De acuerdo con IDEA Internacional, para el resto del presente año, alrededor del mundo se tienen programadas más de 70 elecciones nacionales. No obstante, la pandemia del coronavirus (COVID-19) ha provocado someter a consideración la pertinencia de llevarlas a cabo en tiempo, por lo que prácticamente todos los países están modificando las fechas de sus elecciones.
Bolivia, Canadá, Estados Unidos y Pakistán son algunos de los países que han pospuesto elecciones, asignando fechas tentativas que necesariamente dependerán de la evolución de la pandemia.
En este orden de ideas, no sólo se han aplazado elecciones; Rusia ha diferido el voto de una reforma constitucional que permitiría a Vladimir Putin mantenerse en la presidencia, mientras que Chile ha pospuesto un referéndum para la creación de una nueva constitución.
En México, este año se tienen previstas elecciones en Coahuila e Hidalgo; en el primero se elegirán 25 diputaciones, y en el segundo 84 ayuntamientos. Los procesos electorales ya han iniciado y, conforme al calendario electoral respectivo, el registro de las candidaturas estaba programado en abril, las campañas serían de abril a junio y ambas jornadas electorales se preveían para el 7 de junio.
Recientemente, el INE (en ejercicio de su facultad de atracción), determinó suspender temporalmente el desarrollo de ambos procesos electorales y posponer la fecha de la jornada electoral. Vale la pena mencionar que la decisión del INE se tomó escuchando a los gobernadores y los congresos de Coahuila e Hidalgo, así como las dirigencias de los partidos políticos.
En su artículo reciente, Elections during COVID-19: Considerations on how to proceed with caution, Ingrid Bicu y Peter Wolf han señalado que “… tanto proceder con las elecciones mientras la pandemia COVID-19 no está contenida, como posponerlas, conlleva riesgos para los tomadores de decisiones. Si bien esta última puede ser la opción más factible y responsable desde la perspectiva de la salud pública, dicha decisión puede originar otros riesgos. Los gobiernos deben ofrecer vías claras que guíen cómo las instituciones y participantes podrán proceder durante este período y cuándo se restablecerán las rutinas electorales normales.”
En ese sentido, las autoridades electorales, los gobiernos estatales, así como los actores políticos, deben de tomar en cuenta las implicaciones y riesgos de posponer las elecciones, debiendo garantizar que, en su oportunidad, los procesos electorales se realicen con pleno apego a la Constitución y las leyes, así como la debida observancia de los principios que rigen la materia comicial.
Así, es importante reflexionar que a pesar de contar con una legislación sólida, pueden surgir escenarios extraordinarios (como la actual pandemia), que no se encuentren regulados y que modifiquen la realidad sobre la cual se debe actuar, por lo que debemos estar siempre atentos a los imponderables que se presenten, protegiendo en todo momento nuestra democracia.
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