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En este diciembre comenzará el cierre gradual de MTV: la cadena musical que durante décadas marcó el pulso de la cultura popular. Para algunas personas que crecieron en las décadas de 1980 y 1990, este medio televisivo representó una forma de descubrir la música y la cultura pop, de mirar el mundo y de sentirse parte de una generación.  Cambió por completo la forma de entender la música que dejó de ser solo un sonido para convertirse en imágenes, historias y experiencias compartidas. Las personas encontraron un espacio de identidad colectiva donde cada videoclip y programa conectaba con otras generaciones y países. En América Latina, los MTV Unplugged de artistas como Caifanes, Café Tacvba, Shakira, Julieta Venegas y Soda Stereo dieron voz a una escena que mostraba a México y a la región como parte del mapa musical global. Este canal nos enseñó que los medios pueden crear puentes entre la creatividad y la comunidad.

 

Esto me llevó a reflexionar sobre la situación actual de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE). Así como MTV conectó a las juventudes con cierta cultura musical, los OPLE, además de organizar elecciones, nacieron también para acercar la democracia a la ciudadanía y lograr que todas las personas participemos en las decisiones político-electorales que nos afectan. Son un lugar de encuentro donde se organizan e informan las actividades electorales que responden a las necesidades de cada entidad y sus municipios y, al mismo tiempo, hacen posible que cada voto emitido en lo local llegue a su destino y que la voluntad colectiva sea respetada. En resumen: los OPLE son la red local que mantiene viva la conexión entre la ciudadanía y la democracia.

 

En este contexto, ¿cuál fue el problema con MTV? Con el tiempo, la cadena enfrentó el reto de adaptarse a nuevas formas de consumo. El Internet, las redes sociales y las plataformas de streaming transformaron el modo de escuchar música y, por ende, cambiaron la relación entre las personas y los medios tradicionales. Intentó reinventarse con otros formatos, pero perdió su esencia. Ante este panorama, la vida de los OPLE, en particular en sus casi 30 años del Instituto Electoral del Estado de México, se mantiene vigente gracias a su capacidad de renovarse sin perder su propósito. Debe tenerse presente que la ciudadanía cambia y, con ella, las formas de informarse y participar. Por eso, fortalecer la comunicación con las nuevas generaciones es fundamental para mostrar por qué su permanencia importa: son instituciones que mantienen viva la cercanía entre la ciudadanía y la democracia. Ésta no se sostiene sola, necesita instituciones y personas que la cuiden y la mantengan en sintonía con la sociedad.

 

La historia de MTV nos recuerda que la relevancia no depende solo de la tecnología, sino del sentido de pertenencia que genera y la capacidad de entender los tiempos. En la democracia ocurre algo similar, si dejamos de sentir que nos pertenece, es decir, si no la cuidamos y actualizamos, puede apagarse lentamente. Cuidemos que la indiferencia no desdibuje la democracia. Los OPLE son una de las frecuencias donde todavía se escucha su voz. Mantenerlos vivos es mantener viva la posibilidad de participar, decidir y confiar.

El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha evoca a las hermanas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, asesinadas en 1960 por oponerse a la dictadura en República Dominicana. Su historia dio origen a un movimiento que hoy tiene alcance mundial. Desde entonces, los 16 días de activismo, que inician cada 25 de noviembre y concluyen el 10 de diciembre con el Día Internacional de los Derechos Humanos, mantienen vigente la reflexión y la acción frente a todas las formas de violencia que enfrentan las mujeres y las niñas.

 

En México, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Publica, de enero a septiembre de 2025, reportó 513 víctimas mujeres de femicidio, esta cifra muestra la urgencia de fortalecer políticas integrales de prevención, atención y reparación. Para transformar los entornos sociales, es esencial educar a las infancias en igualdad y promover relaciones basadas en el respeto.

 

Durante las últimas décadas se han logrado avances significativos en el ámbito normativo mexicano. Uno de ellos es la “Ley Olimpia” que reconoció la violencia digital como una modalidad que vulnera la integridad y la privacidad. Este marco legal surgió de la lucha que emprendió la activista Olimpia Coral Melo y de la exigencia ciudadana que la acompañó. Con ello se amplió la protección de los derechos en entornos tecnológicos, donde la violencia se manifiesta mediante la difusión no consentida de contenido íntimo o el acoso en redes sociales. Así, se dio un paso importante para garantizar que las mujeres puedan ejercer su libertad y seguridad en el espacio digital. Celia Amorós asegura que “conceptualizar es politizar”. Lastimosamente, hemos agregado nuevas definiciones para tipos de violencia que llevan consigo la historia de vida de mujeres. Definiciones como feminicidio, feminicida, violencia política contra las mujeres en razón de género, violencia vicaria, sólo por mencionar algunas, son resultado de luchas que constantemente nos recuerdan que “lo personal es político” y nos ayudan a comprender la realidad, reconfigurar el Derecho y fortalecer el acceso a la justicia. Sin embargo, aún con estos cambios normativos, la violencia sigue presente y demanda atención constante en cada espacio de la vida social.

 

Los Organismos Públicos Locales Electorales tienen un papel clave en este proceso. Nuestra labor no se limita a organizar elecciones o aplicar leyes, también impulsamos una cultura democrática que garantice condiciones de igualdad y entornos libres de violencia. Por ello, les invito a sumarse a las actividades que el Instituto Electoral del Estado de México realizará en el marco de los 16 días de activismo. Cada acción busca erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas y propiciar una sociedad más igualitaria.

 

La eliminación de la violencia contra las mujeres es un trabajo constante que requiere el compromiso de instituciones, comunidades y personas. Avanzar hacia la igualdad implica mantener la memoria de quienes abrieron camino para traducirla en acciones que aseguren una vida libre de violencia para todas.

 

«ÚNETE para poner fin a la violencia digital contra las mujeres y niñas»

Octubre de 2025 reunió dos fechas significativas: el Día Internacional de la Niña el 11, y el 72 aniversario del reconocimiento constitucional del voto de las mujeres en México, el 17. Sin duda, este derecho abrió paso a muchos otros, como el derecho a la educación. Ambos momentos invitan a recordar la trayectoria inspiradora de una mujer que dejó una huella en nuestro país: Julieta Fierro (1948-2025).

 

En la política y en la ciencia, abrir brecha ofrece a las niñas nuevos referentes y la posibilidad de estar en todos los espacios que imaginen. En este contexto, es importante rendir homenaje a Julieta Fierro, quien el 19 de septiembre emprendió un nuevo viaje cuyo destino es aún indescifrable para la humanidad. Su partida duele, pero su legado inspira a seguir contando el cosmos con sencillez, a abrir caminos para más niñas en la ciencia y a sembrar conocimiento como semilla de ciudadanía. Como personas servidoras públicas electorales, su labor nos recuerda que el saber compartido también fortalece la democracia.

 

Julieta Fierro fue astrofísica, investigadora y, sobre todo, divulgadora capaz de traducir los misterios del universo en palabras que cualquiera pudiera abrazar. En sus conferencias solía usar experimentos sencillos y metáforas para explicar cómo medimos las distancias entre las estrellas, cómo funcionan los ciclos del universo y cómo el error es parte esencial del descubrimiento científico. Ese empeño hizo que la ciencia no quedara recluida en los laboratorios, sino que se convirtiera en patrimonio común para todas las personas.

 

Pero ese puente no fue fácil de construir para ella, fue mujer en un ámbito predominantemente desigual. Julieta Fierro relató en múltiples ocasiones el enfrentamiento por espacios restringidos para mujeres. Por ejemplo, contaba en sus memorias que los observatorios ni siquiera tenían baños para mujeres. En este mismo sentido, las estudiantes de física eran pocas en su época y vistas como rarezas; su presencia exigía el doble de trabajo y demostrarlo todo el tiempo para ser escuchadas. Señalaba que el talento no era suficiente porque faltaba transformar las condiciones sociales. Por eso quise recuperar su vasto legado, porque su vida fue ejemplo de paridad vivida, abrió posibilidades donde antes había muros y demostró que la ciencia y el género no están disociados.

 

El entusiasmo pedagógico con que explicaba la ciencia inspira a que, desde el IEEM, acerquemos el conocimiento político-electoral de forma clara y cercana, como lo hizo ella: despertando la curiosidad ciudadana al descubrir sus derechos, con el mismo asombro y con las preguntas de quien mira el cielo por primera vez.

 

Que su legado siga siendo una fuerza que nos impulse a abrir nuevos caminos para las niñas y las mujeres. Que siempre recordemos y nombremos a las pioneras, sean sufragistas o científicas. Julieta Fierro nos recuerda que incluso las estrellas más lejanas pueden sentirse cerca cuando alguien las explica con pasión. Sigamos su ejemplo compartiendo conocimiento y fortaleciendo nuestra democracia con paridad y accesibilidad.

Han pasado once años desde la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero. Durante este tiempo, la exigencia de verdad y de justicia permanece como una herida abierta y, al mismo tiempo, como un recordatorio de que la memoria es el punto de partida para fortalecer la vida democrática. Recordar significa impedir que el silencio y el olvido se conviertan en norma: la memoria puede construirse un futuro en el que hechos como estos no se repitan.

 

Ayotzinapa quedó grabado en nuestra historia y nos hace pensar en lo que significa realmente la democracia. En un país donde la participación es clave, el ejercicio del voto adquiere una dimensión que trasciende lo individual; es una herramienta de exigencia, de construcción colectiva y de defensa de los derechos fundamentales. Votar va más allá de elegir representantes, es afirmar que la sociedad no permanece inmóvil ante la violencia y la impunidad.

 

La memoria de Ayotzinapa nos lleva a reflexionar sobre la importancia de los Derechos Humanos como límite y orientación de la vida pública. La Constitución y los Tratados Internacionales establecen que la dignidad de cada persona no puede ser vulnerada y que ninguna norma ni autoridad está por encima de este principio. Recordar a los 43 normalistas es tener presente que los Derechos Humanos se ejercen todos los días en la vida cotidiana, en el acceso a la justicia y en la capacidad de las instituciones para garantizarlos.

 

Cuando un recuerdo histórico se transforma en acción y en expresión colectiva, adquiere nuevas formas de resistencia, estas ven la luz en reflexiones culturales, académicas o incluso institucionales. En distintas partes del país, las familias de las víctimas han encontrado en la palabra, el arte y la vida cotidiana maneras de mantener viva la búsqueda para darle sentido a la justicia.

 

En este contexto, vale la pena referir al libro Recetario para la Memoria un proyecto colaborativo, gastronómico, fotográfico y social de Zahara Gómez Lucini y las Rastreadoras del Fuerte, que nos invita a reflexionar a partir de la lectura de diversos relatos que surgen desde la cocina de algunas de las madres de personas desaparecidas en México.

 

En sus páginas se puede leer textualmente “Con este libro, Las Rastreadoras nos ayudan a conocer a sus familiares, a nuestras personas desaparecidas, contándonos cuál es el platillo favorito de sus seres queridos. Este libro nos permite acercarnos a cada una de las historias no desde las cifras o las estadísticas, sino desde la parte más humana de cada una de las personas que nos han arrebatado. Cada receta que nos comparten nos ayuda a conocer mejor a sus seres queridos desaparecidos y nos muestran el hueco que han dejado cada uno de ellos y ellas no sólo en su familia, donde les extrañan cada instante, sino en todas nosotras y nosotros como sociedad”.

 

Ayotzinapa y el Recetario para la Memoria nos recuerdan que la democracia necesita instituciones capaces de garantizar y hacer realidad los Derechos Humanos para todas las personas y, también, una sociedad activa que los vigile, cuide y exija de manera constante. Ambos permanecen como una responsabilidad presente frente a la exigencia de justicia y no como un ejercicio del pasado.

 

La frase “Nunca olvidar” significa construir condiciones para que la democracia se afiance en la igualdad y el respeto a la dignidad humana. Recordar a Ayotzinapa y conocer las historias de vida contenidas en el Recetario para la Memoria implica apostar por una ciudadanía activa para que hechos como estos no vuelvan a tener cabida.

El pasado 18 de septiembre se celebró la cuarta Sesión Extraordinaria de la Comisión de Igualdad de Género y No Discriminación del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) en ella se presentaron los informes de actividades de la Comisión relativos al Proceso Electoral Judicial Extraordinario 2025. Esta elección inédita marcó, sin duda, un hito en la vida democrática del Estado de México. Desde el IEEM se garantizó que todo el proceso se desarrollara acorde a los principios de igualdad y no discriminación. Esto le permitió a la ciudadanía mexiquense definir, por primera ocasión, quiénes ocuparían 91 cargos del Poder Judicial en la Entidad a partir del principio constitucional de paridad.

 

En este contexto, destacan aspectos que conviene subrayar como la emisión de lineamientos específicos para asegurar la paridad en el proceso. En estos, acorde con la noción de régimen electoral de género, se establecieron criterios como la alternancia de género y mecanismos de ajuste desde la paridad flexible con el fin de evitar la subrepresentación de las mujeres. Así mismo, desde el diseño de las boletas se definió el número de hombres y mujeres elegibles para cada cargo.

 

De igual manera, es importante señalar que la participación de las mujeres candidatas estuvo protegida y fortalecida debido al impulso de medidas concretas a partir de la creación de la Red de Mujeres Juzgadoras, Candidatas y Electas del Estado de México. Este espacio permitió, por un lado, fortalecer la formación política de las participantes mediante cursos y talleres, y por otro, que las candidatas reconocieran qué es la Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género (VPMRG), pudieran identificar posibles casos y recibieran asesoría y acompañamiento especializado desde el IEEM, tanto en campaña como después de resultar electas.

 

También se realizaron campañas institucionales de difusión sobre los derechos político-electorales de las mujeres y VPMRG y, paralelamente, se organizaron actividades de sensibilización y de capacitación. Durante este proceso se dio seguimiento puntual a garantizar el principio constitucional de paridad desde las postulaciones hasta los resultados de la elección.

 

A partir de lo anterior, el IEEM se colocó a la vanguardia en el impulso de la igualdad sustantiva. Sus determinaciones contribuyeron a cerrar las brechas de género en el Poder Judicial. Estos resultados reflejan de forma tangible la experiencia acumulada y el compromiso del IEEM por garantizar la paridad. Al mismo tiempo, marcan un nuevo punto de partida, porque el camino hacia la igualdad sustantiva requiere cuidar con persistencia y convicción lo que se ha logrado. Indudablemente, lo alcanzado en este 2025 en el Estado de México abre la ruta para el próximo Proceso Electoral Judicial previsto para 2027.

 

Finalmente, es importante reconocer a las mujeres que participaron como candidatas en esta primera experiencia electoral-judicial. Su decisión implicó superar límites personales y barreras estructurales. A quienes resultaron electas les corresponde mantener viva la perspectiva de género en su labor jurisdiccional. Este proceso evidenció que la igualdad no es un discurso abstracto: debe traducirse en acciones, en reglas claras y en la convicción de que una democracia sólo puede construirse con la participación de todas las personas.

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