El proceso 2023 refrendó que la coordinación interinstitucional es posible. En el caso del Estado de México, se acordó un calendario con 202 actividades a realizar en forma entrelazada. La elección llegó a buen puerto porque cada una de éstas se llevó a cabo en tiempo
¿Cómo evaluar las elecciones del 4 de junio pasado? Desde su realización, académicos y analistas tratan de descifrar qué nos dicen los resultados de los comicios mexiquenses y coahuilenses sobre nuestra democracia. Proponen lecturas en términos de liderazgos, sistemas de partidos y posibilidades de alternancia.
Quiero proponer una lectura distinta. Sugiero revisar los comicios, en términos de lo que éstos nos dicen sobre la institucionalidad electoral en México. Vale la pena estudiar desde ese ángulo, pues con frecuencia se leen textos desinformados que piensan que los institutos electorales locales son redundantes, o bien que las autoridades son ineficaces. Ambas premisas son falsas.
El modelo de organización de la administración electoral de nuestro país es único. En México, el INE y los institutos electorales de las entidades federativas participan en la gestión de procesos locales, cada uno con su tramo de responsabilidad. Sincronizan tiempos y movimientos.
El proceso 2023 refrendó que la coordinación interinstitucional es posible. En el caso del Estado de México, se acordó un calendario con 202 actividades a realizar en forma entrelazada. La elección llegó a buen puerto porque cada una de éstas se llevó a cabo en tiempo.
Pero la institucionalidad mexicana no se conforma sólo con el cumplimiento de la Ley. En esta elección se buscó expandir la comunidad política, a través de la inclusión de personas privadas de la libertad y nuevas opciones de votación para residentes en el extranjero y personas con discapacidad. El ámbito local arroja ya resultados útiles para la toma de decisiones en el plano nacional. En el Estado de México se sufragó dentro de 20 centros penitenciarios, con total seguridad.
Además, esta elección demostró que las capacidades técnicas del INE y de los institutos locales están al punto. El miércoles pasado terminó el cómputo oficial de las más de 20 mil casillas que fueron instaladas en la entidad mexiquense. Cuando fue necesario (casi el 15% de paquetes), los votos se recontaron para dar certeza de la integridad de los resultados. Los datos son contundentes: el conteo rápido realizado por el INE, así como el PREP y cómputos desarrollados por el IEEM convergen con sorprendente precisión. La ciudadanía pudo tener resultados preliminares oportunos y la seguridad de poder ver – acta por acta – el resultado de la elección.
Pero la integridad electoral no sólo supone hacer las cosas adecuadamente. Deben ser verificables. La elección mexiquense captó la atención de más de 7 mil observadores electorales y 140 internacionales. El escrutinio ciudadano disuade conductas irregulares y multiplica las garantías de que cualquier desviación sea detectada y denunciada.
La actuación pulcra de las autoridades electorales es fundamental para alcanzar procesos íntegros. Son de destacar también el clima de paz y gobernabilidad en el Estado de México, así como el liderazgo y responsabilidad de las candidatas en el proceso. Sobre todo, hay que valorar a las y los 6.3 millones de ciudadanos mexiquenses que con su voto ayudaron a definir el futuro político de su entidad.
Gracias por su participación.
POR AMALIA PULIDO
PRESIDENTA DEL INSTITUTO ELECTORAL DEL ESTADO DE MÉXICO
@pulido_amalia
Conéctate