Comunicación
Social

Viernes, 22 Noviembre 2024 08:00

Divide y gana

En el marco del Congreso Internacional de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, una de las académicas más reconocidas en temas de democracia directa

 

En el marco del Congreso Internacional de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, una de las académicas más reconocidas en temas de democracia directa –la Dra. Yanina Welp– dictó una Conferencia Magistral provocadora. Después de explicar cómo ha avanzado la polarización en el mundo, propuso algunas medidas para revertirla a través de la re-politización.

 

La polarización es un fenómeno complejo de conceptualizar y entender. Nos referimos a ella cuando hablamos sobre la diferencia ideológica entre dos fuerzas políticas. Pero también usamos el término para describir esas identidades que nos hacen distanciarnos de otros grupos o colectivos en la sociedad. Es esta última, la afectiva, la que puede provocar profundas divisiones en la sociedad.

 

Uno de los hallazgos de Welp para explicar que el populismo esté emergiendo con mayor frecuencia como modelo político se centra en la consolidación de las redes sociales como medio para interactuar políticamente. Éstas han exacerbado la división, pues nos vuelve susceptibles a pensar que todas las personas piensan como lo hacemos nosotros. 

 

Además –como se ha registrado en múltiples procesos electorales en los últimos diez años–, estas plataformas tienden a diseminar noticias o datos falsos, lo que distorsiona la visión sobre “los otros”. Mantener la integridad de la política implica que el periodismo y otros elementos de revisión permitan a la ciudadanía discernir la verdad de la mentira.

 

Pero hay otro componente que históricamente se ha asociado a la polarización: el populismo. La academia ha entendido este concepto como discurso político, ideología y estrategia. Del lado de la práctica política, típicamente esta etiqueta va acompañada de una connotación negativa y, hasta hace poco, las personas en la política no se definían como tal.

 

Sin embargo, se ha demostrado con mayor frecuencia que la polarización ideológica es deseable en las democracias porque refleja el pluralismo. En tanto, el populismo es una aproximación política a la ciudadanía que pretende ser una respuesta ante al desencanto social con el status quo. Con base en esto, hay dos puntos interesantes para discusión.

 

Primero, es necesario dejar al populismo y pensar en los populismos. La literatura académica apunta a que una sola categoría y conceptualización del término es insuficiente. Así como este fenómeno político se presenta con programas alineados a la derecha (Trump o Milei) y que se valen de la polarización afectiva, también están los clásicos, alineados a la izquierda y que, en ocasiones, utilizan a la redistribución como estandarte y al mercado como enemigo.

 

Es decir, los populismos no se enfrascan en una sola categoría ideológica.  Lo que unos y otros sí comparten son discursos que activan encuadres dicotómicos que consiguen cohesión a través de la inventiva de “amenazas” o “enemigos” del pueblo.

 

Un segundo aspecto que dilucidar tiene que ver con la relación populismo-polarización. Cada vez más en las ciencias sociales interiorizan la relevancia del estudio de las emociones y la subjetividad para entender la política desde las instituciones y desde la sociedad. Eso para que, además de entender el motor de la movilización ciudadana, podamos aproximarnos a la respuesta de la pregunta histórica en la Ciencia Política: ¿las instituciones moldean a la ciudadanía o viceversa?

 

Es una realidad innegable que el apoyo a la democracia está en detrimento. Este desencanto ha facilitado el surgimiento de liderazgos populistas que a su vez han contribuido a un clima social polarizado. Desde los organismos públicos locales electorales hemos generado mecanismos para garantizar elecciones confiables; sin embargo, éstos han sido insuficientes. 

 

Es momento de hacer una reflexión profunda de qué nos falta por hacer desde este marco teórico. Debemos trabajar en el diseño de políticas públicas, tal vez como propone la Dra. Welp, re-politizando la polarización.

 

 

POR AMALIA PULIDO

PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL EDOMEX

@PULIDO_AMALIA

Jueves, 14 Noviembre 2024 09:00

Cuando las infancias participan

Este mes las urnas están esperando las papeletas de niñas, niños y adolescentes.

 

En medio de una cultura adultocéntrica, la frase de arriba parece errada. Estamos acostumbrados y acostumbradas a conocer únicamente las preferencias de quienes tienen 18 años o más. Por fortuna, desde 1997 en México se organizan ejercicios de participación dirigidos a quienes aún no cumplen la mayoría de edad.

 

La Consulta Infantil y Juvenil (CIJ) es uno de los esfuerzos de educación cívica más significativos. Su realización parte de la idea de que las infancias y juventudes no solo deben ser considerados como grupos pasivos, sino como personas con derechos plenos. Bajo esta lente, la Convención sobre los Derechos del Niño reconoce su derecho a expresar libremente sus opiniones y a participar en asuntos que les impactan. Se les prepara para una vida independiente.

 

El desarrollo de estas consultas ha demostrado un impacto positivo en la construcción de ciudadanía, ya que inculca desde temprana edad el conocimiento de los derechos y el sentido de pertenencia. En 2013, Ana Novella demostró que la participación a temprana edad en ejercicios ciudadanos fomenta un sentido crítico y una mayor responsabilidad social en la adultez. Quienes en la niñez participan en estos ejercicios suelen desarrollar una ciudadanía activa y crítica enfocada en la justicia social y los principios democráticos.

 

En este marco, la CIJ 2024 representa un esfuerzo nacional con un enfoque en temas actuales y de gran importancia para las generaciones jóvenes, tales como los espacios comunitarios seguros, el cuidado ambiental y la prevención de adicciones. El INE implementará modalidades presenciales y a distancia para asegurar una participación accesible e incluyente, especialmente considerando las diversas realidades socioeconómicas y geográficas de México. Para esto, se instalarán más de 43,217 casillas en todo el país.

 

En el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) estamos orgullosas y orgullosos de nuestra experiencia en la materia. Desde 1999 hemos realizado ejercicios similares, con el objetivo de fortalecer el sentido cívico y el conocimiento de los derechos entre las infancias y juventudes del Estado de México. La consulta de 2023 marcó un hito, pues logramos llegar a más de un millón de participaciones.

 

Los resultados de las consultas enfatizan la capacidad de niñas, niños y adolescentes para articular opiniones fundamentadas sobre sus realidades. En el caso de la consulta 2023 del IEEM, por ejemplo, se hicieron evidentes sus preocupaciones sobre el mal estado de las calles, la escasez de agua y la inseguridad. Hubo propuestas en el sentido de trabajar en equipo con los vecinos y de mantener la limpieza en los espacios públicos, por citar sólo algunas soluciones predilectas. Así, transitamos a una herramienta de participación que no solo es formativa, sino que tiene potencial para la incidencia.

 

Ejercicios como las CIJ no sólo fortalecen la democracia, sino que contribuyen a la construcción de una cultura cívica en la que cada persona, sin importar su edad u otras identidades, tiene voz y es tomada en cuenta en condiciones de igualdad.

 

Los desafíos que enfrentan las infancias y juventudes pueden ser complejos, pero su participación es esencial para que las soluciones reflejen sus necesidades y aspiraciones.

 

¡Participa!: ya sea acercando a las infancias y juventudes que te rodean a este ejercicio de participación ciudadana o como persona voluntaria en el desarrollo de esta CIJ 2024.

 

Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de quien las emite y no de esta casa editorial. Aquí se respeta la libertad de expresión.

Viernes, 08 Noviembre 2024 08:00

Una discusión inconclusa

En 1999 Amartya Sen fue cuestionado sobre el evento más importante del siglo XX. Después de dos guerras mundiales la respuesta parecía obligada. Sin embargo, el economista hindú explicó que el fenómeno más trascendente fue el arribo de la democracia como valor universal.

 

El Premio Nobel explicó que en esos cien años los principios de universalidad y autenticidad del sufragio se asumieron como derecho fundamental. Más importante, aunque seguían existiendo regímenes autoritarios, de manera generalizada se reconoció que este sistema enriquece la vida de las personas en términos de libertades, participación, aprendizaje mutuo y hasta posibilidades de desarrollo económico.

 

Las últimas décadas del siglo pasado eran el escenario ideal para la afirmación de Sen. Desde 1974 más de 60 países completaron sus transiciones a la democracia. Se trató de una tercera ola que puso en el contexto global los anhelos democratizadores y, por tanto, a la ciudadanía como centro de la toma de decisiones. En consecuencia, las instituciones electorales se hicieron robustas para poder procesar la objetivamente la competencia política y traducirla en representaciones populares legítimas.

 

A punto de finalizar el primer cuarto de este siglo, conviene preguntarse ¿siguen vigentes las condiciones que vio Sen? Una visión apresurada iría por la negativa: Freedom House reportó por 18º año consecutivo un declive mundial en el ejercicio de derechos en todo el planeta. La agencia plantea como un componente de esa disminución a los retrocesos que algunos países han visto en la calidad de sus comicios.

 

Frente a esa visión apresurada, es posible ofrecer una perspectiva más optimista. La adopción de la democracia como principio universal heredó un contingente mundial de instituciones y agencias preocupadas por discutir cómo mantenerla actualizada y vigente.

 

Por citar algunos ejemplos, el Consejo de Europa trajo a su mesa de debate los temas de financiamiento a campañas e inclusión como desafíos a resolver. En España, Canadá y Latinoamérica surgieron los temas de las autonomías. Nuestro subcontinente profundizó en las condiciones para mantener instituciones independientes y profesionales.

 

La discusión sigue vigente. Hace un par de semanas los países de la OCDE realizaron un foro global para discutir cómo recuperar la confianza para profundizar el desempeño de la democracia, tras un dato alarmante: 63% de la población de sus naciones expresó sentir que su opinión no es tomada en cuenta por sus gobiernos. Surgieron recomendaciones dirigidas al ámbito electoral, pero también a profundizar en otros mecanismos de participación en la gestión pública.

 

Es gratificante saber que, en México, desde los inicios de la transición, surgieron cuadros profesionales especializados en la materia electoral. Desde distintas disciplinas ese gremio discute periódicamente los temas de vanguardia y propone soluciones desde la academia, así como desde la administración y la impartición de justicia electorales.

 

Una muestra de ese compromiso son los Congresos anuales que organiza la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales, desde hace 35 ediciones.

 

Este año Toluca será sede de estas deliberaciones. Más de 250 especialistas discutirán del 19 al 22 de noviembre temas que requieren soluciones basadas en evidencia. Aspectos como la ciudadanía digital, la resiliencia democrática, el voto extraterritorial y la participación de las nuevas generaciones estarán a debate. La invitación está abierta para quienes se interesen en estos temas que competen a todas y todos los ciudadanos.

Viernes, 08 Noviembre 2024 08:00

Votar con el bolsillo

Con un estilo de campaña basado en la confrontación, el miedo y la promesa de restaurar la economía, Donald Trump logró consolidar su regreso al poder

 

Con un estilo de campaña basado en la confrontación, el miedo y la promesa de restaurar la economía, Donald Trump logró consolidar su regreso al poder. Después de una administración polarizadora, juicios políticos, cargos criminales y un impacto incalculable en el tejido democrático de la nación, el candidato Republicano desafió las expectativas internacionales y logró un margen de victoria que hace apenas unas semanas resultaba impensable.

 

Este resultado se puede explicar desde la estrategia electoral y desde su profundo entendimiento de las demandas del electorado estadounidense.

 

En 2020 alcanzó 74 millones de votos, con lo cual logró 232 escaños en el Colegio Electoral. El martes pasado su votación no logró superar aquel umbral de sufragios, pero el rendimiento fue significativamente superior: 295 lugares en el Colegio.

 

La ganancia trumpista se extiende por todo el territorio: respecto a 2020 mejoró su porcentaje de votación en 90% de los condados. Sin embargo, la focalización en los estados con mayoría inestable es evidente: ganó en las siete entidades donde estaba en juego la elección.

 

Pero el dato que más ha sorprendido es que el expresidente logró mejorar su votación en grupos poblacionales que históricamente apoyaban al Partido Demócrata, incluyendo a latinos y afroamericanos.

 

El éxito del magnate se debe, en gran medida, a su habilidad para canalizar el resentimiento de un sector significativo del electorado que considera que la clase política tradicional ha ignorado sus necesidades. El tres veces candidato presidencial logró presentarse como un externo a la política y ofrecer la esperanza de “hacer a América grande de nuevo".

 

Por un lado, el Republicano volvió a recurrir a una retórica agresiva contra la migración. Con promesas de “sellar la frontera” y ejecutar la mayor deportación masiva en la historia del país, logró movilizar a una base de la población que percibe la inmigración como una amenaza a su modo de vida y a la cultura estadounidense.

 

Por otro lado, la narrativa económica fue uno de los motores de su victoria. La teoría del voto con el bolsillo, postulada desde hace décadas por autores influyentes como Campbell y Converse, sostiene que las personas votan de acuerdo a los cambios en sus circunstancias económicas a nivel individual. A pesar de que, en términos macroeconómicos, Estados Unidos ha mostrado crecimiento, la percepción de buena parte de la ciudadanía es negativa. Para muchos, el precio de la vivienda y el encarecimiento de productos esenciales han opacado los datos de recuperación. El expresidente - como astuto estratega - supo aprovechar este descontento y transformarlo en un mensaje de "rescate económico".

 

Con su victoria, Trump ha vuelto a poner en jaque a sus rivales políticos y ha expuesto las divisiones dentro del Partido Demócrata.

 

La democracia en el mundo enfrenta desafíos sin precedentes en un contexto de polarización. Si bien los próximos años estarán marcados por políticas radicales y un clima de incertidumbre, el verdadero impacto de este cambio dependerá de cómo responda el sistema democrático y si puede adaptarse o no a las presiones que suponen figuras políticas disruptivas. Las instituciones de la democracia serán llamadas al duro examen de la historia.

 

 

POR AMALIA PULIDO

@pulido_amalia

Presidenta del Instituto Electoral del Edomex 

Miércoles, 30 Octubre 2024 08:00

Una persona, un voto

La manipulación de distritos electorales, mejor conocida como gerrymandering, representa uno de los mayores desafíos para la democracia representativa. Lo es porque puede modificar intencionalmente la probabilidad de que determinados grupos sean debidamente representados en congresos y parlamentos. Es decir, atenta contra la igualdad en el poder de decisión de cada persona ciudadana, lo que se resume en la histórica leyenda: “una persona, un voto”.

 

Estados Unidos registra el primer antecedente de esta práctica. En el siglo XIX, Elbridge Gerry, entonces Gobernador de Massachusetts, aprobó una ley que le permitiría redibujar los distritos existentes, a fin de beneficiar a su partido.

 

El mecanismo ideado no requería modificar el tamaño poblacional de cada distrito. Sólo alteraba su perímetro mediante dos métodos. Uno consistía en “amontonar” a las personas votantes de la oposición en la menor cantidad de distritos posibles, minimizando así la probabilidad de que alcancen una representación similar a su peso poblacional. El otro método, el de la “partición”, consiste en dividir a un grupo de votantes con preferencias similares entre distintos distritos, dispersando su poder electoral y dificultando su capacidad de llevar representantes al Congreso. Uno y otro requieren hacer trazos a modo. Suelen resultar polígonos irregulares en formas de salamandra –y claro, de ahí su nombre–.

 

En las últimas décadas, varias reformas han buscado contrarrestar esta práctica en Estados Unidos. Sin embargo, su eficacia ha dependido del contexto político y de los actores involucrados. Por ejemplo, el establecimiento de comisiones independientes para el rediseño de distritos en estados como Arizona, Colorado, California y Michigan ha reducido la parcialidad en el trazado de mapas. Estos colegiados de integración técnica han logrado que los límites distritales sean diseñados a partir de criterios demográficos y no de estrategias partidistas.

 

Lamentablemente, la objetividad en los trazos distritales no es todavía una práctica generalizada en el país vecino. Según un estudio de Duke University, si terminara la práctica de gerrymandering, podría haber entre 37 y 42 curules competitivas más en la Cámara de Representantes, lo que devolvería a la ciudadanía el poder de decidir.

 

En efecto, en estados con mapas fuertemente manipulados, la competencia electoral es prácticamente inexistente, lo que resulta en una ciudadanía desencantada. En lugares como Texas y Florida, donde se diseñaron mapas que dan al Partido Republicano una representación muy por encima de su peso poblacional, el control de las cámaras legislativas ha sido casi inamovible.

 

El caso estadounidense pone de relieve una de las fortalezas del sistema electoral mexicano. En nuestro país, la geografía electoral se diseña a partir de propuestas de comités técnicos, los cuales delimitan periódicamente los trazos distritales a partir de criterios poblacionales y geográficos previamente establecidos. El modelo incentiva que los polígonos agrupen a cantidades similares de población, que existan vías de comunicación adecuadas y que exista compacidad. Es decir, se disuaden las formas geométricas longitudinales e irregulares, propias del gerrymandering.

 

La experiencia internacional nos muestra que, sin un sistema de rendición de cuentas y transparencia en el proceso de distribución de distritos, el riesgo de manipulación sigue latente. De ahí que el Comité Técnico del INE recupera las observaciones de los institutos políticos y el resultado final es sometido a consideración del Consejo General. Inclusive esa decisión puede ser recurrible ante un Tribunal especializado.

 

El sistema electoral mexicano es reconocido en el mundo por su independencia y solidez técnica. Revisar la experiencia de otros países nos permite aquilatar de mejor manera el valor de las instituciones electorales que México ha generado. Nos corresponde a todas y todos el cuidar de nuestras instituciones.

 

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