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Martes, 22 Octubre 2019 12:21

La consolidación de la democracia desde la perspectiva de sus fortalezas y debilidades

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El sistema electoral mexicano se ha construido a través de diversos cambios constitucionales y legales, ello con la finalidad de generar nuevos mecanismos que mejoren la organización, desarrollo y vigilancia de los comicios. Por este motivo, el Instituto Electoral del Estado de México celebró la mesa de análisis “Avances y retrocesos de la democracia en México”.

 

En dicho foro los ponentes hicieron referencia a las distintas reformas que han sentado las bases del sistema democrático; por ejemplo, en el año de 1963, el legislador introdujo la figura de los diputados de partido, lo cual permitió que los entes partidarios minoritarios tuvieran voz y voto en el Congreso de la Unión.

 

A pesar de la modificación referida, el sistema de partidos políticos continuaba siendo débil, porque el partido hegemónico acaparaba los espacios públicos, por lo que no existía una competencia auténtica en la conquista de los cargos de elección popular. Ante este escenario, en el año de 1977 se reformó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para otorgar a los partidos políticos la calidad de instituciones de interés público, asimismo, se estipuló que la ciudadanía elegiría 300 diputados de mayoría relativa y 100 legisladores de representación proporcional. Estos cambios abrieron la puerta al pluralismo político, lo cual contribuyó al fortalecimiento del sistema de partidos, pues los entes políticos minoritarios tuvieron oportunidades reales de acceder a cargos en los Poderes Ejecutivo y Legislativo en el ámbito federal y local.

 

Otro aspecto relevante que sirvió para robustecer el sistema democrático mexicano fue: la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) en el año de 1990, a esta autoridad se le dio la facultad de organizar, desarrollar y vigilar los comicios, sin embargo, en su integración aún se encontraba el Secretario de Gobernación, lo cual restaba autonomía al Instituto, aunado a que la ciudadanía desconfiaba de los resultados de las elecciones.

 

Después de seis años de la creación del IFE, los legisladores emitieron una reforma política-electoral para excluir al representante del gobierno federal de la composición del Consejo General. Esta transformación propició que el poder ejecutivo dejara de tener injerencia en los comicios y, en consecuencia, la autoridad electoral administrativa tuvo autonomía e independencia plena en la toma de sus decisiones, lo cual generó mayor confianza en este órgano electoral.

 

Posteriormente, el 10 de febrero de 2014, se decretó la reforma política-electoral, a través de la cual el IFE fue sustituido por el Instituto Nacional Electoral (INE); con esta transición se homologaron los procedimientos utilizados en la planificación y celebración de los comicios; se facultó al INE para nombrar a las consejeras y los consejeros de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE); asimismo, se le dotó de una serie de atribuciones especiales para poder asumir funciones propias de los institutos electorales locales.

También, es relevante mencionar que, mediante la reforma aludida, se instituyó la paridad de género en la Constitución Federal, es decir, los partidos políticos están obligados a postular candidatos en iguales proporciones (50% mujeres y 50% hombres). Esta medida tiene como finalidad impulsar la participación del género femenino en los cargos de elección popular, pero se ha evidenciado una debilidad en el sistema democrático mexicano, ya que se ha usado la violencia política para inhibir la intervención de las mujeres en los procesos electorales.

 

Por otra parte, en cuanto al modelo de comunicación política, se puede señalar que han existido cambios importantes, ya que ahora los partidos políticos no pueden contratar tiempo en radio y televisión, pues la asignación de estas prerrogativas le corresponde exclusivamente al INE. Sin embargo, actualmente las redes sociales (Twitter, Facebook e Instagram) son uno de los principales canales de comunicación para difundir las propuestas de campaña de los candidatos; más aún, no existe una regulación clara en el marco jurídico mexicano respecto de la propaganda política en redes sociales.

 

En conclusión, se observa que entre las fortalezas del sistema democrático mexicano están la transición de un partido hegemónico al pluripartidismo político; así como la creación de autoridades electorales autónomas, independientes e imparciales en sus decisiones. Mientras como debilidades se advierten la falta de acciones concretas para erradicar la violencia de género, así como un marco jurídico que regule el uso de las redes sociales en los comicios.

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