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Jueves, 02 Octubre 2025 08:00

El Instituto Electoral del Estado de México y la alternancia democrática

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En 1996, la historia política y democrática del Estado de México tiene un punto de inflexión con la creación del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM). Este hito marcó un nuevo paradigma en la entidad debido a que se inició la institucionalización de un sistema electoral competitivo, dejando atrás un sistema claramente hegemónico. A lo largo de casi tres décadas, el IEEM ha demostrado ser una institución responsable, técnica, autónoma e imparcial en la que su labor ha sido la de salvaguardar la voluntad ciudadana como la única que fije la trayectoria democrática del Estado de México.

 

En el pasado, la organización de las elecciones estaba a cargo del Ejecutivo estatal. En ese contexto y de acuerdo con el Histórico de Procesos Electorales del portal digital del IEEM, los resultados siempre favorecían a una sola organización política, la cual fue dominante por más de seis décadas. Por ejemplo, en las elecciones de ayuntamientos de 1990 un solo partido ganó los 122 municipios.

 

Sin embargo, con la creación y autonomía del IEEM, el panorama político inició un cambio. En 1996, la competencia, la pluralidad y la existencia de un árbitro electoral que garantizara equidad y transparencia conllevó que otras organizaciones políticas ganaran en las urnas 51 municipios. Otro de los grandes cambios políticos que enfrentó la institución fue la elección del año 2000, donde por primera vez no hubo mayoría en la legislatura local. Esta nueva realidad política en el estado se replicó en los subsiguientes procesos electorales de 2003 y 2006.

 

Este panorama evidenció que el resultado de las elecciones en el estado ya no era una constante para una misma organización política. La custodia del IEEM sobre el sistema democrático mexiquense permitía afirmar que se estaba siendo testigo de una competencia político-electoral real con una ciudadanía cada vez más participativa. Una de las pruebas más recientes fue lo vivido en 2018 y 2023. La primera, cuando un partido político opositor ganó la mayoría de los municipios; la segunda, en 2023 con la elección de una gobernadora, también proveniente de un partido político diferente al hegemónico de aquel tiempo.

 

Pero ¿qué sentido tiene esto? Tengo al menos dos respuestas. La primera, el IEEM ha superado todas sus pruebas desde su creación y la entidad mexiquense ha vivido sus alternancias de manera pacífica e institucional. La segunda está en el hecho de que se ha cimentado el capital valioso que representa el personal técnico, cuya entrega, imparcialidad y ética ha sido el pilar para garantizar la transparencia y credibilidad de cada uno de los procesos electorales en la entidad.

 

Asimismo, es evidencia de que el IEEM es ese árbitro imparcial que respeta las reglas y los cambios políticos en la entidad, asegurando que todos y cada uno de los procesos electorales que se celebran reflejen una sociedad en movimiento, una ciudadanía que sufraga con la confianza de que su voto será respetado por los principios de certeza, legalidad, imparcialidad, independencia, objetividad, máxima publicidad, transparencia y, recientemente, con paridad y perspectiva de género.

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