La actualidad de la Carta Democrática Interamericana
Escrito por Amalia Pulido GómezLos populismos se han abierto como opciones de gobierno en distintos países, erosionando instituciones democráticas fundamentales
El fin de la guerra fría marcó el inicio de un periodo histórico marcado por la expansión de la democracia liberal como paradigma dominante en el mundo. El incremento de países con regímenes democráticos en los años noventa fue una muestra de su prometedor futuro en casi todas las regiones del globo.
Sin embargo, los últimos años han mostrado signos de agotamiento de esa era virtuosa para el ensanchamiento de libertades. La academia ha mostrado que las democracias de la actualidad enfrentan riesgos claros, incluyendo los inherentes a las crisis económicas y las expectativas de desarrollo incumplidas. Las deliberadas intentonas de desestabilización, como la toma del Capitolio en Washington en 2021, son una muestra de ello.
En paralelo, los populismos se han abierto como opciones de gobierno en distintos países, erosionando instituciones democráticas fundamentales. Yascha Mounk, uno de los académicos más reconocidos sobre el tema, destaca el avance de los discursos polarizantes en medios digitales y los conflictos étnicos como los principales rubros a considerar.
En estos tiempos de incertidumbre, cobra especial importancia la Carta Democrática Interamericana que está cumpliendo 22 años. Este documento, impulsado por la Organización de Estados Americanos (OEA) se erige como un recordatorio para salvaguardar los regímenes democráticos en el continente. Al establecer sus pilares, promover elecciones libres y justas, así como el respeto a los derechos humanos, la Carta es el más importante instrumento para guiar los avances y esfuerzos en la región.
Más allá de coyunturas y cambios políticos, la Carta también representa el compromiso de los Estados miembro con que la democracia sea un derecho de los pueblos y que los gobiernos tengan la obligación de promoverla y defenderla. En este instrumento, la separación e independencia de los poderes públicos, la pluralidad partidista, así como la celebración de elecciones periódicas, se constituyen como elementos esenciales de cualquier régimen representativo.
De la Carta se desprende la posibilidad de que, a través de la OEA, los países de América integren misiones de observación que acompañen los procesos comiciales en la región. Los organismos electorales latinoamericanos han sido especialmente beneficiados de estos trabajos pues, gracias a su alta especialización, se han generado recomendaciones a partir de metodologías rigurosamente diseñadas.
Con el avance democrático global a inicios de siglo, el liberalismo y la democracia se consolidaron en los sistemas políticos del mundo occidental. Este progreso no consistió únicamente en que la voluntad popular se expresara en urnas, sino en garantizar el rule of law y la protección de los derechos individuales de las personas. Los retos que enfrentamos en la actualidad, hacen que recordar y difundir los preceptos de la Carta Democrática Interamericana sea, hoy más que nunca, fundamental para el desarrollo político de nuestra región.
POR AMALIA PULIDO
Presidenta del Instituto Electoral del Estado de México
@pulido_amalia
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