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Sábado, 26 Octubre 2019 12:22

Algunas desviaciones de acciones del Estado. Monopolio de la fuerza en un Estado democrático

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Hago un reconocimiento a la iniciativa de crear este espacio institucional de opinión. Actores de institutos democráticos expresan diversos temas académicos, jurídicos, políticos y sociales. Las colaboraciones, se destacan por la usual pulcritud argumentativa e interesantes tópicos.

 

En el caso de las colaboraciones del Partido Acción Nacional, mucho tiene que ver con aspectos ideológicos y doctrinarios enfocados a temas de actualidad.

 

Dar opiniones en este espacio es una gran responsabilidad, tanto por ser el foro de la Casa de la Democracia en el Estado de México, como porque a pesar que las colaboraciones son generalmente suscritas en lo personal, veladamente se convertirían en posturas de los institutos que representan.

 

Fijar posturas no es fácil, contar con argumentación y sustento, eventualmente estar dispuesto a debatir, realizar defensa y contra argumentación e incluso estar dispuesto a recular y a atreverse a formular replanteamientos.

 

El Partido Acción Nacional al fijar posturas, las ha defendido y debatido y en consecuencia ha asumido responsablemente el papel que la ciudadanía le ha dado en las diversas etapas en su larga historia de más de ochenta años.

 

Existen aciertos y errores que se han reconocido, tanto en el período que le ha correspondido ser gobierno, como cuando ha sido oposición. Es parte de la congruencia y eventualmente honorabilidad de las personas e instituciones.

 

¿A qué nos enfrentamos cuando una persona o institución no sustenta sus dichos, los niega, desconoce, tergiversa o irresponsablemente realiza actos a capricho o alejándose del marco jurídico que protesto cumplir y hacer cumplir?

 

Hay varios calificativos, resumámoslo en poco confiable.

 

Cuando es una institución la poco confiable, el tema se agrava, se atenta al Estado Democrático, al Estado que debe rendir cuentas a los gobernados. Estamos hablando de acciones que generan incertidumbre, desconfianza e incluso miedo y sensación de inseguridad en toda una nación. Afecta a los sectores social, económico y político.

 

Uno de los aspectos más relevantes es el que concierne a la seguridad pública, que mucho tiene aparejado el ejercicio legítimo del monopolio de la fuerza pública, la violencia formal del Estado para hacer valer la ley.

 

Se presenta una enorme responsabilidad, tanto al ser omiso o utilizarla de manera errática, innecesaria o de manera viciada. En la actual administración federal, se han presentado diversos casos.

 

Omiso, cuando existen violaciones flagrantes a los derechos de terceros y no se usa la fuerza pública; bloqueos a vías férreas, secuestros de operadores y robo de camiones, pero se justifica la omisión con el pretexto de que no son represores.

 

De manera errática cuando no se ejecuta con el debido cuidado, sin preveer consecuencias que ponen en riesgo a la población de toda una comunidad; como fue el reciente operativo de detención de una persona en Culiacán. Al margen, cabe considerar que el tema de discusión no debe centrarse si se salvaron vidas con la liberación de un detenido, pues la vida es el bien superior; la discusión debe centrarse es por qué el Estado puso en riesgo la vida de miles de personas en la ejecución torpe, displicente e ineficaz de un operativo.

 

Innecesaria, cuando se ejerce para disuadir personas cuando pretenden ingresar a algún recinto oficial, aún y cuando ya se encuentran ante una barrera física que se los impide. Y la justificación es que son opositores, alcaldes panistas, que esa no es la puerta que deben tocar. Atacar con gases lacrimógenos a los titulares del poder público municipal, electos democráticamente, no debe ser un asunto menor. Con algo como eso empiezan los Estados totalitarios.

 

De manera viciada y negligente por la falta de presencia del Estado para la preservación de bienes y personas: El crear una cadena humana con empleados del gobierno local de la CDMX y de voluntarios, supuestamente para inhibir acciones de supuestos grupos anarquistas. Personas que se pusieron en riesgo, que no están capacitados para enfrentar agresiones, siendo que se cuenta con personal especialmente capacitado para inhibir acciones violentas y ejercer la fuerza del Estado.

 

En esos casos, el discurso recurrente es que buscan evitar acciones de represión, salvo que se trate de grupos opositores, entonces ahí si se ejerce la violencia institucional.

 

Estos temas deben dimensionarse, un Estado ausente u omiso en su labor de seguridad y uso de la fuerza pública, falta a uno de sus fines esenciales.

 

En los temas de seguridad, el PAN ha acompañado y apoyado a acciones de fortalecimiento de la Guardia Nacional, reformas constitucionales de la materia, ha señalado las acciones erráticas en la estrategia del Gobierno Federal. Asume los reproches de acciones del pasado, pero ya basta de responsabilizar al pasado, el Gobierno Federal debe afrontar el presente y actuar para el futuro, lograr el bien común.

 

En los principios de doctrina del PAN, queda debidamente plasmado que: “La realización del Bien Común simultáneamente implica la justicia, la seguridad, la defensa del interés general, el respeto y la protección de la persona y sus derechos.”

 

Cordialmente

 

Dr. en Derecho Gabriel García Martínez

Representante Suplente del Partido Acción Nacional ante el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México. 14

 

 

 

 

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