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Jueves, 10 Octubre 2019 11:43

Burocracia y Poder Público. Segunda Parte

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La burocracia se ha desarrollado conforme se ha acrecentado la administración pública, con importantes avances en cuanto a su profesionalización, al menos en los denominados servidores públicos de designación o servidores públicos de confianza. Diferente caso a los que son electos mediante sufragio que aún no requieren certificaciones.

 

“La clásica división tripartita del poder parece, cada vez más, un esquema antiguo que no se aplica a las realidades del Estado moderno. Desde hace más de un siglo los Estados modernos ya cuentan con un “cuarto poder” que no fue contemplado por los fundadores de las doctrinas clásicas de la división de poderes como Montesquieu y Madison: el “Estado administrativo” integrado por burócratas profesionales.”[1]

 

La importancia del sector burocrático reviste, tanto en la cantidad de personas que lo integran, como las múltiples funciones que ejercen, de las que se derivan emitir normas disfrazadas de manuales, guías, criterios, entre otros.

 

También la fuerte influencia de la burocracia se da al ejecutar materialmente múltiples disposiciones normativas, ejercer el poder público que no se les otorga directamente por el pueblo, sino como una extensión de los que son elegidos de manera democrática mediante los esquemas electorales.

 

“En este contexto subraya que, pese a la retórica de la “postburocracia”, esta máquina administrativa y, dentro de ella los servidores públicos de carrera, continúa siendo un intermediario esencial entre los ejecutivos públicos elegidos y la sociedad. Transforma las decisiones, a menudo vagas y ambiguas, del ejecutivo, del poder legislativo y del judicial en reglas y programas operacionales y organizacionales. Sus atributos y vitalidad son, más que nunca,  de importancia crucial para el gobierno y, en último término, para los ciudadanos.”[2]

 

Independientemente de lo planteado en el tema de la burocracia, la definición, los elementos y las características, se ha considerado popularmente a ese sector de manera justificada o no, como unos tiranos.

 

 “En esta situación surge una nueva casta: los burócratas. Estos son especialistas en la administración de negocios y de seres humanos. La relación de los burócratas con las personas es totalmente enajenada: Viven de hacer oficios, manipulan, no sienten. Sin embargo, en el contexto se han hecho indispensables: el papel del burócrata es sagrado en el mundo moderno.”[3]

 

El concepto popular va aparejad a esquemas opacos de rendición de cuentas que aún se presentan, ineficaces métodos de control e incluso en algunos casos de escasa capacitación y profesionalización.

 

En la segunda década del siglo XXI, existe una ciudadanía más crítica y con mayor acceso a medios de comunicación, con lo que prácticamente sin salir de casa, pueden acceder a diversos servicios que ofrecen las dependencias y entidades públicas. También tienen acceso inmediato e impersonal a la presentación de denuncias o quejas ante los órganos de control.

 

O como se ha presentado en los últimos años, a través de videos que se comparten en las redes sociales, ciudadanos pueden exhibir y provocar linchamientos mediáticos de burócratas por actividades relacionadas con una mala prestación de un servicio público o en una actividad administrativa irregular.

 

Aún con las fallas que pudieran existir en los sistemas electorales en México, el contar con elecciones más confiables e incluso con la reciente reforma electoral que permite la reelección de legisladores locales y federales e integrantes de los ayuntamientos, ahora el ciudadano mediante el voto, puede formalmente manifestar aprobación o rechazo del aparato burocrático en turno.

 

Ante esas nuevas herramientas y exigencias ciudadanas, la administración pública y su burocracia deben presentar mayor profesionalismo y capacitación en su desempeño.

 

Ejemplo de ello es lo sustentado por Laura Zuvanic y Mercedes Lacoviello:

 

“Tal como señalara Echebarría, una burocracia establecida bajo parámetros de un Servicio Civil por mérito y no permeado por prácticas clientelísticas, permite que el ejercicio de cargos públicos sea una actividad virtuosa, sujeta a la ley y orientada a la defensa del interés público. Los funcionarios públicos son percibidos como portadores de una vocación de servicio, que se concreta en elevados estándares de comportamiento, alcanzados a través de un riguroso sistema de selección y carrera. El Servicio Civil opera subordinado a la dirección política pero se expresa con imparcialidad y objetividad, como garantía del interés general y la continuidad de las funciones públicas.”[4]

 

Aparejado con lo anterior, ante la presencia de inadecuadas prácticas de la administración pública en detrimento directo de los ciudadanos, debe buscarse mecanismos de compensación y garantía de que los actos de la administración se apeguen a derecho.

 

En caso contrario, el ciudadano no contará con la posibilidad que el Estado se haga responsable de la actuación de sus servidores públicos, respondiendo inicialmente con recursos del erario, posteriormente actuando en repetición contra el burócrata responsable.  Esto es en esencia lo que regula en nuestro país, la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado.

 

Aparte de lo señalado, se presentan actualmente diversos fenómenos que modificarían la clásica visión Weberiana de la burocracia, que tenga que adaptarse a nuevas tendencias generadas por el desarrollo de la democracia, las redes sociales y la normatividad en materia de profesionalización en la administración pública.

 

“La restructuración internacional del empleo, los nuevos modelos de subcontratación y flexibilidad laboral, la creciente incorporación de las mujeres al mercado de trabajo y los drásticos efectos del internet y la revolución informática han permeado nuestro actuar cotidiano y el sustento de muchas instituciones. Los procesos de individualización y diversificación de las formas de vida ya no respetan los modelos jerárquicos.”[5]

 

Cordialmente

 

Dr. en Derecho Gabriel García Martínez

Representante Suplente del Partido Acción Nacional ante el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México

 

[1] Rodríguez Zepeda, Jesús, Estado de Derecho y Democracia, México, Instituto Federal Electoral, 2001, p. 39

[2] Rivera Urrutia, Eugenio, Concepto y problemas de la construcción del gobierno electrónico, Gestión y Política Pública, México, CIDE. Volumen XV, Número 2, Segundo Semestre de 2006, p. 271.

[3] González Rivera, Guillermo, Alienación en la sociedad contemporánea. México, Cuadernos Universitarios, 2003, p. 37.

[4] Zuvanic, Laura y Lacoviello, Mercedes, Institucionalización y burocracia en América Latina X Congreso Internacional del CLAD (Centro Latinoamérica de Administración para el Desarrollo) sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Santiago, Chile, 18 - 21 Oct. 2005. Consultado el 20 de mayo de 2016 en http://cdim.esap.edu.co/BancoMedios/Documentos%20PDF/institucionalizaci%C3%B3n%20y%20burocracia%20en%20am%C3%A9rica%20latina.pdf

[5] Guitián Galán, Mónica y Zabludovsky Kuper, Gina, Coords., Sociología y modernidad tardía: Entre la tradición y los nuevos retos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003, p. 241.

 

 

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