si provocaron la reflexión o la atención al problema, pero sé que yo hoy soy más consciente y haré lo posible por no normalizar la violencia contra las mujeres, compartí mi opinión, difundí el tema, y ejercí mi derecho a participar en el paro, por aquellas que ya no pueden y por las que espero que un día vivan sin miedo ni represión, ojalá se logre el objetivo como otros movimientos sociales que han marcado nuestra historia. Empatía, respeto, participación y sororidad ante problemas comunes.
Diana Carmona, Servidora Pública Electoral.
Derivado de los altos índices de violencia contra la mujer que se han generado en los últimos años, surgió un movimiento llamado “Un día sin nosotras”, el cual se efectuó el día 9 de marzo. En lo personal considero que es una buena idea o recurso para crear conciencia sobre la importancia del género femenino en la mayoría de las actividades –sin demeritar al género masculino-, ya sea en el ámbito escolar, laboral, el sector económico y comercial, tareas domésticas, entre muchas otras.
Lo que hace perder credibilidad a este tipo de actos es que la mayor parte del tiempo mucha gente no entiende el verdadero significado de las acciones o le da otro sentido, lo mismo pasa con las marchas realizadas el 8 de marzo; la intención de marchar es para apoyar a otras mujeres, tener empatía y solidaridad con mujeres y familias de las mismas, que han pasado por una situación de violencia, y/o hasta feminicidio, pero gracias a este tipo de personas que realizan desmanes, vandalismo y demás actos violentos (siendo igual mujeres) es que se generaliza y mal entiende el concepto de “feminismo”. Si se habla en materia de género, nos falta mucho por avanzar y modificar nuestros pensamientos para comprender realmente el propósito de este tipo de movimientos y acciones.
Angélica García, estudiante de mercadotecnia (prestadora de servicio social).
Nací mujer, soy hija, hermana y madre de tres; nací libre, en una sociedad en búsqueda de la equidad entre mujeres y hombres, me tocó vivir en un momento en el que la lucha para erradicar la violencia de género que vivimos las mujeres en la calle, en el trabajo, en la familia, está en proceso de trasformación gracias a hermanas mujeres, que luchan para hacer una sociedad más igualitaria y libre de violencia para todas.
El pasado 9 de marzo, se vivió un momento histórico en nuestro país, en donde todas las mujeres fuimos convocadas a hacer un paro nacional, un día sin nosotras, para que, entre otras cosas, reflexionáramos todos, sobre qué es lo que pasaría si un día no llegáramos más a nuestros hogares, sobre lo que significa el capital femenino, sobre las repercusiones sociales, económicas y culturales, que esto tendría. Para levantar la mano y exigir justica para todas las mujeres que son asesinadas todos los días en nuestro país y para apoyar a quienes luchan por todas, para eliminar el machismo y los tabús de género de la sociedad en la que vivimos.
Orgullosamente me uní a este movimiento de protesta, como mujer y como madre, preocupada por la realidad que nos tocó vivir, el futuro de mi hija y a todas las mujeres ante la violencia y el miedo de no regresar un día a nuestras casas, pero con la fe y la esperanza de generar conciencia en la humanidad, de contribuir con mi actuar en un movimiento de todas, que aunque solo fue un día, tendrá su eco en el tiempo y se suma a la lucha de quienes buscan un país libre de la violencia de género y equidad para todas.
Mariana Camacho, Servidora Pública Electoral.
La indiferencia ya no es una elección, pero si la solidaridad, tenemos la obligación de decirles a las familias y amistades de las desaparecidas, violentadas y asesinadas que no están solos ni solas, sino que les vamos a acompañar desde nuestras trincheras para que tengan una respuesta. Para ello es necesario trabajar en equipo, hacerlo por las que estamos y las que ya no lo están.
Después del paro del 9 de marzo todas regresamos a nuestras actividades cotidianas, estos dos días sirvieron para darnos cuenta de que somos capaces de convocar, empatizar y solidarizarnos, que el camino no es fomentar un país polarizado: hombres contra mujeres, ricos contra pobres, empresarios contra obreros, sino, que es la educación en todos los niveles. Si se logra esto, entonces fueron dos días provechosos y no de un feminismo de ocasión.
Erika Soberanes, Servidora Pública Electoral.
En la próxima colaboración continuaremos compartiendo las impresiones y experiencias de las mujeres que colaboramos en la Dirección. Ya que, por razones de espacio, no ha sido posible plasmar todas las aportaciones.
[1] https://terceravia.mx/2020/03/la-violencia-explicada-con-manzanas-de-genero/
https://centroine.blackboard.com/bbcswebdav/courses/BOLETIN/Boletin%20605/index.html