Instituciones electorales locales
Sorprende que algunas de las propuestas de reforma que se discuten en el Congreso propongan desmantelarlas
El pacto federal asumido por el Estado mexicano requiere de instituciones locales fuertes. Esta idea no es nueva. Parte de reconocer que dentro de un mismo país puede haber enorme heterogeneidad. En el plano político, esas diferencias explican que, en federaciones como Argentina, Estados Unidos y México las elecciones subnacionales se resuelven conforme a reglas acordadas en el plano subnacional y ejecutadas por autoridades locales.
Por eso sorprende que algunas de las propuestas de reforma que se están discutiendo en el Congreso mexicano propongan desmantelar los institutos y tribunales electorales locales. De concretarse, esas ideas irían a contrapelo de los avances para fortalecer el federalismo mexicano y echarían por la borda un cuarto de siglo de aprendizaje institucional.
¿Qué se ganaría? Veamos algunos argumentos.
Redundancias. Hay quienes afirman que el INE hace las mismas funciones que los Institutos Electorales locales. Lo cierto es que, para las elecciones locales, la Constitución establece funciones como el registro de candidaturas, los resultados preliminares o los cómputos que son exclusivas de los órganos locales. Por poner un ejemplo, en el proceso concurrente 2021 el Instituto Electoral del Estado de México administró elecciones a casi 1,300 cargos electivos. Ello implicó revisar la documentación de 12,600 mil candidaturas, el doble que la autoridad nacional.
Homogeneidad. Algunas posturas consideran que organizar elecciones es igual en todo el país. Hay diferencias profundas. En Oaxaca, por ejemplo, hay 417 municipios que eligen a sus autoridades por sistemas normativos indígenas. Todos esos comicios son administrados por el órgano electoral local.
Frecuencia. Hay quienes asumen que todos los comicios en el país tienen la misma ciclicidad. Lo cierto es que, en entidades como el Estado de México, las elecciones de Gubernatura se realizan en el año previo a las de diputaciones y ayuntamientos. En la Ciudad de México el presupuesto participativo se elige cada año.
Más allá de que las iniciativas de reforma partan de premisas falsas, hay dos argumentos que sostienen la idoneidad de preservar los institutos electorales locales.
Por un lado, la conveniencia de mantener en el terreno local los conflictos subnacionales. Llevar a Viaducto Tlalpan todas las diputas locales podría llevar a la parálisis a una mesa de por si saturada de funciones.
Por el otro lado, una reforma como la propuesta podría inhibir esa fuente de buenas prácticas que han sido los institutos locales. No se puede soslayar la urna electrónica del Coahuila, Jalisco o Ciudad de México; las contribuciones a la transparencia en lenguas originarias del Estado de México, o la solidez de los centros de formación mexiquense y jalisciense.
Los institutos electorales locales del país han sido sostén de la transición democrática, de la periferia al centro. Conviene preservarlos.
POR AMALIA PULIDO
PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO
@PULIDO_AMALIA
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