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Viernes, 22 Diciembre 2023 08:00

2024: Remontar la recesión

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Hace unas semanas se emitió el último informe de Latinobarómetro

 

Hace unas semanas se emitió el último informe de Latinobarómetro. Las conclusiones son contundentes: a una década de deterioro continuo de la democracia en la región, podemos afirmar que el subcontinente enfrenta una recesión profunda. En Latinoamérica y el Caribe se ha deteriorado el apoyo a los valores de la democracia, al tiempo que la percepción sobre el desempeño de los gobiernos que resultaron del voto popular se mantiene a la baja.

 

Este declive no debe confundirse con el que ocurre en el plano económico. En aquella materia hay también signos de deterioro, pero se han gestado en el corto plazo y son perfectamente explicables por factores internos y externos. En efecto, después del repunte de 2022, el crecimiento económico de 2023 será de apenas 1.9%, de acuerdo a estimaciones de CEPAL.

 

Si bien en todos los continentes la economía crecerá de manera muy moderada, en Latinoamérica la ralentización de la mejora económica se explica no sólo por la caída de la demanda externa, sino por la magnitud de los niveles de endeudamiento, los  cuales acotan el margen de la política fiscal para dinamizar el crecimiento.

 

Pero la recesión política de la que hablamos es más profunda y no sólo se expresa en indicadores de desempeño. Encuentra cabida en las convicciones de la población. Latinobarómetro ha levantado estudios de opinión sistemáticos en todos los países latinoamericanos desde 1995. En su edición de 2023 advierte de una “ola de recesión democrática” sin precedentes.

 

A su decir, ésta es motivada, entre otros factores, por el desencanto respecto al poder público. A diferencia de las dictaduras que se generaron en los años setenta del siglo pasado, en el presente es posible distinguir dos factores.

 

Por un lado, mandatarios que llegaron al poder por las urnas, pero luego se eternizaron en él, cambiando las reglas electivas. Por el otro, lo generalizado que está la percepción de que las élites políticas en la región son corruptas.

 

Es revelador que veintidós exmandatarios en la región han sido formalmente depuestos por ese delito, o bien enfrentan acusaciones formales en la materia. El impacto de esos indicadores sobre el apoyo de la población a la democracia es ya evidente. 48% de los encuestados consideran que este régimen es “preferible a cualquier otra forma de gobierno”, lo cual genera signos de alarma, si se considera que en 2010 el apoyo llegó a ser de hasta 63%.

 

En algunos países los niveles de apoyo a la democracia han llegado a niveles francamente preocupantes. En Guatemala, por ejemplo, el grado de satisfacción con la democracia llegó al 29%, el más bajo en toda la región. A su vez, Ecuador presentó el nivel de indiferencia entre autoritarismo y democracia más alto, 27%. En México, 33 de cada 100 personas manifiesta preferir opciones autoritarias que democráticas, lo que arroja signos de alarma inusuales. El nuestro es el país con el mayor número de adeptos al autoritarismo.

 

Frente a ese desafío, las elecciones 2024 pueden ser un bálsamo de esperanza. En los tres órdenes de gobierno, la ciudadanía mexicana tendrá la posibilidad de refrendar gobiernos o sustituirlos. La vivencia de tomar por cuenta propia el destino político del país y sus entidades federativas puede estimular nuevamente la convicción democrática de la ciudadanía. De ahí la importancia de que las elecciones sean altamente eficaces, confiables y creíbles. Las instituciones estarán a la altura.

 

POR: AMALIA PULIDO

Consejera Presidenta del Instituto Electoral del Estado de México

@pulido_amalia

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